T2 Capítulo 13

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You're In Love With a Psycho - Kasabian

You're in love with a Psycho
And there's nothing you can do about it
I got you running all around it

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La realidad de Lisa era aburrida con creces y le dejaba adentrarse demasiado en su mente para su propio gusto. El espacio era tan reducido que a veces se agachaba debajo de la rendija de la puerta para ver sí en sus pulmones entraba mejor aire para no sentirse tan ahogada.

Disfrutaba cuando Chiquita venía porque dejaba la puerta semiabierta y el aire exterior entraba un poco en el sitio. Además que a pesar de que hacía frío después de un mes entero sin ducharse ya estaba comenzando a ser insoportable para sí misma. Jamás se había sentido tan humillada como en ese momento en el que ni siquiera quería ponerse un dedo encima.

Sí, hubieron momentos en el que ese oficial en específico, Joe, el que venía a joderle las bolas traía una cubeta de agua y se la lanzaba en el rostro como una burla, mojando su cama y todo a su paso. Sólo ahí sentía un poco de alivio y se le escurrían las impurezas, de resto no tenía permitido salir de la celda por lo más mínimo, todas sus necesidades debían ser satisfechas en el pequeño y mugriento toilet en donde no se sentaría ni por todo el oro del mundo.

Al menos cuando Joe le tiraba la cubeta tenía un poco de refresco, pero ahora ni siquiera tenía eso. Aparte, Chiquita no se aparecía desde hace algunos días en que le lanzó la bomba de que efectivamente era su hermana. Bueno, sí bien Lisa adoraba su compañía y las breves conversaciones que tuvieron luego de eso no podía evitar estar feliz de que no se le acercara justo en ese momento.

A veces bromeaban con que seguramente cuando la gitana se bañara le cambiaría la cara por completo y que solo entonces Chiquita podría ver su verdadero rostro. Aunque secretamente le haya regalado un par de toallas húmedas para que por lo menos limpiara sus partes nobles cada vez que iba.

En su tiempo libre además de pensar y quejarse de su propio cuerpo también usaba este último como incentivo para no perder la forma. No estaba comiendo la proteína que consumía normalmente y estaba segura de que bajó un poco de peso, pero se esforzaba en hacer el ejercicio que pudiera dentro de esas cuatro paredes.

Y dormir.

Lisa dormía demasiado porque era el único momento en el que podía ver a Jennie.

Su rostro y su nombre plasmados en su mente eran una mezcla perfecta para una sonrisa involuntaria. Y sumida en sus sueños desde hace horas, Lisa daba vueltas en su cama como una noche cualquiera hasta que la puerta se abrió de golpe y el oxígeno puro se adentró por sus fosas nasales al punto de despertarla.

Abrió los ojos para mirar a la figura plantada en la puerta. Joe.

Usaba su ridículo traje azul, el cual le quedaba dos tallas menos de la que debería usar. Era tan patéticamente obeso que no podría mirarse el pene aún sí lo intentara. A Lisa le causaba repulsión con solo verlo. Se preguntó internamente qué querría ese idiota a esta hora, no era la usual en venir y golpearla hasta casi desmayarla.

Una vez más, Lisa era bastante tolerante al dolor pero no era completamente inmune. Se había contenido en cientos de ocasiones para no responder también. Le habría roto el cuello con facilidad en la primera oportunidad y estaba bastante segura de que lo hubiera hecho sí su hermana pequeña no habría puesto tanto incapié en que necesitaba portarse bien.

Chiquita quería que la mantuvieran en una misma celda, sí hacía algo malo no solo la trasladarían a otra cárcel sino que perderían los privilegios de poderse ver tan libremente. La teniente tenía contactos dentro de la cárcel que hacían caso omiso de sus visitas frecuentes, lógicamente con un intercambio de dinero fuerte para que mantuvieran la boca cerrada.

Juro que (JENLISA G!P) [Parte 1 y 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora