Jughead tomó aire y le sonrió. —Betty, quiero que vallas conmigo a Italia—
Betty abrió los ojos como platos, sin saber qué responder. —¿Ir a donde?—
—A Italia, pequeña. Tengo una conferencia allá e iré con mis hombres y con una representante que en este caso serás tú— Avisó, acariciando su mejilla con una sonrisa.
Betty no sabía qué decir. No había visitado ese país antes, y ahora se le presentaba la oportunidad de ir, y mejor aún porque era con Jughead.
Pero... tendría que explicarle a su mamá y a su hermano, este último dándole más miedo.
—¿Que dices?— Le preguntó Jughead, entusiasmado por su respuesta. —Aunque no es obligatorio. No tienes que aceptar en caso de que no puedas o tal vez no quieras. ¿Si?—
Betty asintió, tomando aire. —Sí quiero ir, pero primero tengo que decirle a mi mamá y ver qué excusa le invento a mi hermano—
Jughead sonrió, feliz, sabiendo que ella sí quería, aunque había una situación con su familia que debía resolver primero.
—Perfecto, perfecto. Habla con tu familia hoy y dame una respuesta esta noche, hermosa. ¿Si?— Propuso el chico.
Betty asintió, feliz. —Gracias por la oportunidad, Juggie—
—No hay nada que agradecer, Betty. Entonces llámame esta noche para confirmar—
—De acuerdo— Aceptó, poniéndose de pie con una sonrisa. —¿Me puedo retirar? Estaba un poquito ocupada—
—Claro, hermosa. Después de todo soy yo quien te tiene aquí, retenida. Nos comunicaremos después— Avisó Jughead, guiñándole un ojo.
Betty sonrió y se sonrojó, y se puso de pie para retirarse de aquella oficina. —Hasta luego— Se despidió mientras salía.
—Hasta luego. Se ve tan adorable cuando se sonroja...— Murmuró esto último para sí mismo.
Betty se retiró de ahí, aún tratando de digerir la propuesta de Jughead; siempre le pareció interesante conocer otro país, pero en esta ocasión sería con él y eso la emocionaba más.
Le puso un mensaje a su hermano mayor para que fuera a su casa más tarde, llegó de regreso a su oficina y se sentó frente a la computadora para terminar algunas cosas que estaba haciendo aún.
Ya en la tarde, cuando le correspondía volver a su casa, Betty llegó, entró a la casa y se encontró con su hermano mayor y su mamá, ambos sosteniendo esa charla de madre e hijo que no tenían desde hace unos días.
—Hola familia— Saludó la rubia más chica, acercándose a ellos con una sonrisa.
—Hola cariño— La saludó su madre, poniéndose de pie y dándole ese abrazo que solo una madre podría dar.
Después de que Alice la abrazó, le siguió Charles; éste se puso de pie, se le acercó y la alzó entre sus fuertes y grandes brazos, haciéndola reír.
—¡Basta Charles, ya!— Pidió Betty entre risas.
Charles la bajó y le dio un abrazo más delicado junto a un beso en la frente. —Es que extrañe a mi hermanita pequeña. ¿Cómo estás? Te ves pálida. ¿Comes y duermes bien?—
Betty sonrió. —Estoy bien, Charles. Me alegra mucho verte. Se que has estado muy ocupado—Admitió, volviendo a abrazarlo.
Charles la volvió a abrazar y se separó, tomándola de la mano y guiándola al sofá en donde también estaba Alice.
—Cuéntanos lo que nos vas a contar, pequeño insecto— Pidió Charles, sentándose frente a Betty.
—Tontito, extrañé esos apodos. ¿Como te fue en tu viaje de negocios?— Preguntó la ojiverde más chica.
—No estamos aquí para hablar de mi. Estamos aquí porque tú nos dirás algo a mamá y a mi. ¿Verdad, mamá?— Le preguntó Charles.
Alice asintió, mirando a su hija. —Cuéntanos, Elizabeth. Te escuchamos—
Betty miró los rostros impacientes de su familia y tomó aire. —Yo... yo... yo tengo que ir a... a Italia– Lo soltó.
Charles y Alice solo se miraron con algo de sorpresa en sus rostros, para luego mirar a Betty en un breve momento de silencio.
—A ver si entendí. Tienes que ir a Italia— Dijo Alice, aún atónita.
Betty asintió.
—Perfecto, vas a Italia. Pero... ¿Con quien vas? ¿A que vas? ¿Por qué tienes que ir?— Preguntó Charles, serio.
Betty tomó aire, sabiendo el drama que vendría. —Tengo que ir porque la empresa en la que estoy va a participar en una conferencia muy importante. Voy a ir con un pequeño equipo que la representara—
Charles y Alice se miraron, y Alice se encogió de hombros, pero Charles no parecía muy convencido.
—No lo se, Betty. Mira... no tengo nada en contra de que vallas a Italia, pero no se con quienes vas y no se que puedan hacerte mientras estés lejos con ellos. Te amo y por eso no puedo dejar que te vallas sin saber si estás a salvo— Se justificó Charles, preocupado.
Alice miró a Charles y luego a Betty. —Tú hermano tiene razón mi vida—
Betty suspiró, mirándolos. —¿Entonces no podré ir?—
—No es que no puedas, pero necesitamos saber más para ver si te conviene ir o no. Aún eres joven y no queremos arriesgarnos a que te pase algo— Aclaró Alice.
—¿Cuando es que te tienes que ir? ¿Puedo ir contigo? Así sería mejor— Propuso Charles.
Betty negó, con una sonrisa falsa, y se puso de pie. —Voy a hacer una llamada— Avisó para luego retirarse.
Ella no escuchó lo que su hermano y su madre decían y se encerró en su habitación, tirándose a la cama y arrojando un cojín al piso con fuerza.
Ya estaba harta de que quisieran controlar su vida cuando ella ya no era una niña pequeña.
Tomó su celular y llamó a la persona que la sacaría de ese lío.
En la llamada...
—Hola bebé— Saludó el ojiazul, con felicidad en su tono de voz.
—Juggie...— Contestó, tratando de no llorar.
—¿Estas bien, pequeña?— Preguntó Jughead, ya preocupado.
—Hable con mamá y con Charles y no quieren dejarme ir. Creen que no estaré segura allá o que me puede pasar algo malo— Confesó Betty, con la voz rota.
Jughead suspiró. —Escúchame, linda. No quiero que te pongas así. Ahora mismo resolveremos esto— Aseguró.
Quiero un Jughead 😍Samy ❤️
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•Mi Corazón Es Tuyo•
FanfictionCuando te conocí, entonces mi vida tuvo sentido, y eso que le da sentido a mi vida eres tú