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MAIA

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Subí a casa con un nudo en la garganta y el corazón latiendo con fuerza, furioso. Aún no me lo creía. Me sentía descolocada pero, al mismo tiempo, estaba más cuerda que nunca. Tenía sentimientos encontrados y no sabía qué hacer con ellos. Me encontraba eufórica, excitada, confusa y muy contenta. Contenta porque podía volver a vivir con mi hermano. Contenta porque solo tenía que decirle que sí y volveríamos a estar juntos.

Contenta porque todo podía volver a ser como antes...

—Qué pronto has vuelto.

«Antes de él.»

Liam salió de su cuarto y su sonrisa me partió en dos.

Porque aceptar la propuesta de Oliver implicaba más, mucho más. Implicaba dejar todo aquello a un lado, apartarlo y continuar el camino por otro sendero. Otro en el que no estuviera él...

Me quedé helada.

—¿Maia? —Arrugó el ceño a medida que se iba acercando poco a poco—. ¿Va todo bien?

Tragué saliva, incapaz de responder. Había pasado de la alegría a la culpabilidad en un solo segundo. Y no entendía por qué me sentía de ese modo. ¿Quizá por haber aceptado sin consultarlo con Liam? Bueno, técnicamente no había aceptado, aunque la forma en la que me había puesto a llorar y a sonreír como una loca había hablado por sí sola. Pero... No tenía por qué sentirme culpable. ¿No? Al fin y al cabo, era mi vida. Era decisión mía, de mi hermano si acaso, pero de nadie más...

Y, sin embargo, cuando Liam llegó a mi lado y me dedicó una mirada cargada de preocupación, me arrepentí de haberme alegrado tanto por mí. Me arrepentí de no haber pensado antes en él. Me arrepentí porque no quería perderlo. Me arrepentí de haberme puesto a mí antes que a nosotros.

Y no, arrepentirse de algo así no está bien.

Pero entonces solo fui capaz de perderme en sus ojos y darme cuenta de que nunca nada es tan fácil como puede parecer. De que todo siempre tiene sus consecuencias. De que, si quería aprovechar aquella oportunidad, debía dejar cosas atrás. Debía romper algo.

Lo que desde luego no sabía era que esa simple decisión estaba a punto de cambiarlo todo. De cambiarnos a nosotros. De cambiar nuestro futuro.

Abrí la boca.

—Liam, tengo algo que contarte.

Nos miramos. Lo sentí. Y lo hice.

Se lo dije.

Lo solté...

Nos rompí.

Alas para volar ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora