Capítulo 3.6 Suave cosquilleo

1.9K 235 149
                                    


Cuando se enteraron de que ayudé con la guardería, varias personas comenzaron a acercarse a mí para pedirme favores. Los escuché a todos y les dije que intentaría ayudarlos en lo que más pudiera. Así que, ahora, me encontraba en la organización de un comedor comunitario para aquellos miembros de la manada que no contaban con buenos recursos.

-Lo que usted hace por nosotros es muy noble -me aseguró Ludmila.

-Lo hago con gusto -respondí mientras supervisaba que llegaran las cajas que había solicitado.

-Gracias, señorita. No sabe cuánto desearía que fuera nuestra luna -dijo ella con una sonrisa.

-Pero ustedes ya tienen una luna, y es buena -le aseguré.

Ludmila no dijo nada más, y yo continué organizando todo para que el evento saliera bien. Había hablado con Nick y le comenté mi idea del comedor. Nick, como el hombre justo y amable que era, me dijo que no había inconveniente y permitió que reabriera el comedor comunitario.

El lugar era enorme, y yo estaba en el jardín delantero, revisando en mi lista todo lo que iba entrando al sitio.

-¿Qué haces? -me preguntó Verusha al ver cómo varios hombres y mujeres de la manada me ayudaban con los preparativos.

-Estamos organizando el comedor comunitario -respondí mientras seguía contando las cajas.

-De ninguna manera. No tienes derecho a dar órdenes aquí; nadie te lo permitió -dijo con molestia, y luego se dirigió a los hombres que me ayudaban-. ¡A trabajar! Nadie les dio la orden de hacerle caso a una extranjera -les gritó.

Los hombres dejaron de trabajar y terminaron descargando las cajas en el suelo, mientras sus miradas alternaban entre Verusha y yo.

-Nick me dio permiso -le dije con determinación.

-El alfa -me corrigió.

-El alfa lo autorizó -repliqué con seriedad.

-De ninguna manera -respondió, acercándose a mí y levantando la mano, como si quisiera golpearme.

Esta mujer estaba acostumbrada a mandar y a que nadie le llevara la contraria. Retrocedí y me alejé para evitar su golpe.

-¿Qué está pasando aquí? -preguntó Nick, y Verusha se detuvo al verlo.

Ella solo volteó y se dirigió a él con ojos llorosos e indignados, mientras yo permanecía en mi lugar, esperando su respuesta.

-Ella pretende habilitar el comedor comunitario -se quejó Verusha con Nick, quien solo la observaba expectante-. Es un gasto extremadamente alto, y ellos pueden solventar su comida. Si dejamos que esto pase, serán una carga para la manada y no cumplirán con sus funciones; se acostumbrarán a depender de lo que les quieras dar -protestó dramáticamente, mientras los hombres y mujeres que me ayudaban observaban con desconcierto.

-Pero son personas que necesitan ayuda -le dije a Nick, avanzando hacia él.

-Es una pésima idea -se quejó Verusha.

Nick me miró detenidamente, y yo sostuve su mirada, implorándole en silencio. Ya había dado mi palabra y todas estas personas estaban esperanzadas con la apertura del comedor.

-Si quieres, puedes prestarme, y te lo devolveré. Te lo prometo -le dije a Nick, mirándolo con súplica.

Nick solo sonrió y se acercó, mirándome con ternura, mientras Verusha me observaba con molestia.

-Puedes hacer todo lo que quieras, pero deja de hacerme esas caritas -me dijo con ternura, dejando un suave beso en mis labios.

Fue un leve roce, pero me dejó con un cosquilleo en los labios. Nick me miró con una sonrisa y yo le devolví una sonrisa tímida.

6.El Alfa ImplacableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora