T2 Capítulo 11

8K 1K 704
                                    





A Pain That I'm Used To - Depeche Mode

Close your eyes, pay the price for your paradise.
Devils feed on the seeds of the soul.

◦❀───────────────────❀◦


El cañón apuntaba directamente mientras que el primer ministro ensanchaba sus ojos, Chiquita respiró profundo a su costado mientras alzaba las manos en un claro ejemplo de redención. Trató de buscar los ojos de Jennie, pero estos últimos solo estaban en su padre, fulminándolo de una forma en la que se preocupó en serio por sus acciones.

Era de nuevo esa Jennie del búnker, la misma que cambió drásticamente después del secuestro.

Jennie miró a Chiquita de reojo.

Ese plan espontáneo no incluía apuntarle a su cuñada y hacer un gran tema al respecto, en realidad solo pensaba tomar un bolígrafo y clavárselo en el ojo a su padre como castigo por haber sumado tanta mierda a su vida y a la de Lisa. Sin embargo, la teniente siempre poseía su arma y sus cosas, por lo que, ¿quién era Jennie para desaprovechar esa maravillosa oportunidad?

Lógicamente estaba formando un show, no pretendía hacerle ningún tipo de daño a Chiquita. Sí su mente estaba igual de conectada a la de Lisa sabía que su gitana requería la ayuda de la teniente dentro de su puesto. Es decir, tendría que suponer que aún eran enemigas y desvincular cualquier acción de Chiquita con los gitanos.

Por eso Jennie entró en personaje, sonriéndole a Chiquita por unos segundos con un poco de cinismo. Esperaba realmente que captara las señales, sí tuviera intenciones de apuñalarla por la espalda no le habría dicho nada del refugio.

De todas formas, el que se estaba creyendo muy bien el cuento era el primer ministro. El hombre ahora poseía un rostro carmesí, sudado como en un maratón y con las manos abriendo y cerrándose de la rabia. No, no le tenía miedo a Jennie, estaba indignado.

—¿Qué mierda crees que estás haciendo? —escupió. Dio un paso al frente, pero Chiquita colocó una mano en su pecho impidiéndolo. Podrá pensar que intentaba protegerlo o que en realidad no quería que se acercara a Jennie, pero aún así Raewon se mantuvo en su sitio.—¿Por qué nombras a esa gitana ahora? —probablemente era eso lo que lo enojaba más.—Me dijiste que no había pasado nada entre ustedes dos.

Jennie se encogió de hombros.

—Quizás he modificado los detalles un poco, pero ha pasado demasiado para tu gusto. Estoy con ella, afróntalo de una buena vez.

El primer ministro se encontraba indignado.

—¿Acaso estás oyéndote? Es una rebelde, una maldita sabandija que ha hecho el daño suficiente y por eso está ahora tras las rejas, no puedes simplemente venir y decirme que estás con ella. ¿Qué clase de ideas te ha metido en la cabeza? —ahora estaba directamente gritando.—¡Todo lo que te ha dicho es una mentira! ¡No puedes simplemente confiar en una mujer como ella! —los ojos de Raewon brillaban con algo extraño.—Maleducada, sanguinaria y sucia. No voy a permitir que te vincules con una escoria así.

La joven se acercó para dejar una cachetada cruda en la mejilla de su padre. Sus uñas se enterraron en el proceso y dejaron una marca sumamente visible. El hombre ensanchó los ojos mientras se tomaba la mitad de la cara con una mano como sí no se lo creyera.

Jennie apretó el agarre en la pistola.

—No te atrevas a volver a hablar de esa forma de ella, te lo prohibo.

—¿Me lo prohibes? —inquirió hecho una furia.—Jamás creí que estaría tan decepcionado de ti... Pegándole a tu padre, ¿qué te ha hecho esa mujer? —esa última pregunta fue como sí se la hiciera a sí mismo.—Deja la pistola ahora mismo, yo te lo ordeno a ti.

Juro que (JENLISA G!P) [Parte 1 y 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora