76

32 5 2
                                    

ㅤ⠀ㅤ

MAIA

ㅤ⠀ㅤㅤ

«Creo que deberías hacerlo.»

«Vamos, Maia.»

«Dile que sí.»

Liam me observaba desde la cocina. Me dolía mirarlo, pero no podía dejar de hacerlo. Sus palabras aún retumbaban en mi cabeza, en mi corazón. Lo había dicho. Me había pedido que me fuera... Porque podía haber albergado una mínima esperanza de que no lo hiciera, de que me convenciese de que aquello no era una buena idea. Pero Liam no era así. Y yo lo sabía. Sabía que nunca me habría obligado a quedarme. Y por un momento odié que no lo hiciera.

Emily y Megan seguían hablando a mi lado. Había dejado de escucharlas, pero aún distinguía la expresión que más veces había abandonado sus labios.

Iban a echarme mucho de menos.

Se me partía el alma al darme cuenta de que yo también. Porque no solo iba a ser difícil despedirme de Liam; me iba a costar un mundo decirles adiós a ellas, a los chicos, a Harvey. Sin ser del todo consciente, había retomado mi vida a su lado. Había aprendido el significado de la palabra amistad y había averiguado lo que era formar parte de algo. Algo grande, algo precioso.

Liam me dijo esa mañana que él se lo había contado, a los cuatro. Estuve a punto de llorar por lo agradecida que me sentía. No podía estar más en deuda con él. Me había ayudado a dar el paso, a confesarlo en voz alta, y no sabía lo mucho que lo necesitaba hasta que, después de trabajar, aparecieron en casa con los ojos tristes y las palabras atascadas en la garganta. O al menos así lo sentí yo. Así me sentía. Y Liam, sin embargo, me sonreía cada vez que lo miraba.

¿Cómo lo hacía? ¿Cómo demonios podía mostrarse tan entero? Quizá la única opción era que también lo estuviera por dentro. Quizá a él no le importase tanto...

Desconecté por un momento de la realidad y pensé en la noche anterior. Temblé al recordar lo cerca que había estado. Lo poco que me había faltado para decírselo... Pero ¿de qué habría servido? Ni siquiera lo sabía. No estaba segura de nada. No tenía ni idea de lo que implicaban esas palabras y, sobre todo, no habría conseguido nada al pronunciarlas. Liam y yo... No habíamos sido más que eso. Me había salvado, me había enseñado que podía volver a vivir, y demostrando una vez más por qué era la mejor persona que había conocido nunca, me ayudaba a coger impulso para seguir volando...

Mierda, pero ¿cómo no iba a estar totalmente enamorada de él?

—Ámsterdam debe de ser precioso. Mis padres fueron allí por su viaje de novios y les encantó. Dicen que no se parece en nada al resto de ciudades en las que han estado. Que tiene algo que te deja sin palabras. Las calles, la gente, el ambiente. Yo creo que es otro mundo...

Volví al presente y me perdí en la conversación que estaban manteniendo mis amigas. Aunque a mí Ámsterdam me daba igual. Lo único que me importaba era mi hermano. Solo él... Al menos, si pensaba en ello, no le daría vueltas a lo demás. Si únicamente me centraba en lo que iba a ganar, no me dolería tanto darme cuenta de lo que iba a perder.

Oliver...

Nada más.

Alas para volar ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora