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—Tal vez sea lo mejor, Lady Brodie.

Las doncellas de Silvanus se reunieron en la residencia de Brodie y suspiró con pesar.

—¿Cómo están tus rodillas?

—En serio, Su Alteza Tarkan es demasiado.

A pesar de decir eso, sus expresiones eran complicadas.

Brodie se mordió los labios con dureza.

Nunca imaginó ser rechazada tan bruscamente por un hombre.

'¿Qué parte de esa tonta que ni siquiera fue tratada como princesa es mejor que yo, Brodie?'

Brodie le tocó la cara con manos temblorosas.

'¡Esta cicatriz!'

Trazó la piel ligeramente áspera con los dedos. Quería sacarlo con las uñas.

—Es, es por esto. Es por eso que Su Alteza Tarkan me trató así...

—Lady Brodie...

—Porque soy...

Brodie jadeó y sollozó.

—Está bien. Podemos llamar a un sacerdote más tarde...

—¡Incluso un sacerdote no puede hacer nada con las cicatrices que son demasiado viejas!

Brodie chilló.

—¡En primer lugar... en primer lugar, es esa cosa despreciada la que debería tener esta cicatriz...!

Brodie apretó los dientes y murmuró. El veneno brilló en sus ojos.

Rosalyn asintió con la cabeza e intervino.

—Sí. La princesa es la que debería haber sido quemada con agua hirviendo.

Por eso Brodie se acercó a la princesa con agua hirviendo.

—Si hubiera conocido a Su Alteza Tarkan con la cara llena de cicatrices, las cosas habrían resultado completamente diferente.

—Entonces su Alteza Tarkan no se dejaría engañar por su apariencia, e inmediatamente se daría cuenta de lo desagradable que es esa cosa despreciada.

Las criadas consolaron a Brodie.

Cuanto más hablaban, más distorsionada se volvía la cara de Brodie.

Cierto, todo habría ido a parar a ella en lugar de a esa despreciada princesa.

El fuerte y frío Tarkan, las deslumbrantes joyas con las que Aristine estaba envuelta, la seda que cautivaba a la gente con una sola mirada, ¡todo sería suyo!

'¡Si las cosas no cambiaran...!'

Brodie golpeó la cama y sollozó.

—Lady Brodie...

Rosalyn palmeó la espalda de Brodie, luciendo apenada por ella.

—Creo que necesitas algo de tiempo a solas para calmarte. Te daremos un poco de espacio.

Cuando Rosalyn dijo eso, las otras sirvientas asintieron y se retiraron de la habitación.

—Ah, a estas alturas, la Princesa debe estar sosteniendo a Su Alteza Tarkan sin una sola cicatriz. Escuché que acaba de ir a la sala de entrenamiento con un pastel. Mira lo buena que es moviendo la cola.

Sacudió la cabeza de un lado a otro como si estuviera hablando consigo misma.

—E incluso hizo un cuchillo al azar para tratar de presumir frente a los guerreros.

Aristine¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora