Juro que (JENLISA G!P) [Parte 1 y 2]

Juro que...

Nos Quedamos Solitos - Rosalía

"Y que se ha muerto nuestra madre"
Y nos quedamos
Nos quedamos
Y nos quedamos solitos

(Recomiendo escucharla en la lectura porque este será el feeling de toda la historia)

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Newham, Londres, 1997.

Sus pequeños pulmones ardieron con dolor cuando había llegado a la cima, de su mano colgaba la de una niña un poco más chica que ella.

Lisa inspiró hondo, el corazón martillaba en su caja toráxica, sentía el cuerpo entumecido después de al menos cuarenta días viajando. Llegar a ese punto no había sido sencillo, lo sabía por las palmas de sus pies escociendole y las ronchas que se habían formado entre sus dedos con cada paso otorgado.

—Un poco más y llegaremos. —Alguien había gritado al frente, era el guía encargado de llevarles a Londres.

Las treinta y nueve personas que habían logrado llegar a ese punto no pudieron hacer más que exhalar de alivio. En especial las mujeres que llevaban niños acurrucados entre sus brazos y hombres que llevaban kilómetros arrastrando bolsas que incluían posesiones personales. El constante repiqueteo de ollas, los murmullos por lo bajo entre familias y el sonido de las pisadas a sus costados era todo lo que podía escuchar la tailandesa conforme seguían caminando.

Habían de todas las nacionalidades, desde turcos, indios y hasta vietnamitas. Todos parecían correr por lo mismo, una crisis financiera que había azotado el continente asiático con barbaridad y sin escrúpulos.

Con la disminución del bath tailandés se manifestó una fuerte fuga de capitales y una caída vertiginosa de su bolsa de valores. La crisis financiera tailandesa se extendió como una enfermedad a otros paises asiáticos. Los bancos extranjeros comenzaron a rehusar el financiamiento de las líneas de crédito a los bancos locales detonando la crisis total y llevando al país a un estado de emergencia.

El país había sido acorralado por un grupo de terroristas cuando el presidente abandonó el poder de forma voluntaria. Era más facil irse a otro sitio que afrontar las consecuencias de un conjunto de malas decisiones.

Sumidos en el desespero, millones de familias decidieron emigrar a países extranjeros con una economía más estable, pero la falta de recursos para poder tomar un avión como la mayoría de los pasajeros normales era notoria. La forma más accesible y económica para llegar a Europa era pasar el continente asiático a pie, en barcos mercantes y autobuses clandestinos que estaban dispuestos a llevar extranjeros indocumentados.

Era un riesgo constante el traspaso de cada frontera. Al principio habían sido más de doscientas personas en el grupo, y ahora se había dividido entre menos de la mitad. Algunos habían sido arrestados por la policía local a falta de documentos, otros decidieron quedarse en el camino sea porque el cuerpo no les daba para más o habían conseguido oportunidades conforme avanzaban.

Algunos cambiaban de rumbo para ir a Eslovaquia, Alemania, Hungría y Francia. Otros eran un poco más valientes y cruzaban el océano índico hasta Australia y Nueva Zelanda. Y después estaban los temerarios que llegaban a Reino Unido, España y en algunas ocasiones a América.

El destino de las hermanas Manoban era Reino Unido, el hermano de su madre y la única persona disponible para hacerse cargo de ellas se había ido hace muchos años a ese país. Les había enviado un dinero, el suficiente para poder pagarle al guía y comer un poco entre días, pero no tanto como para poder comprar un billete de avión para las dos.