Capítulo 3

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A Wolf At the Door - Radiohead

I keep the wolf from the door
But he calls me up
Calls me on the phone
Tells me all the ways that
he's gonna mess me up

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La moneda giraba entre su dedo índice y medio. Cada vez que caía en la superficie de la mesa el penique hacía un ruido metalizado.

Lisa repitió la acción, concentrada, respirando por los dientes pero sin emitir ningún tipo de ruido. Giró la moneda otra vez, cerrando los ojos en otra respiración profunda. Una gota de sudor bajaba por su cuello de forma lenta, bañando el lunar del mismo.

En ese instante, la puerta de su oficina se abrió de par en par. Las dos personas a las que no quería ver ahora porque estaba segura de que le llenarían de mucha mierda con la que no quería lidiar estaban allí.

La castaña y la mayor de todas le enarcó una ceja.

Lisa podía sentir su mandíbula endureciendose ante esa mirada que solo hacía que quisiera partirle los dientes. Malditos asiáticos y sus costumbres de edad, maldita Jisoo y su necesidad de romperle las pelotas por ello aún cuando la tailandesa era la lider.

El sonido del gorgoteo se escuchó de fondo al mismo momento en que Rosé aparecía detrás de Jisoo con una pila de documentos. La pareja la miró, todavía en la puerta de la oficina y esperando sus instrucciones para proseguir a lo que venían.

Pasaron 2 largos minutos en los que el gorgoteo seguía sonando, seguido con el sonido de un jadeo que no provenía de la garganta de Lisa.

—¿Es en serio? —Murmuró Jisoo con malhumor.

Lisa alzó la mano, indicando que se callara. Era una señal que usaba al menos unas cincuenta veces en el día y sabía que a Jisoo le enervaba que lo usara con ella.

Pero a menos que quisiera compartir un buen duelo de cuchillos, todavía tenía que esperar a que Sana dejara de chuparle la polla.

—Al parecer sí es en serio. —Se burló Rosé por lo bajo, ignorando la clara advertencia de Lisa en que guardaran silencio. Avanzó hacia la silla en frente del escritorio y se sentó despreocupadamente a esperar.

La tailandesa gruñó por lo bajo, tomando la cabeza de Sana y forzandola a despegarse de su polla. La tenía sujeta como si fuese una aspiradora descontrolada y en vez del placer que pretendía tener en un principio, estaba abrumándola.

Y ahora estaba toda mojada... y la japonesa la miraba con ese ceño fruncido que hacía profundizar al de Lisa también.

—Largo. —Le dijo a la mujer arrodillada en frente de ella.

Sana clavó sus uñas en los muslos vestidos de Lisa con toda la intención de hacerle daño cuando se había levantado, pero la pelinegra ni siquiera se inmutó.

—Algún día te voy a ignorar cuando intentes buscarme de nuevo. —La molestia estaba implicita en los rasgos de Sana. Se acomodó la falda, mirando a Jisoo y Rosé con malhumor también antes de comenzar a caminar a la salida.

—Ese día no llegará pronto. —Murmuró Lisa lo suficientemente alto para que escuchara.

Se guardó a si misma y subió la bragueta del pantalón. La erección seguía latente y despiadada, una burla completa a su estúpido líbido desde hace una semana. El palpitar de la misma se sacudía dentro de su bóxer, riendose y apretandose imposiblemente más y la carga sobre sus testículos era tan pesada que si tenía la dicha de correrse algún día podría bañar a todo el maldito país.

Juro que (JENLISA G!P) [Parte 1 y 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora