—No lo creo. Esperaste a que yo me descuidara— Continuó regañándole, tomando aire. —¿Que haré contigo?—
Betty lo miró, alzando su cabeza como pudo, pero no le respondió. Apenas procesaba lo que le decían.
—Aquí estamos— Avisó Sweet pea, subiendo a la mini van junto a Reggie, tomando el asiento del conductor mientras el mencionado subía a su lado.
—De acuerdo, vámonos— Dijo Verónica, subiéndose a la mini van con Archie, Toni y Cheryl tras ella.
—¿Como está Betty?— Preguntó Cheryl, mirando hacia los asientos traseros.
—¿Ebria?— Preguntó Toni, mirando a la dirección a la que miraba la pelirroja.
—Creo que su madre va a matarnos— Aseguró Archie, también mirando a Betty.
—¿Que les pasa? No estoy enferma— Aclaró Betty, arrastrando las palabras.
—Ella irá a mi casa— Avisó Jughead, abrazando a Betty. —No quiero regresársela a su madre en ese estado—
—Por Dios Jughead... es muy tarde— Le recordó Cheryl, mirándolo mal.
—Me quiero ir con el— Pidió Betty, levantando la cabeza y mirando a sus amigos, y luego a Jughead. —¿Me llevas contigo?—
—¿Crees que sea buena idea?— Preguntó Verónica, mirando al ojiazul.
—Prometo que la cuidare, de verdad— Aseguró el pelinegro, mirando a la morocha.
—Es lo que él ha estado haciendo toda la noche. Puedes creer en su palabra— Afirmó Archie, besando la mejilla de Verónica.
—A casa de Jughead, Sweet pea— Ordenó Reggie, mirando al chico que estaba al volante.
Eso fue lo que hizo Sweet pea; empezó a conducir rumbo a la casa del ojiazul mientras éste sostenía a Betty entre sus fuertes y grandes brazos, en los asientos traseros.
Se sentía culpable. Sentía que había sido su culpa que Betty se embriagara.
Finalmente la mini van llegó a la casa de Jughead, y éste bajó con Betty en sus brazos, casi, con mucho cuidado.
—No quiero estar en mi casa— Se quejó Betty, aferrándose a los brazos de Jughead, con los ojos cerrados.
—No estamos en tu casa, nena. Estamos en la mía— Aclaró el chico mientras la rodeaba con sus brazos, evitando que se caiga mientras entraban al gran jardín de la enorme mansión del ojiazul.
Betty empezó a reír de la nada, sin razón aparente. —Me encanta—
—Lo se, nena. Lo se, pero quédate tranquila— Respondió Jughead, besando su cabeza mientras se adentraban a la mansión.
Entraron, y Jughead dejó a Betty sobre el sofá cuidadosamente para ir a buscarle algo de agua a la cocina, pero ella lo llamó.
—Jug... no te vallas— Le pidió, intentando ponerse de pie sin éxito.
Jughead se acercó rápidamente a ella, alarmado. —¿Que sucede? ¿Que necesitas?—
—¿Me llevas al baño?— Pidió, mirándolo.
Jughead no lo pensó dos veces y la cargó como un saco de papas para subir las escaleras rápidamente y llegar al baño.
Llegó, la bajó al piso cuidadosamente y apenas llegó a bajarla cuando la rubia se pegó al inodoro y empezó a vomitar.
Jughead suspiró y le sujetó el cabello mientras le acariciaba la espalda. Ella vomitaba hasta sentir que le dolía el estómago mientras su cabeza seguía dando vueltas sin parar.
Cuando ella terminó, quiso ponerse de pie, pero no podía sola. Jughead la ayudó y cuando ella llegó al lavamanos empezó a lavarse la cara mientras el chico solo observaba.
Al terminar, el salió del baño con ella y ambos bajaron a la sala, en donde Betty se sentó sobre el gran y cómodo sofá.
—Voy a prepararte algo, pequeña. No te muevas— Le pidió, besando su cabeza y retirándose a la cocina.
Betty no le prestó atención a lo último que dijo el ojiazul y solo dejó caer su cabeza hacia atrás, en ese sofá.
Ella no tenía la noción del tiempo como para saber lo que Jughead había tardado en la cocina cuando el regresó con un vaso de agua y un par de píldoras.
—Mira... tómate esto y después te irás a acostar. Es muy tarde y lo mejor será que te quedes aquí hasta mañana... o mejor dicho... hasta que el sol salga— Dijo Jughead, pasándole el vaso con agua y las dos píldoras.
Betty se tomó esas píldoras como pudo, porque seguía realmente ebria. Jughead la ayudó un poco, maldiciéndose internamente por sacarla y dejar que llegara a este estado.
Después de llevar el vaso de regreso a la cocina, él la tomó en sus fuertes brazos de ex deportista y la llevó a una habitación, dejándola sobre aquella cama como si fuera lo más delicado del mundo.
—Mi mamá me va a matar. Debo regresar a casa— Dijo Betty, sentándose sobre la cama, ya algo sobria.
Jughead suspiró. —Por eso no te preocupes. Las chicas le dijeron a tu mamá que estabas con ellas. No me gustan las mentiras, pero es lo más conveniente. Pero si te quieres ir...
Él dejó de hablar cuando notó que ella ya se había quedado profundamente dormida, y sonrió al verla tan tranquila después de embriagarse en tal manera.
La arropó con mucho cuidado y cuando iba a levantarse de la cama, una mano suave y pequeña lo detuvo.
—Quédate a mi lado— Murmuró la rubia, abriendo levemente los ojos para mirarlo a él. —Quédate a mi lado, Juggie—
Jughead suspiró y se acostó a su lado, abrazándola, sintiendo el calor de su pequeño cuerpo y su respiración.
El amaba cada detalle que ella poseía; su cabello, su rostro, sus ojos, su olor y su piel suave y cálida...
Lo único que deseaba era protegerla de cualquier mal que pudiese afectarla de alguna manera.
—Jug...— Lo llamó Betty, con los ojos cerrados y casi dormida.
—Dime— Respondió el pelinegro, acariciando su cabellera rubia y despeinada mientras la miraba atentamente.
—Aquella vez en la que te pregunté si me amabas... se lo que respondiste— Confesó, mirándolo.
Jughead la miró, algo sorprendido. —¿La primera vez en la que te embriagaste?—
—Dijiste que me amabas más que a nada en el mundo y no te respondí... pero mi respuesta es... es que yo también te amo, Juggie— Dijo Betty, mirándolo a los ojos.
Confesiones de amor ❤️👄❤️Samy ❤️
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•Mi Corazón Es Tuyo•
FanfictionCuando te conocí, entonces mi vida tuvo sentido, y eso que le da sentido a mi vida eres tú