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Pasaron las horas, y Betty y Jughead no sabían nada sobre su bebé; Ya los Jones y los Cooper estaban enterados de la situación, y estaban demasiado preocupados por la bebé y la joven madre. Lo único que deseaban es que todo saliera bien y las dos estuvieran en casa, a salvo, mamá e hija.

Los enfermeros tuvieron que dormir a Betty para poder cerrarle la cirugía, porque estaba demasiado nerviosa y alterada. Después de cerrarle la incisión, Betty estaba aun dormida sobre una camilla en una habitación de recuperación en el hospital mientras su novio estaba sentado a su lado, solo observándola.

Observaba como Betty estaba durmiendo tan tranquila después de casi sufrir otro ataque cuando se llevaron a su bebé, sin que la pequeña mostrara señales de vida.

Jughead estaba casi convencido de que había perdido a su bebé, y solo lloraba en silencio mientras esperaba que su novia despertara, con la esperanza de que no perdiera el control otra vez. Se había emocionado y había amado a su bebé, y pensar que esa pequeña criatura mitad el y mitad el amor de su vida había perdido la vida después de tantos esfuerzos, lo destrozaba y lo mataba por dentro.

El de verdad quería que su bebé viviera y estuviera en sus brazos, ya se había imaginado con su pequeña hija en sus brazos por primera vez, ya se había imaginado enseñándole a hablar, caminar, defenderla de todo y de todos, estar ahí para limpiar sus lagrimas cuando llorara... simplemente ya se había imaginado criando de su pequeño fruto junto al amor de su vida, y al parecer ya no seria posible.

Y mientras seguía inmerso en esos pensamientos que lo mataban por dentro, vio que Betty estaba empezando a abrir los ojos y se puso alerta enseguida, pendiente a ella.

Betty abrió un poco los ojos, y aunque le molestaba demasiado la luz, miro a su novio. —Juggie... — Murmuro, mirándolo.

Jughead sonrió levemente y la tomo de la mano, besándola. —Mi vida... ¿Cómo te sientes?— Le pregunto.

Betty hizo una mueca de dolor, cubriéndose la cara con su mano libre. —Me duele muchísimo todo el cuerpo, me molesta la luz... quiero a mi bebé — Sollozo.

—Shhh... ya, amor. Acaban de cerrar tu cirugía y ya después te darán algo para el dolor. Mientras tanto debes quedarte tranquila sin moverte o te van a dormir otra vez— Pidió Jughead, dejando varios besos en el rostro de su novia, queriendo evitar llorar.

—Pero quiero a mi bebé. Necesito saber si mi bebita esta bien, si esta viva al menos. Si mi niña se murió será mejor que me lo digan ahora— Pidió Betty, quien no tenia fuerzas ni para hablar, llorando en silencio.

—A mi tampoco me han dicho nada mi reina. No sé qué habrá pasado con nuestra hija, pero necesito que mantengas la calma para que estes bien y te recuperes. Te vas a lastimar si continuas así— Reprocho Jughead, acariciando la mejilla de la chica mientras la miraba fijamente.

—No puedo Juggie, no puedo. Quise tenerla, me quise arriesgar a tener a mi hija porque la amo Jug, no quiero que le pase nada, la quiero en mis brazos ahora mismo— Exigió Betty, sollozando.

—Hola muchachos— Saludo la doctora, entrando a la habitación con las mejillas empapadas de lágrimas.

—Doc... ¿Dónde está nuestra bebé?— Pregunto Jughead, preocupado mientras tomaba la mano de su novia.

—Por favor dígame que nuestra bebé esta bien por favor— Suplico Betty, mirando a la doctora.

La doctora suspiro, mirando a ambos chicos. —Su bebé nació con bajo peso, muy delgadita, chiquita, su piel esta muy frágil... no respiraba, no lloraba. Estaba demasiado débil, lo lamento, niños— Se disculpo, dándoles la espalda.

•Mi Corazón Es Tuyo• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora