<1>

532 35 31
                                    

Betty Cooper, de entonces solo quince años, era una adolescente que vivía con sus padres y su hermano mayor Charles, de diecisiete.

Betty no se quejaba de su vida; vivía en una familia normal en donde sus padres vivían trabajando para darle a ella y a Charles todo lo que quisieran. No eran ricos, pero gozaban de una buena estabilidad económica.

Como toda adolescente curiosa, a Betty le intrigaba el por qué su hermano desaparecía todas las tardes después de clases.

—Papá... ¿A donde se va Charles?— Le preguntó Betty a su padre mientras miraba por la ventana a su hermano, quien se estaba yendo en su bici.

—No lo se, princesa— Le respondió Hall a su hija, sin mirarla, pegado a su celular.

Betty suspiró y se acercó a su madre, quien estaba en la cocina. —Mamá... ¿Tu sí sabes a donde se va Charles?— Le preguntó.

—No lo sé mi amor. ¿Ya le preguntaste?— Le respondió Alice a su hija.

—Sí, pero no me responde y me dice que soy una mocosa metiche— Se quejó la rubia menor, cruzando los brazos.

Alice se encogió de hombros mientras picaba una cebolla y Betty se alejó, rodando los ojos por la poca atención de sus padres hacia ella y entró a su habitación.

Se tiró a su cama, marcó al número de su mejor amiga y esperó, pero normalmente su mejor amiga le responde rápido.

En la llamada...

—Hola, perra. ¿Qué hay de nuevo?— Preguntó Verónica.

—Vero, mamá dice que esa palabra es fea para usarla a nuestra edad— Le recordó Betty a su mejor amiga.

—B, todos usan ese lenguaje— Se justificó la morocha.

—No importa. V, necesito un favor— Dijo la rubia.

—¿Que travesura haremos hoy, Cooper?— Le preguntó Verónica, divertida.

—Es que mi hermano tonto siempre sale después de clases a no se donde y mis padres no me quieren decir y él tampoco. Se me ocurre que podríamos...

—¿Espiarlo?— Preguntó Verónica.

—¡Si! ¡Eso mismo!— Exclamó la ojiverde. —¿Como lo supiste?–

—Por favor... soy tu mejor amiga y te conozco, B. ¿Cual es el plan?— Preguntó la pelinegra de también quince años.

—Reunámonos en el parque ahora y te dire todo— Pidió Betty. —En unos diez minutos—

—Hecho. Allá nos vemos— Aceptó la morocha.

—Allá nos vemos V— Afirmó Betty.

Fin de la llamada.

Betty se levantó de la cama, se puso su abrigo rosa de brillitos y cuando salió a la sala, vio que salir desapercibida no sería un problema; sus padres estaban demasiado ocupados en sus tareas diarias que no notaban ni su presencia.

Así que la chica solo salió y caminó por unos minutos hasta llegar al parque, en donde vio a su mejor amiga esperándola, ansiosa.

—¡Betty!— Exclamó Verónica, acercándose y abrazándola.

—Hola V— Respondió la rubia, abrazándola y separándose. —Bien... el plan es muy simple. Creo saber en donde está mi hermano y ese será el primer lugar que revisaremos—

•Mi Corazón Es Tuyo• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora