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Pero él no se iba a rendir tan fácilmente.

Ya cuando el taxi se fue, con Betty en el, el ojiazul subió a su auto y condujo hasta una gran plaza de la ciudad. Cuando salió de ahí, volvió a subir a su auto y empezó a conducir a la casa de la rubia, esperando a que se hubiesen mudado a la misma dirección de hace tres años.

Condujo y llegó hasta la casa en la que Betty vivía cuando tenía quince y bajó del auto. Se acercó a la puerta y tocó suavemente, deseando con todas sus fuerzas que Betty fuera la que le abriera.

—¿Quien es?— Preguntó la voz de la ojiverde, desde adentro.

Jughead sonrió al escuchar su voz. —Betts... soy yo. Por favor necesito hablar contigo—

—No deseo hablar contigo sobre nada hoy. Si quieres hablamos mañana— Pidió Betty, con la voz rota.

—Oh pequeña por favor... de verdad necesito hablar contigo en este momento. Solo te pido que me escuches un momento. Quiero ser sincero contigo— Suplicó el ojiazul.

Betty no dijo nada, pero en un abrir y cerrar de ojos ella abrió la puerta y sus mejillas se veían empapadas, y sus ojos levemente enrojecidos.

—Tienes que escucharme— Pidió Jughead. —Lo que dijo ese señor...

—No me interesa lo que dijo. No tiene por qué interesarme. Después de todo tu eres mi jefe y yo soy una simple estudiante con ilusiones. No debe importarme lo que hagas, lo que consumes o con cuántas te acuestas— Le dijo, limpiándose una lágrima.

Jughead la miró, preocupado, y posó una mano en su mejilla. —¿Estabas llorando, linda? ¿Que tienes?—

—No creas que es por ti— Negó, queriendo cerrar la puerta.

Jughead la detuvo antes de que ella le cerrara la puerta en la cara. —Nena, se que a lo mejor no te debo ningún tipo de explicación, pero yo de verdad deseo ser sincero contigo y considero que debo hacerlo—

Betty lo miró y se quedó un momento en silencio hasta que suspiró y abrió la puerta. —Pasa y hablaremos—

Jughead hizo un pequeño gesto de victoria que Betty no vio y entró con ella a la casa, en donde ambos se sentaron uno frente al otro en el sofá.

—¿Por qué dices que quieres ser sincero conmigo? ¿Qué debo saber?— Preguntó Betty, quien evidentemente no quería ni mirarlo a la cara.

Jughead suspiró. —Es sobre todo lo que ese viejo verde dijo en la pizzería—

—Y te dije que no me interesa— Le recordó.

—Lo se, lo se. Pero a mí sí me interesa ser sincero contigo y que sepas la verdad porque tú me importas— Admitió el pelinegro, mirándola fijamente.

Esas palabras calentaron el pecho de Betty e hizo que él tuviera toda la atención de parte de ella.

—Mira... cuando tú y tu familia se mudaron sin que nadie supiera... yo no supe cómo reaccionar. Tenía en la mente que fue culpa mía y todos los días me maldecía por eso. Caí en el alcohol yéndome a beber todos los días, usaba a las chicas para entretenerme y luego las olvidaba como si nada y nada me importaba. Desde que volviste a aparecer he dejado esos hábitos y por eso ese señor me dijo todo eso. Te juro que mi intención no es lastimarte de ninguna manera— Aseguró, con su mirada fija en ella.

Betty lo miró con los ojos levemente cristalizados otra vez. —Pero... ¿Por que te afectó tanto que nos fuéramos?—

—Charles era mi amigo y tú... tú te convertiste en alguien muy importante para mi. Ahora que llegaste quise dejar todo eso y te prometo que no volveré a hacer nada de eso— Aseguró, poniendo su mano sobre la de ella sin dejar de mirarla.

—No tienes la obligación de hacerlo— Le recordó la ojiverde.

—Lo se, pero lo quiero hacer— Contestó Jughead, acercándose un poco más.

Betty lo miró detalladamente mientras él hacía lo mismo y ésta vez la tensión entre los dos era innegable; la gravedad aún los quería atraer.

Se acercaron un poco más, cada vez más cerca hasta que sus respiraciones se juntaron y sus miradas ya irradiaban chispas en el ambiente, uno clavado en los ojos del otro.

Juntaron sus frentes y sus narices se acariciaron tiernamente hasta que esa atracción se rompió, y se separaron.

Los dos sabían lo que estaba pasando, porque después de todo ninguno de los dos era tonto respecto a eso.

—Juggie... no se que está pasando entre nosotros, pero sea lo que sea, tiene que parar porque tú ahora eres mi jefe y eso no estaría correcto de ninguna manera— Dijo Betty, con la mirada baja.

—¿A que te refieres?— Preguntó Jughead, mirándola fijamente, suspirando al mirar los labios rosas y gruesos de la rubia.

—Jug... no finjas. Se que entre nosotros pasan cosas porque tú me gustabas cuando yo tenía quince y posiblemente yo a ti— Le recordó. —Pero eso no sería correcto—

—Lo sé— Admitió el ojiazul, bajando la mirada. —Pero solo quiero que sepas que eres muy importante para mi y todo lo que me interesa es que estés bien. ¿Si, pequeña?—

Betty asintió con una leve sonrisa. —Hagamos algo, Jug—

—¿Que?— Preguntó, mirándola con algo de ilusión.

—Seamos amigos— Propuso, optimista. —Bueno, cuando estemos en el trabajo seremos jefe y empleada y cuando estemos fuera seremos amigos comunes. ¿Que crees?—

Jughead la miró con una ceja alzada hasta que suspiró, rendido. —Me parece bien, si no hay de otra—

—¡Perfecto! Espera... ¿Si no hay de otra? ¿Como así?— Preguntó ella.

—Nada, mejor me voy antes de que tu madre o quizá tu hermano me encuentren aquí y se tengan que mudar otra vez— Avisó el chico, poniéndose de pie.

—Juggie, espera— Lo detuvo Betty, poniéndose rápidamente de pie y tomándolo de la mano. —Charles vive del otro lado de la ciudad y mamá está lejos en una reunión importante por el trabajo. Podemos... ¿Ver una película juntos tal vez?—

Jughead la miró, pensándolo, pero el de verdad deseaba pasar más tiempo con ella. —Está bien, no veo por qué no—










Esto es el comienzo de algo tal vez 😏😏

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Esto es el comienzo de algo tal vez 😏😏

Se que me desaparecí, pero sentí que el último capítulo que subí no tuvo nada de apoyo💔 y eso me desanimó un poco🥲 pero aquí andamos ❤️

Samy ❤️

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