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Jughead suspiró. —Escúchame, linda. No quiero que te pongas así. Ahora mismo resolveremos esto— Aseguró.

—¿Como?— Preguntó Betty, algo desesperada.

—Solo no cuelgues— Le pidió el ojiazul.

Betty asintió y no lo escuchó por un breve momento, hasta que se escuchó que alguien tomó el celular.

—Linda, ¿Estas ahí? Soy Cheryl mi niña— Avisó la pelirroja.

—¿Ah si? Hola Cheryl. ¿Que pasa? ¿Y Juggie?— Preguntó.

—Jug está aquí, pero esto es lo que harás. Vas a darles este teléfono a tus familiares, lo pondrás en alta voz y yo les diré algo que los va a convencer. ¿De acuerdo?— Propuso Cheryl.

Betty asintió, emocionada y con una pequeña sonrisa. —Está bien, ya voy, no cuelgues—

—Está bien mi niña— Aceptó Cheryl.

Betty salió disparada de su habitación y corrió hasta la sala. Ella confiaba muchísimo en Cheryl, y en cierta manera la admiraba.

—Mamá...— La llamó Betty, bajando las escaleras con el celular en la mano, emocionada. —Charles, escuchen esto—

Alice y Charles prestaron atención y Betty se sentó en medio de ellos, con el celular en altavoz.

—Hola— Saludó Cheryl desde el celular en altavoz. —Soy Cheryl Blossom, la dueña de la empresa en la que está nuestra querida Betty. Es para informarles que la dulce Betty estará segura con nosotras, porque somos un grupo de mujeres las que iremos a Italia y ella estará con nosotras en una mansión totalmente custodiada por guardias muy capacitados. La cuidaremos en todo momento, no se preocupen—

Mientras tanto, del otro lado de la pantalla, Betty sonreía con superioridad y Charles y Alice respiraban, aliviados, sabiendo que Betty estaría segura aunque se tratara de una mentira.

—Perfecto, gracias señorita— Agradeció Charles, más tranquilo.

—De acuerdo, en ese caso mi hija va a ir, muchas gracias— Agradeció también Alice.

—No es nada, pasen buen día— Se despidió la pelirroja, colgando la llamada.

Al finalizar la llamada, Betty chillaba de la felicidad y Alice y Charles la miraban, divertidos.

—¡Iré a Italia!— Gritó Betty, feliz, abrazando a su madre y hermano. —¡Gracias!—

—Hey, más despacio niña— Pidió Charles, divertido, abrazándola.

—No te emociones mucho. Vas a tener que escribirme constantemente mi niña— Advirtió Alice, separándose del abrazo.

—Lo se, igual gracias por darme el permiso— Agradeció una vez más, poniéndose de pie. —Ahora regreso— Avisó, corriendo a su habitación.

—Esa niña...— Murmuró Charles, negando con la cabeza, viendo cómo su hermana menor subía las escaleras apresuradamente.

—Dejémosla ser. ¿Te preparo algo, hijo?— Le preguntó Alice al rubio, poniéndose de pie.

Mientras tanto, Betty estaba en su habitación, con el celular en mano, y llamó a sus amigas.

En la llamada grupal...

—¡Hola!— Chilló Betty en un saludo.

—Ay por Dios... mis tímpanos— Se quejó Verónica, divertida.

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