Llegó el sábado y pareció una eternidad de espera para Betty, porque de verdad deseaba ver a Jughead de nuevo.
Pensar en él le causaba tantas emociones que daba miedo.
Ella estaba frente al espejo, arreglándose para su encuentro con el chico; traía unos jeans ajustados, una remera sin tirantes que dejaba parte de su plano abdomen afuera, el pelo suelto y rebelde y se estaba aplicando un lápiz labial rosa suave.
En eso Alice pasó por la habitación de su hija y como la puerta estaba abierta la vio y alzó una ceja.
—¿A donde crees que vas vestida así?— Le preguntó Alice a su hija, cruzando los brazos.
Betty se giró a mirarla. —Hola mamá. Voy a salir—
—Si, ya me di cuenta. Pero no quiero que salgas vestida así— Exigió la mayor, acercándose.
—Mamá, sabes que te amo muchísimo— Aseguró la rubia más chica, acercándose a su madre con ojos suplicantes. —Pero ya tengo dieciocho. Creo que es justo vestirme como me sienta más cómoda—
Alice la miró de arriba a abajo. —Déjame adivinar. ¿Vas a salir con ese muchacho?—
—Sí, con el de ayer. Puedes estar tranquila mamá. Él es un buen hombre y es muy respetuoso— Aseguró Betty.
Alice miró a su hija en silencio y suspiró. —Bien, pero te quiero aquí a no más tardar a las doce de la media noche. ¿Entendido?—
Betty chilló y abrazó a su madre. —Claro que sí mami. Te amo— Se separó con una sonrisa.
—Y yo a ti mi amor. Diviértete y ten mucho cuidado con lo que hagan tu y el muchacho— Advirtió.
Betty alzó una ceja e hizo una mueca. —Ay por Dios mamá...
Alice soltó una ligera risa y dejó a su hija sola en su habitación mientras ésta terminaba de arreglarse.
Después de arreglarse, Betty salió de su casa y empezó a caminar al parque, en donde sería su encuentro. Pero no alcanzó a salir bien de su casa cuando un auto que conocía muy bien se detuvo a su lado.
El conductor bajó la ventanilla y resultó ser Jughead, con unas gafas de sol, vestido de traje, como casi siempre andaba.
—¿A donde ibas, pequeña?— Le preguntó, quitándose las gafas y guiñándole un ojo.
—A encontrarme contigo en el parque— Contestó, con una sonrisa.
—No me gusta que andes sola en la...— Dejó de hablar al mirarla de arriba a abajo, tragando saliva en seco. —Calle...
—Pensé que mis ojos estaban aquí arriba— Dijo Betty, divertida.
Jughead levantó su mirada para mirarla a los ojos. —Perdón... ven, sube linda—
Betty sonrió y subió al auto junto al ojiazul, quien empezó a conducir sin dejar de mirarla al menos de reojo.
—¿A donde vamos?— Preguntó la rubia, mirándolo. —Se supone que nos encontraríamos en el parque—
—¿Aún quieres ir al parque? Yo te llevo a donde desees, nena— Propuso Jughead, aún conduciendo.
Betty sonrió de medio lado, aún mirándolo. —¿Podemos regresar a la colina?—
Jughead la miró de reojo, deteniendo el auto lentamente. —¿Entonces regresamos a la cabaña?—
—Si quieres, digo. Solo pienso que sería bueno charlar sobre el beso en el lugar en el que aconteció— Sugirió Betty, encogiéndose de hombros.
Jughead sonrió, volviendo a conducir y a mirar el camino. —Como lo desees, linda—
Él empezó a conducir a la casa de campo que le había gustado a Betty, y en el camino iba mirándola de reojo.
Se maldecía por dentro porque la chica se veía increíblemente sexy, y eso hacía que se despertaran algunas sensaciones en el.
Se mantuvieron en silencio hasta llegar a la casa de campo; Jughead detuvo el auto y se apresuró a bajar primero que Betty, solo para poder ser él quien le abriera la puerta.
Después de bajar del auto, Betty se acercó y besó su mejilla. —Eres el hombre más atento y caballeroso que conocí jamás—
Jughead sonrió y se giró hasta quedar frente a ella, tomándola de ambas manos. —Mereces a un caballero en tu vida, Betty. Ahora vamos— Pidió, empezando a caminar a la casa con ella tomada de manos.
Ambos caminaron hasta la cabaña, juntos y tomados de las manos, tal y como se veían las parejas, pero no lo eran. Se sentaron juntos, uno al lado del otro en el balcón enorme de la casa.
Jughead se fue a la cocina, dejando a Betty admirar sola el paisaje hasta que regresó.
—Nena, estaba buscando algo para que tomáramos juntos y solo tengo alcohol. ¿Llamo a un delibery para que te traiga algo?—Preguntó el ojiazul, acariciando el cabello de Betty.
Betty lo miró con una ceja alzada. —¿Y quien te dijo que yo no tomo alcohol?—
Jughead negó rotundamente. —No. Aún considero que eres joven para tomar alcohol. Eso no—
—Juggie... por favor... confía en mi— Suplicó la rubia, poniéndole ojitos.
—Oh no Betty... no hagas eso. Sabes que me resulta difícil decirle que no a esos ojitos— Admitió Jughead, volviendo a sentarse a su lado.
—¿Pero por qué no quieres que yo tome?— Preguntó Betty, aún mirándolo fijamente, confundida.
—Betty... las cosas se ponen raras y confusas cuando tomas alcohol y no quiero que te haga daño esa sustancia— Explicó Jughead, posando una mano en la mejilla de Betty, explorando sus ojos y sus labios.
Betty lo estudiaba con la mirada. —¿A que te refieres cuando dices que las cosas se ponen raras o confusas?— Preguntó, acercándose.
Jughead no iba a poder resistirse por más tiempo, y por eso se dejó llevar por el deseo cuando atrapó los labios de Betty delicadamente, en un beso con dulzura y pasividad.
Sus lenguas se volvieron a unir y hasta parecía que se habían extrañado. Los labios del otro eran una gran tentación para los dos, y querían lo mismo.
Al separarse, se acariciaron. Sus rostros, sus narices rozaban y sus respiraciones aún se encontraban hasta que abrieron los ojos, encontrándose con la mirada atrapante del otro.
—Se supone que vinimos aquí para hablar del beso— Murmuró Betty, soltando una pequeña risa.
—Sí, lo único que tengo que decir respecto a eso es que fue el mejor beso de toda mi vida— Aseguró el chico, mirándola fijamente mientras acariciaba su rostro.
—En esa parte concuerdo contigo— Admitió la ojiverde, volviendo a besarlo.
He aquí el nacimiento de un romance que en realidad ya había nacido hace tiempo 😍❤️Samy ❤️
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•Mi Corazón Es Tuyo•
FanfictionCuando te conocí, entonces mi vida tuvo sentido, y eso que le da sentido a mi vida eres tú