Juro que (JENLISA G!P) [Parte 1 y 2]

Capítulo 5

Happy Together - Gerard Way ft. Ray Toro

Imagine me and you
I do
I think about you day and night

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Lisa estuvo al lado de Jennie toda esa noche, o más bien... Encima.

Sus muñecas y manos ya estaban entumecidas por la fuerza en la que Lisa las cogía. Eso, sin contar que en serio no podía moverse. La gitana había tratado de atarla con algo, pero se movía en el proceso en que intentaba hacerlo.

Podría haber llamado a alguien más para que le ayudara, al fin y al cabo era una chica de 1.63 metros que incluso había perdido peso con la desnutrición, pero también era astuta y escurridiza. Además, si le pedía ayuda a alguien más lo más probable es que no fueran nada cuidadosos con la paciente y bastantes problemas había tenido Lisa tratando de que la niña no se siguiera dañando.

Había un plan rondando en su mente sobre lo que podría hacer con Jennie, y que saliera lastimada no era una opción viable si quería que funcionara.

Así que prefería quedarse allí, estoica y a horcajadas mirando los pequeños dientecitos de la prisionera como si le gruñera cada vez que intentaba zafarse. Jihyo le dijo que dentro de poco era posible que Jennie se sentiría tan agotada que terminaría durmiendose.

Lo de sedarla se podía hacer solo un par de horas después cuando ya recuperara un poco de la energía con las vitaminas. Habían estado en la misma posición por al menos dos horas y media y Lisa ya había perdido la cuenta de las veces en que Jennie se quejó por eso.

Pero le tenía sin cuidado, incluso su bolsillo vibrando constantemente con los mensajes que Jisoo le dejaba. Seguramente se estaba preguntando en donde mierda se había metido, pero ahora esta era una prioridad porque su cerebro ya tenía formado un esquema alrededor de la princesita.

Solo tenía que esperar un rato más y cuando la niña se durmiera, ahí podría amarrarla en paz e irse a hacer sus cosas. Jihyo ya le habría suministrado el sedante para entonces.

—¿Te das una idea de lo mucho que pesas? —Era una de las cosas que decía Jennie para socavar el silencio que llevaban por horas.

Lisa no respondía a la mayoría de las preguntas o comentarios que decía, tenía un entrenamiento en como actuar en situaciones donde debía enfocarse. Sin embargo, relajó un poco los hombros y bajó la mirada de la pared hasta los pequeños ojos en forma de gato.

—80 kilos. —Respondió con tranquilidad.— Probablemente el doble de lo que tú pesas justo ahora.

—Exacto, estás... Literalmente aplastandome. —Respiró profundo.— Y tengo los brazos acalambrados, ¿podrías... —La petición murió en su boca, mirando a Lisa con el ceño fruncido.

Odiaba pedirle cosas, siempre que lo hacía recibía una burla. No podía olvidar que era una prisionera, a pesar de que su captora estuviera dedicando toda la tarde para intentar que no se dañara.

El cuello de Lisa sonó cuando lo estiró hacia atrás. Su cuerpo no podía ignorar del todo estar en la misma posición mucho tiempo. A pesar de que podía tener disciplina para situaciones en donde debía mantener el control, también era un ser humano y se aburría. Incluso estando encima de otra mujer.

—Ya que estamos acá, cuéntame de ti, Princesita. Así no nos volvemos locas en el camino mientras te duermes por fin.

Jennie entrecerró los ojos en su dirección.