Pero cuando se acercó al lavamanos para tomar la prueba y tirarla, vio algo que le helo la sangre y casi le detuvo el corazón.
Su corazón se acelero tanto que sus pensamientos se nublaron y su respiración empezó a alterarse; Una vez más el aire empezó a abandonar sus pulmones, como cuando sufría esos ataques de asma. Sentía que su mundo ya se había acabado, que se había derrumbado. Las lagrimas empezaron a salir como cascadas de sus ojos y toda esa emoción que sentía hace poco se había transformado en completa tragedia.
—Betty... estabas tardando y vine...— Hablo Verónica, entrando al baño y dejando de hablar al ver los nervios de la rubia, y en pleno ataque de asma. Corrió hacia ella y la abrazo cuando ella se derrumbo en el piso, llorando y sin poder respirar. —Betty... tranquila Betty. ¿Qué ocurre? Tranquilízate y respira, por favor—
Eso no iba a dar resultado; Betty estaba sufriendo un serio ataque y a la morocha no le quedo más opción que buscar uno de sus inhaladores en un cajón del lavamanos para ayudarla a respirar, o se asfixiaría.
—Betty, necesito que te tranquilices y me digas porque te pusiste así. Esto te hace daño B, tranquila, respira— La tranquilizo, abrazándola.
La ojiverde utilizo su inhalador hasta que por fin pudo respirar correctamente, y calmarse un poco, aunque aun estaba por colapsar; Lo que vio lo consideraba como lo peor que le había podido suceder en la vida.
—Ahora cuéntame que paso— Pidió Verónica, haciendo un silencio. —¿Dónde esta la prueba de embarazo? —
Betty se separo del abrazo, alzo la mano hasta alcanzar la prueba de embarazo y se la tendió a Verónica; Ahí la morocha pudo entender por que su mejor amiga había entrado en pánico hasta llegar a tener un ataque.
Ahora la prueba que había dado negativo hace rato, estaba positiva, con sus dos rayas bien pintadas.
Verónica supo por que su mejor amiga había tenido esa reacción, y no la culpaba. Ahora si estaba en problemas, y ella lo sabía.
—Tenias razón, tenias razón. Estoy muerta Verónica, estoy muerta, estoy perdida...— Sollozo la rubia, rompiendo a llorar, escondiéndose en el hombro de su mejor amiga.
Verónica suspiro, abrazando a su mejor amiga. —Betty, sé que tienes muchísimas cosas en las cuales pensar ahora mismo, pero lo primero que debes hacer es relajarte y luego habla con Jughead. ¿Sí? Tranquila—
—Jughead me va a abandonar cuando sepa esto— Aseguro Betty mientras aun lloraba en silencio, aferrada a Verónica.
—El no te va a abandonar, B. Si de algo estoy segura, es de que Jughead te ama mas que a nada. El te va a apoyar en lo que sea que decidas— Dijo Verónica, poniéndose de pie.
—Hola— Saludo Jughead, tocando la puerta del baño. —Chicas... ¿Están ahí? Las vi subir, están tardando y Archie esta nervioso. ¿Todo en orden? —
—¡Todo en orden Jughead! ¡Betty quiere decirte algo! — Le grito la morocha al pelinegro, abriendo la puerta del baño.
—Verónica...— Murmuro Betty, mirándola, asustada.
Una vez que Verónica abrió la puerta del baño, miro a su mejor amiga. —Hazlo...— Murmuro y miro a Jughead, sonriéndole. —Cuídala mucho galán. Te la encargo— Advirtió y salió, cerrando la puerta tras ella.
Betty se abrazó a sus piernas, llorando, y Jughead la miro, preocupado y asustado. Se acerco y vio que tenía cerca su inhalador y entendió que había sufrido un ataque de asma. También la vio con un objeto en mano, pero no veía que era exactamente.
Suspiro y se sentó a su lado, abrazándola. —Amor, princesa... ¿Qué ocurre mi vida? ¿Por qué estas llorando? ¿Estas bien?— Le pregunto, llenándole la cabeza de besos.
Betty temblaba, sudaba, lloraba y estaba tan nerviosa que las palabras no le salían. Jughead la abrazaba y hacia lo posible por calmarla.
—Verónica dice que debes decirme algo. ¿Qué paso? ¿Qué es lo que te tiene tan mal? Habla conmigo amor, por favor— Pidió Jughead, sin soltarla.
Betty sollozó. —Perdóname Jug, perdón, lo siento, lo siento— Lloro.
Jughead no entendía lo que estaba pasando hasta que le llamo la atención ese objeto que Betty tenia en sus pequeñas manos temblorosas, y cuando lo tomo, también sintió su corazón detenerse por un momento.
Era una prueba de embarazo positiva.
Ahora sabia por que Betty estaba entrando en pánico. Ahora sabia por que lloraba y le pedía perdón, pero estaba por entrar en un estado de shock y no pudo procesar tanta información. Solo la abrazaba mientras ella colapsaba en sus brazos.
Y se quedaron un largo rato en silencio; Ella lloraba y el solo la abrazaba, mirando aquella prueba de embarazo. Analizando que harían ahora con un bebé, que podría pasar de ahora en adelante.
—Tu... tu estas embarazada... de mí. Nosotros, un bebé... ¿Cómo? —Murmuro Jughead, aun atónito, abrazándola.
—Lo siento tanto Jug... perdóname— Dijo Betty, mirándolo con las mejillas empapadas de lágrimas, aun temblorosa.
Jughead no dijo nada y solo la abrazo, besando su cabeza. —También es mi error, amor, no te disculpes. Rayos... ¿Qué haremos? — Hizo un silencio. —¿Quieres salir a tomar aire?—
La rubia termino aceptando, y salieron discretamente de la casa en la que aun la fiesta estaba en su mejor momento, pero los que no estaban en su mejor momento eran Betty y Jughead.
Sus vidas acababan de dar un giro de 3600, y eso los asustaba.
Se sentaron fuera de la casa, en el jardín trasero en donde estaba el tablero y la pequeña cancha en la que jugaban y aun juegan baloncesto de vez en cuando.
No dijeron nada por unos minutos, aun estaban en shock. Y ahí, en esa cancha solitaria, estaban uno frente al otro, sin saber que hacer o decir.
Jughead aclaro su garganta, tomándola de ambas manos mientras la miraba fijamente. —Escucha... se que lo que esta pasando ahora es demasiado y... yo tampoco se que hacer. Has hablado poco y no quiero que te estreses de más. ¿Qué te parece si mañana nos juntamos en la cafetería en la tarde? Esto tenemos que hablarlo amor—
Betty asintió y dejo caer su cabeza en el hombro del chico, cansada de haber llorado tanto y haberse puesto tan nerviosa. Tanto ella como Jughead ahora enfrentarían un gran problema.
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