El camino de un héroe

79- Máquinas a vapor

Erick, Jess, Daniel, Elliot, Lewis y Eli se quedaron en el imperio de Britania solo por dos días más. Lewis ya había absorbido el trozo de núcleo, según él, el otro núcleo lo sentía hacia el norte, por lo que su viaje continuó hacia ese lugar.

"Sólo cuatro fragmentos, una vez que Lewis los tenga todos...desaparecerá para siempre de nuestras vidas".

Era un hecho que Erick no quería aceptar, no hubo día en que no pensara en eso. En ese momento, estaban tomando un camino hacia el reino de Cram, la noche había comenzado recién, pero Elliot quería salir del imperio de Britania lo antes posible.

Lewis y Eli los estaban llevando en su forma de lobo, mientras iban volando a toda velocidad por los aires.

—¿Estás segura de que te encuentras bien? Podemos tomar un respiro si llegas a sentirte fatigada.

Preguntó Elliot un poco preocupado, pero a Eli casi se le notaban unas venas hinchadas en la frente.

—Si me sigues preguntando lo mismo creo que realmente me voy a enfermar.

Respondió de forma cortante, mientras que Daniel se reía detrás de Elliot.

—Incluso yo me sentiría incómodo si en menos de dos horas me preguntan lo mismo más de diez veces.

Respondió entre risas, pero Elliot se volteó a verlo con una mirada sombría, Daniel se quedó con los labios sellados al hacer contacto visual con Elliot.

Mientras que encima de Lewis, Jess vio a Erick más callado de lo normal, ella iba sentada delante de él.

—¿Te encuentras bien tu Erick? Te ves con el ánimo abajo.

Preguntó Jess de forma casual.

—¿Tanto se nota?

Preguntó Erick con una sonrisa melancólica.

—Bueno, no tengo ojos atrás, pero ya conozco el ritmo de tus conversaciones, ¿Es por lo que pasó en Britania?

—No es por eso, es algo diferente.

Fue una respuesta algo cortante, no quería seguir hablando de eso en presencia de Lewis, Jess notó eso y quedó en silencio. Después de volar a un ritmo acelerado, finalmente cruzaron la frontera hacia el reino de Cram, una vez allí, aterrizaron cerca de un pueblo.

—Mientras bajábamos no vi ninguna luz, ¿Crees que haya una posada abierta en el pequeño pueblo de más adelante?

Se preguntó Daniel mientras estiraba un poco su cuerpo, después de montar sobre Eli por algunas horas.

—Hay una posibilidad, siempre hay por ahí alguna posada con atención de veinticuatro horas.

Mencionó Jess, mientras aprovechaba en estirar su cuerpo de igual forma.

—En ese caso podríamos ir, será un buen lugar para descansar, también tengo un poco de sueño.

Agregó Erick, la hora actual en ese momento eran las cuatro y media de la madrugada.

—Ah, por cierto...

Agregó Eli, mientras había tomado su forma humana nuevamente, estaba como un hombre.

—Volveré al inframundo, Erick tiene aún consigo el silbato que le entregué, así que ante cualquier urgencia puede tocar y apareceré de inmediato.

Elliot se preocupó de inmediato.

—¿Por qué tienes que volver a ese lugar? ¿Sigues sin estar del todo bien? Si necesitas algo, puedes decirme.