Pasó una semana desde que Betty fue ascendida, por así decirlo; eso significaba más responsabilidades, más tareas importantes, pero ella estaba feliz con eso.
—Eso fue un poco rápido— Admitió Verónica, mirando a su mejor amiga con una ceja alzada. Estaba con la rubia y la morena sentadas sobre el césped del campus universitario.
—Sí, tal vez un poco, pero me gusta— Aseguró Betty, con una sonrisa.
—¿Pero te gusta el trabajo o el jefe?— Preguntó Toni, con una ceja alzada.
—¡No!— Negó Betty rápidamente, nerviosa, soltando un suspiro. —Es que no es correcto—
—No se a que te refieres cuando dices que no es correcto. ¿Las diferencias de edad o que él sea tu jefe?— Preguntó la morocha.
—O ambas— Habló Toni.
—Ambas, creo— Dijo Betty, bajando la mirada. —Pero el aún me gusta—
—Y yo te puedo asegurar que tú a él también, aún— Opinó Toni.
—Eso no es nada. Admito que me gusta su amigo el del cabello rojo— Admitió Verónica, mordiéndose levemente el labio. —Amiga, te iré a visitar con la excusa de que eres mi mejor amiga para ver a ese chico—
Betty soltó una pequeña risa y se detuvo cuando un auto deportivo negro se detuvo frente a la universidad, y cuando el tipo del auto bajó la ventanilla se vio a Jughead en el, con lentes oscuros y una seductora sonrisa.
Betty sonrió, mirándolo, y miró a sus amigas mientras se ponía de pie. —Chicas, nos vemos luego—
—Diviértete— Le dijo Verónica, con una sonrisa.
—Pero no demasiado cariño— Le advirtió Toni, divertida.
Tal vez Betty no le prestó mucha atención a esas últimas palabras, porque ya se había acercado al auto del pelinegro.
—Hoy no hay trabajo, pequeña— Avisó el chico, mirándola con una sonrisa. —Quizá ya lo sabías, pero en realidad vine a invitarte a salir. Mereces divertirte un poco. ¿Qué dices?—Propuso.
Betty sonrió mientras lo miraba. —¿Qué tienes en mente?—
—Escaparnos— Contestó Jughead, sin dejar de mirarla. —¿Aceptas?—
Betty sonrió y entró al auto del chico sin pensarlo mucho, quien empezó a conducir de inmediato.
Él conducía por la ciudad, hacia una ruta que esta vez ella no conocía, pero ella confiaba plenamente en él.
—¿Entonces a donde vamos?— Preguntó Betty, ansiosa, mirando al ojiazul.
Jughead sonrió, echándole una mirada rápida. —No seas impaciente, pequeña. Te llevare a uno de los lugares que considero más mágicos en esta ciudad—
—Entonces no puedo esperar— Admitió Betty, mirando por la ventana con una sonrisa, disfrutando del viaje.
Él seguía conduciendo hasta subir por una pequeña colina, un poco apartada de lo urbano de la ciudad, y nunca antes Betty había venido por aquí.
—Esto va a encantarte— Aseguró el chico, con una sonrisa mientras conducía aún. —Es un lugar que yo visitaba mucho cuando era niño—
Betty asintió, mirándolo, y cuando volvió a mirar al frente abrió los ojos como platos al ver esa enorme cabaña con una gran piscina, y de dos niveles.
—Wow...— Murmuró Betty, mirando a su alrededor, maravillada.
Jughead detuvo el auto frente a esa enorme casa de campo y entonces bajó del vehículo junto a la rubia.
Betty seguía mirando a su alrededor, viendo la casa tan grande que tenía enfrente; dos niveles, un balcón enorme con jacuzzi y se podía ver apenas un pequeño espacio de lo que parecía una enorme piscina detrás de la casa.
—Creo que no será necesario preguntarte si te gustó— Aseguró Jughead, acercándose a Betty y rodeándola con su brazo.
—Me encanta— Murmuró ella, mirándolo a él. —¿Aquí venias de niño?—
—Sí, desde muy pequeño. Luego nació mi hermanita y los dos jugábamos aquí— Contó Jughead, sonriendo con algo de nostalgia. —Me gustaría que conocieras a mi familia—
Betty sonrió ante esas palabras y lo miró mientras él la miraba a ella, y ahí hubo otro breve momento de silencio.
—Bien, ahora tienes que verla por dentro— Dijo Jughead, tomándola de la mano para guiarla al interior de la casa.
Betty tomó su mano y se dejó guiar por el chico hasta el interior de la casa, y quedó aún más maravillada con el interior; una sala enorme con modernos sofás, una gran pantalla plana, una cocina extremadamente grande, unas escaleras que conducían a un pasillo en el segundo piso y sobre todo con la brisa fresca de los árboles hacia la casa, algo que no se ve en lo urbano.
—Por dentro es maravillosa...— Murmuró Betty, aún mirando a su alrededor, sorprendida. —Me encanta—
Jughead la rodeó con ambos brazos, apretándola con cuidado, sintiendo el calor de su cuerpo. —Aquí nada ni nadie puede molestarte. Cuando quieras escapar, solo debes venir aquí—
Betty sonrió y se giró a mirarlo, y ambos quedaron cara a cara, mirándose directo a los ojos; una tensión extraña siempre los atrapaba, y eso los asustaba.
Ella se acercó más, y él también empezó a acercarse hasta que sus respiraciones se juntaron y sus labios rozaron levemente.
Se acariciaron, acariciaron sus rostros, sus mejillas y de paso sus labios, hasta que no pudieron más.
Juntaron sus labios en un beso que empezó lento, hasta que sus lenguas se encontraron e iniciaron una guerra entre ellas, una guerra feroz.
Rápidamente ese beso se volvió violento, porque en realidad hace mucho que los dos habían deseado devorarse las bocas. Dieron unos pasos hasta chocar con la pared, y continuaron en ese terrible beso fatal hasta que el aire abandonó sus pulmones y tuvieron que separarse.
Mantuvieron los ojos cerrados, hasta que los abrieron para encontrarse uno con la mirada del otro. Ese beso fue algo que de verdad habían deseado hace tiempo.
Y se volvió a repetir, ahora con más intensidad que la vez anterior, y con más deseo. Probar los labios del otro había sido algo del otro mundo para los dos.
Cuando el aire les volvió a faltar, volvieron a conectar sus miradas. Aunque fue lo más maravilloso y deseado por los dos, no querían hablar de ello.
—Yo... yo... creo que ya debería ir a casa— Admitió la ojiverde, bajando la mirada.
Jughead la tomó del mentón, haciendo que ella lo mirara. —Aún es temprano. No tenemos que irnos ahora—
Segundo beso 👀🥳🥳🥳🎉🎉¿Y que sigue después? 😏
Samy ❤️
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•Mi Corazón Es Tuyo•
FanfictionCuando te conocí, entonces mi vida tuvo sentido, y eso que le da sentido a mi vida eres tú