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—Ya no quiero hacer esto— Confesó Betty, encerrada en su habitación mientras sus amigas la esperaban afuera.

—Ay Betty... hace un tiempo que no vamos a fiestas. La escuela o el trabajo nos tienen como esclavas. Te prometo que no te arrepentirás— Aseguró Verónica.

—¿Necesitas algo de ayuda?— Preguntó Toni, porque la rubia no salía de su habitación desde hace rato.

—Ya voy, es que... no se— Confesó la rubia desde el otro lado de la puerta de su habitación.

—Sal y déjanos verte, B— Propuso Verónica.

Betty, desde el interior de su habitación, se puso de pie tras haber estado sentada frente al espejo por un buen rato y salió al encuentro con sus amigas, fuera de la habitación.

Cuando estas dos la vieron, quedaron boquiabiertas; ella traía un vestido azul oscuro sin tirantes que no alcanzaba a llegarle hasta las rodillas, unos tacones negros, el pelo suelto y ondulado y un lápiz labial rosa energético.

—Oh por Dios B... te ves increíble— Admitió Verónica, mirando a su amiga de arriba a abajo.

—Estas bellísima— Le dijo Toni, con una sonrisa, acercándose a ella y tomándola de la mano. —Ya estamos listas para irnos—

Las tres pidieron un taxi y así llegaron al bar en el que se estaba dando la fiesta. Mucha gente tomando alcohol o besándose en un rincón y la música estaba a un volumen aceptable, en el que al menos se podía hablar sin gritar.

—¡Ya llegamos perras!— Gritó Verónica, abrazando a la morena y a la rubia.

—Sabes que no tienes que gritar... ¿Cierto?— Le preguntó Betty, divertida.

—Como sea, entremos— Pidió Toni, tomando de la mano a sus dos amigas.

Tres chicas en un bar, bailando y tomando pequeñas cantidades de alcohol, divirtiéndose.

Pero del otro lado habían dos pelirrojos que estaban gozando de la fiesta mientras su amigo el pelinegro estaba sólo, en una mesa junto a su botella y su copa de alcohol, pensando.

Pensando en esa pizca de dulzura que le hizo falta hoy. En esa sonrisa, esos ojos y la tierna mirada que no tuvo hoy.

—Hey, ¿Por que no estás disfrutando de la fiesta?— Le preguntó Cheryl a su amigo, acercándose.

Jughead la miró. —La estoy disfrutando— Respondió, sin mucho ánimo.

—Si disfrutar la fiesta es estar solo y depresivo en una mesa, entonces sí— Aseguró Cheryl, encogiéndose de hombros. —Voy por otro trago—

—Solo no te embriagues— Le pidió Jughead, llevándose un trago a la boca.

La pelirroja rodó los ojos y fue junto a su amigo Archie  a pedir otro trago al mostrador, llamando la atención del mesero. —Una botella de vodka, cariño. El más caro que tengas—

El mesero asintió y de repente Archie empezó a tocar el hombro de Cheryl, insistente.

—¿Que es lo que quieres Archikins?— Le preguntó Cheryl, mirándolo mal.

—Mira quien está ahí— Avisó Archie en voz baja.

Cheryl miró hacia donde señalaba su amigo y su corazón casi se detuvo cuando vio a su amada Toni junto a sus amigas; estaba viendo a la que le gusta.

—Yo me iré. Es tu oportunidad— Le dijo Archie a la pelirroja, alejándose.

Cheryl tomó aire y miró al mesero. —Páseme una copa, por favor—

•Mi Corazón Es Tuyo• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora