Al día siguiente, Betty estaba terriblemente nerviosa; ya estaba lista para asistir a la conferencia con Jughead, pero los nervios la tenían ahí, bloqueada, mirándose al espejo.
Traía una camisa blanca de mangas largas y una falda negra con unos tacones, su pelo, como siempre, libre y con un poco de rubor en el rostro.
En eso alguien tocó la puerta y Betty se puso de pie de inmediato, dándole un último retoque a su cabello. —¿Quien es?— Preguntó.
—Sono io, bella. ¿Siete pronti?— Preguntó el ojiazul.
Betty sonrió, divertida, y abrió la puerta. —Parliamo normale. Adesso tutti qui parlano italiano—
Jughead soltó una pequeña risa y la miró de arriba a abajo, soltando un profundo suspiro para controlar esos pensamientos algo retorcidos que estaba maquinando sin querer.
—¿Estas bien?— Le preguntó la rubia, mirándolo con una ceja alzada.
Jughead asintió, volviendo a mirarla a los ojos. —¿Nos vamos?—
Betty tomó aire y enlazó su brazo con el de el. —Vámonos—
Ambos fueron al ascensor y entraron, y Jughead pudo notar que Betty estaba muy nerviosa.
—¿Te sientes bien?— Le preguntó Jughead a la rubia, mirándola.
Betty tomó aire y lo miró. —Voy a estar ante un montón de gente que no conozco y tal vez tenga que hablar italiano en público. No... no estoy bien—
Jughead suspiró y tomó el rostro de Betty entre sus manos, mirándola fijamente a los ojos. —Nena, estarás estupenda. Esa empresa nunca estuvo tan bien hasta que llegaste. ¿Te das cuenta? Te has convertido en mi mano derecha. Ya no me imagino trabajando sin ti. Lo único que harás será explicar cómo has logrado que la empresa sea lo que es hoy. Voy a estar contigo— Le recordó, sonriéndole.
Betty sonrió, dejando un beso profundo pero delicado sobre los labios del chico. —Jug... yo...
El ascensor se detuvo y abrió sus puertas, interrumpiendo a Betty, y ella solo volvió a tomarse del brazo con Jughead al salir.
—¿Que me ibas a decir?— Le preguntó Jughead a la chica mientras salían del hotel, escoltados por varios guardaespaldas.
—Está bien, luego te cuento— Contestó la ojiverde, caminando junto a él.
Jughead no insistió más con el tema y ambos subieron a la limosina en la que Sweet pea y Reggie iban adelante para entonces ir a la ciudad de Roma.
En el camino, Betty estaba tan nerviosa que sus manos temblaban, pero Jughead tomaba su mano y hacía lo posible por calmarla.
Llegaron a la ciudad de Roma, y tras pasar por los monumentos y edificios más históricos e importantes de la ciudad, llegaron al edificio en el que se sostendría la tan importante conferencia.
Entraron a ese edificio, subieron en un ascensor y al llegar al gran salón de la reunión, habían personas muy importantes, millonarias y de diferentes países.
Un japonés dio la bienvenida oficialmente, los demás hablaron de sus negocios hasta que llegó el turno de Jughead y Betty, siendo el primer mencionado el que se puso de pie.
—Agradezco de antemano que estuvieran aquí, y aprovecho para saludarles en este día. Las empresas Jones han crecido de una manera increíble a lo largo de los años, pero hoy en día somos los más innovadores gracias a una chica de tan solo dieciocho años, estudiante de la universidad en Nueva York, que ha logrado cosas increíbles— Dijo Jughead, mirando a Betty. —Adelante, Elizabeth—
Betty tenía el corazón a mil, pero se puso de pie frente a todos esos millonarios y tomó aire. —Es un sueño cumplido estar aquí ante todos ustedes, pero más aún sabiendo que mis ideas dieron sus resultados aunque pensé que solo eran fantasías de una simple estudiante que soñaba con ser grande algún día. Solo tengo para decir que la innovación es una oportunidad para que la próxima generación pueda demostrar de lo que es capaz, porque todos aprendemos de todos—
El pequeño discurso de Betty fue tan impactante que todos terminaron aplaudiendo y felicitando a Jughead por el trabajo que estaba haciendo y la manera en la que impactaba la vida de los más jóvenes.
Fue una noche tan estupenda que Betty temía que fuera un sueño; fue demasiado exitosa y después de una gran cena con esos importantes empresarios internacionales, Betty y Jughead salieron de ese edificio, contentos, riendo mientras los demás seguían adentro.
—Te lo dije, Betts. Te lo dije. Estuviste increíble y ni siquiera tuviste que hablar italiano en público— La felicitó Jughead, abrazándola.
Betty le siguió el abrazo y se separó, mirándolo a los ojos. —Esto te lo debo a ti. Me has enseñado tanto que no se como agradecerte, de verdad—
—No tienes que. Solo cuido a los que me importan y yo... yo se lo que es tener que aprender las cosas por ti mismo y solo quiero... quiero lo mejor para ti, porque se que tienes un gran potencial y quiero ayudarte a llegar lejos— Admitió, posando una mano en la mejilla de Betty mientras exploraba sus ojos.
Betty sonrió y lo besó; lo besó, pero ésta vez fue algo diferente. Fue un beso que ambos sintieron y pusieron todo de ellos en ese beso mágico y feroz a la vez.
La falta de aire los obligó a separarse, pero la conexión no se perdió.
—¿Que fue eso?— Preguntó Jughead, con su frente unida a la de ella y su mirada conectada a la de ella.
—¿Que fue qué?— Preguntó la rubia, confundida, con su mirada conectada a la de el.
—Ese beso... no me habías besado así— Admitió el pelinegro mientras acariciaba el rostro de Betty.
—Creo que es porque te amo— Confesó la rubia, dejando otro pequeño beso en los labios de Jughead.
Jughead le devolvió ese beso y sonrió. —Te amo, Betty Cooper—
—Te amo, Jughead Jones. Eres la persona que quiero a mi lado— Aseguró Betty, sin dejar de mirarlo.
—Betty Cooper... puede que seamos algo diferentes por la edad y por la experiencia, pero no había conocido a una mujer como tú. Eres la persona de la que no me quisiera separar jamás— Aseguró el, besándola nuevamente.
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Ahora viene lo intenso y lo que han estado esperando 🔥🔥🔥
