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Sus miradas se volvieron a cruzar y fue como si por un momento conectaran, encendiendo esa vieja chispa entre ellos.

Betty aclaró su garganta y apartó su mirada de la del chico. —Yo... yo... ya me voy a casa— Avisó.

—Oye, no— Negó Jughead, tomándola con cuidado de la mano. —Quiero... quiero hacerte una propuesta—

—¿Cual? Dime— Pidió la ojiverde, sin dejar de mirarlo a los ojos.

—Mira... desde que llegaste las cosas han sido diferentes y eso es muy bueno. La gestión y administración de la empresa ha mejorado y eso merece celebrarse. ¿No crees?— Preguntó Jughead.

Betty lo miró con una ceja alzada. —Eso creo. ¿Qué es lo que estás tramando? ¿Puedes ser directo, por favor?—

—Quiero... quiero que salgas conmigo— Pidió, algo nervioso. —Solo si quieres, claro. Pero me gustaría que aceptaras porque de verdad pienso que mereces algo especial—

Betty sonrió levemente. —Pero... ¿Ahora?—

—Si es posible, claro. Betts... por favor acepta—Suplicó el pelinegro, tomándola de ambas manos.

Betty lo miró a los ojos, fijamente, y vio reflejado allí el deseo que el chico tenía para que ella aceptara y no fue capaz de negarse.

—Está bien, pero déjame avisarle a mi mamá que llegaré más tarde— Dijo Betty, tomando su celular. —Le dire que salí con amigos del trabajo—

—¿Y tú mamá ya te deja salir sola?— Le preguntó Jughead, alzando una ceja.

—Jug, ya tengo dieciocho— Le recordó, guardando su celular en su cartera y mirándolo.

Jughead sonrió. —Lo se, pero te ves pequeña aún—

Betty negó con la cabeza, divertida, y Jughead la guió al ascensor y así salieron del edificio.

—Después de usted, señorita— Avisó Jughead, abriéndole la puerta del auto a la rubia.

Betty lo miró con una sonrisa inocente. —¿Por qué estás haciendo todo esto?—

—Betty querida, parece que eres muy joven para reconocer a un hombre caballeroso— Presumió.

Betty soltó una pequeña risa y entró al auto, y entonces Jughead entró al asiento del conductor y empezó a conducir, echándole a ella una mirada.

—Nunca había conocido a alguien que se comportara tan bien conmigo como lo haces tú, Juggie— Admitió Betty mientras miraba por la ventana del auto. —Bueno, además de mi hermano y mi papá–

—Lo único que me interesa es que estés bien, que tengas todo lo que mereces y quizá no tuviste la oportunidad de tener— Dijo Jughead, sin mirarla mientras conducía.

Betty hizo un silencio y lo miró. —¿Por que?—

Jughead guardó silencio un momento hasta que habló. —¿Te gusta la pizza?—

—¿Que?— Preguntó Betty, confundida. Definitivamente no esperaba eso.

—Este es uno de mis lugares favoritos desde que era niño, pero es una pizzería y por eso necesitaba saber si te gusta la pizza— Insistió el ojiazul, mirándola.

En pocos minutos ya ambos estaban compartiendo una rica pizza en una de las mesas de la pizzería, acompañada de unas ricas malteadas.

—¿Entonces te gustaba venir aquí cuando eras niño?— Le preguntó Betty, dándole una mordida a su trozo de pizza.

Jughead asintió, haciendo lo mismo que Betty. —Venía aquí con mi familia casi todos los fines de semana que pasábamos en la ciudad. Oye... hablando de otro tema... ya que estamos celebrando tu llegada a la empresa dime cómo te sientes en ese entorno. Es importante que te sientas cómoda en ese espacio—

—Genial, todo bien, y aún más ahora con mi nueva amiga Toni. Ahora mi amiga y yo nos juntaremos con ella en la universidad— Informó Betty, tomándose un trago de su malteada.

Jughead la estudió con la mirada, mirándola fijamente. —¿Segura que no has tenido ningún problema?—

Betty asintió rápidamente. —Muy segura—

—No lo creo— Opinó el pelinegro. —Betty... necesito que hables y que me digas la verdad—

La rubia suspiró, bajando la mirada. —Solo me pregunto por qué Cora no quería contratarme al principio—

Jughead soltó un suspiro y puso su mano sobre la de ella por encima de la mesa. —Pequeña... Cora es una persona difícil y estricta, pero tú no te preocupes. Igual si ocurre algún problema con ella o con cualquier otra cosa tú sólo avísame preciosa. ¿Si?— Preguntó.

Betty asintió con una sonrisa y otra vez guardaron silencio, solo mirándose y explorando los ojos del otro hasta que pareció por causa de la gravedad cuando sus labios empezaron a acercarse lentamente sin que se perdiera el profundo contacto visual.

Betty fue la primera en empezar a acercarse, y entonces Jughead también, como si fuera obra de la gravedad.

—Valla... ya veo por qué has dejado de ir a mi bar— Admitió la voz de un hombre, acercándose.

Esa gravedad que los estaba juntando se rompió y ambos miraron a ese hombre; era un señor algo mayor, pero daba miedo.

—¿Que haces aquí?— Le preguntó Jughead al hombre, mirándolo mal.

Betty los miraba a los dos, muy confundida. No comprendía lo que pasaba.

—Estoy viendo la razón por la que ya no visitas mi bar. Andas ocupado con otra de tus zorras— Admitió, mirando a Betty. —Muy sexy por cierto—

—Oye, basta imbécil— Exigió Jughead, poniéndose de pie frente al señor y apretando los puños.

—Yo... yo... creo que ya debería irme a casa— Habló la rubia, poniéndose de pie.

—Betty, no— Suplicó Jughead, mirándola y tomándola de la mano.

—Eso es, princesa. Huye porque ese hombre es un maldito alcohólico. Estoy cansado de ver cómo se busca mujeres diferentes todas las noches en mi bar— Informó aquel señor calvo y alto.

Jughead miró a ese señor con ira, apretando los puños, y cuando se giró a mirar a Betty ella ya no estaba.

—¿Betty? Betty...— La llamó el pelinegro, buscándola desesperadamente con la mirada, pero ella ya no estaba.

—Esa chica se ve algo joven para ti. ¿En que andas metiéndote?— Preguntó el hombre.

Jughead lo miró mal. —Escucha... agradece que estamos en un lugar público. Pero si estuviéramos en otra situación, yo te partiría la cara—

El hombre solo rió y Jughead salió en busca de su rubia. Miró a todos lados hasta que la vio subir a un taxi, y ya era tarde.

Pero él no se iba a rendir tan fácilmente.









Él tendrá que cambiar las expectativas de su chica 🥺❤️

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Él tendrá que cambiar las expectativas de su chica 🥺❤️






Samy ❤️

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