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MAIA
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Los siguientes días fueron tan agridulces que aún recuerdo la sensación. La tengo pegada a la piel, adherida a mí como si una parte muy pequeña de mi ser se hubiera quedado allí para siempre, en esas dos últimas semanas que pasé allí. Muy pequeña... O, en realidad, muy grande. Porque el corazón es un órgano pequeño, no más de quince centímetros, pero alberga tanto poder que puede llegar a ser más inmenso que el propio universo. Yo lo descubrí esa semana.
Y también descubrí que Liam se había estado controlando.
Me buscó todas las noches entre las sábanas, me tentó hasta hacerme perder el control y me demostró que, efectivamente, lo de París no había sido más que el principio. El principio de algo corto pero intenso... Muy intenso.
Había leído muchas veces sobre el hambre que es capaz de despertar una persona en otra, aunque nunca me habría imaginado que podía llegar a ser tan fuerte. Liam era un jodido imán, y él lo sabía. Hasta el momento me había hechizado con sus ojos y su sonrisa, pero entonces lo estaba consiguiendo con otras partes del cuerpo.
Agarré las sábanas con las manos y me arqueé al notar que me derretía. Literalmente. Ahogué un gemido y me temblaron las piernas sin poder evitarlo. No abrí los ojos hasta que mi respiración se volvió regular. Tragué saliva cuando Liam trepó por mi cuerpo. Le brillaban los labios y la mirada.
—Si pudieras ver lo preciosa que estás ahora.
Me tragué un sollozo y lo besé. Besarlo era mejor que derrumbarme. El placer que me provocaba era mejor que la pena que sentía. Su boca sobre mi boca. Sus manos en mi cintura. Su piel erizando la mía. Solo eso. Solo piel.
Aquellos últimos días gemí su nombre tantas veces que fui incapaz de contarlas. Aquellos últimos días nos abrazamos tan fuerte que dolió. Aquellos últimos días nos lo dijimos todo con el roce de nuestros cuerpos.
Porque aquellos últimos días conocí realmente la pasión.
Pero también descubrí el amor.
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Alas para volar ✔
RomanceMaia lo ha perdido todo. Perdió a sus padres hace cinco años y, ahora, su hermano mayor ha tenido que dejar el piso que compartía con ella para marcharse a trabajar al extranjero. Por si eso fuera poco, acaban de despedirla y, en un arrebato, decide...