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Media hora después, Betty y su madre estaban en el auto del ojiazul mientras este se estacionaba en la universidad, en frente del campus. Debian hablar con el rector y Jughead las quería acompañar por si se presentaba la necesidad de usar sus influencias y relaciones.

—¿Segura de que te quedaras aquí a recibir las otras clases? — Pregunto Alice, mirando a su hija cuando ya habían bajado del auto.

—Claro, no me gusta perder clases y ya me siento perfectamente bien para recibir las demás— Explico Betty. —Oigan... ¿Me dejan adelantarme? Voy a hablar con mis amigas un momento—

—Claro nena, ve. Yo quiero hablar con tu profesor en persona— Dijo Alice.

—Yo quiero saludar a algunos de mis profesores. Ve con cuidado preciosa— Pidió Jughead, besando su mejilla.

Betty sonrió, mirándolos a ambos. —Nos encontraremos en la puerta de la oficina del rector, y con suerte no me echaran de la universidad—

 —Si te echan de la universidad, vamos a incendiar este lugar. Alla nos vemos mi niña— Respondió Alice, sonriéndole.

—Hecho, nos vemos allá mi amor. Y no te preocupes, el señor rector puede ser gruñón, pero en cuanto me vea se comportará diferente— Aseguro Jughead.

—De acuerdo, los amo— Se despidió Betty, largándose a correr hacia el edificio.

—¡Que no corras niña, por Dios! — Exigió Alice, preocupada por su hija.

Betty dejo de correr para evitar que a su madre le diera un infarto, y entro a la universidad cuando todos estaban en su recreo; No le costo encontrar a sus amigas, porque precisamente por ser sus amigas, ella sabia en donde estaban en ese preciso momento.

—¡Chicas!— Grito Betty, acercándose a sus amigas y abrazándolas.

Sus amigas se alegraron mucho por verla y la abrazaron también, aunque no esperaban verla ahí después de la información que habían recibido.

—Estábamos muy preocupadas— Aseguro Toni.

—Chica, te mandamos millones de mensajes. ¿Por qué no respondías? No creo que debas estar aquí— Opino Verónica, acariciando el cabello de su amiga, preocupada.

—Chicas, esta mañana me quise morir. Pero ahora me siento bien, hablare con el señor rector y le voy a... le voy a decir de mi situación— Dijo Betty, nerviosa. —Nos vemos en clase, las quiero— Se despidió, retirándose rápidamente a la oficina del rector.

¡Te amamos!— Contestaron las chicas, al unísono, viéndola retirarse.

Betty llego corriendo a la puerta de la oficina del rector y allá se encontró con su madre y novio, que la miraron con mala cara.

—Elizabeth, te dije que...— Empezó a regañarla su madre.

—Que no me valla corriendo, lo sé, ahora terminemos con esto— Sugirió la rubia, tocando la puerta de la oficina del rector.

—Adelante— Ordeno la voz firme del rector.

—Adelántense, yo tengo que hacer una llamada— Aviso Jughead, sacando su celular.

Las dos rubias asintieron y entraron a la oficina del rector, quien estaba en su escritorio, con unos papeles, y los dejo para ponerles atención a las dos rubias.

—Tomen asiento, señoritas— Pidió el rector, fijando su mirada especialmente en Betty. —Señorita Cooper... veo que se encuentra mejor—

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