62- Oscuridad Infinita (2)

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Daniel trató de atacar al hombre, pero su cuerpo se había vuelto extremadamente pesado.

—¿Qué ocurre? ¿Tan débil eres?

El hombre voló hacia Daniel y le dio una fuerte patada en el estómago, Daniel sintió con claridad ese dolor. A causa del peso no podía defenderse, mientras el hombre le daba fuertes patadas una y otra vez.

—¿Qué pasó? ¿No que muy fuerte?

Daniel trataba de refutar, pero los golpes eran tan dolorosos y fuertes, que no alcanzaba a tomar aliento para responder.

Luego volteó a ver a sus compañeros, pero todos lo estaban mirando con una gran decepción.

—¿Por qué eres tan débil?

Dijo Jess.

—Si hubiera sabido que eras tan débil, no te habría contratado como mi caballero.

Comentó Daniel con una cara que mostraba asco.

—¿Si quiera ayudaste en algo? Mírate ahora, que decepción.

Dijo Erick mostrando claramente lo que decía.

Mientras Daniel recibía los golpes, sus lágrimas comenzaron a brotar, su orgullo había sido destrozado.

Finalmente, por el lado de Lewis, estaba tranquilamente de pie en la oscuridad mirando para todos lados.

—¿Chicos? ¿Qué paso aquí?

Preguntó mientras caminaba por todos lados, mientras caminaba, su vista se fue aclarando lentamente. Frente a él había un núcleo.

Era uno que conocía demasiado bien, se trataba de su verdadera forma, un núcleo, una cosa que estaba completamente abandonada en la nada.

—No deberías tener consciencia, fuiste creado para neutralizar los tres mundos. Solo eres una herramienta.

La voz que escuchaba no sabía de donde venía, era desconocida para él, pero su instinto lo decía, se trataba de su creador.

—Lo sé, debo desaparecer... pero... aun así...

Al otro lado del núcleo, se encontraba Eli, su rostro era tan sombrío como la primera vez en que se encontraron.

—No puedes hacer nada Lewis, fue un error conocerte también, lo mejor será que separemos nuestros caminos.

Lewis se sintió angustiado, quería ir hacia Eli, pero su cuerpo pesó tanto que se le hizo imposible llegar hasta Eli.

—¡Espera Eli! ¡Yo mentí, tengo miedo de volver a estar completamente solo! ¡No quiero desaparecer ni ser olvidado! ¡Quédate conmigo!

Lewis lloraba intentando alcanzar a Eli, pero no podía hacer nada, Eli se alejaba cada vez más de él.

—Ríndete, herramienta de los tres mundos, tú no debes desear nada, ni anhelar nada, ya que tu sola existencia ni siquiera es real. No eres nadie.

Al escuchar esa voz, Lewis se quedó en silencio, era su destino, no podía hacer nada para negar la realidad, su sola existencia era un error.

Por otra parte, Erick, se encontraba en total desesperación al verse en frente de Amelia, el dolor agonizante de ese día estaba a flor de piel.

Luego Damián estaba detrás de Amelia, con una sonrisa siniestra y burlesca.

—Nunca nadie te quiso, ni en mi familia, ni en tu maldito orfanato, ni mucho menos Amelia, ¿Por qué vivir? Deberías haberte quedado muerto.

Dijo Damián con una amplia sonrisa, Erick estaba viendo borroso, su estado mental estaba en el punto más bajo.

—¿Acaso... de verdad merecía morir?

Habló con mucha dificultad, pero de pronto algo se le vino a la mente. Era el cielo con su color fuego, y una persona con un cabello rubio dorado, cuyo cabello parecía fuego también gracias al sol.

"Cierto, alguien me dio una segunda oportunidad".

Pensó para si mismo, luego volvieron a su mente los recuerdos de cuando solo una persona pudo sacar a su espíritu de la desesperación.

Débilmente fue extendiendo su mano hacia su pecho.

—Simplemente muere, no tiene caso que intentes hacer algo, recuerdas ese día, ¿No? Debiste irte al infierno.

Dijo Amelia sin piedad alguna, pero Erick siguió extendiendo su mano, hasta que pudo tocar algo.

—No es así... nunca lo merecí.

Replicó, mientras su mano subía lentamente con el objeto, hasta que estaba por llegar a su boca.

—Aunque sea alguien molesto, ese tipo siempre estará de mi lado.

Pudo hablar más claramente y sonrió de forma confiada, luego se llevó el objeto hasta la boca y sopló con lo mejor que pudo, aunque debido a la hiperventilación el sonido emitido no fue mucho.

Amelia enfadada por sus palabras, sacó un cuchillo enfadada y estaba por clavárselo a Erick en la cara, pero de pronto, Eli había aparecido en frente de él.

—Me desaparezco un par de días y ya necesitas mi ayuda, ¿Vemos que podemos hacer?

Dijo este de una forma totalmente confiada, Erick recordó ese día, Eli había aparecido para salvar su alma y regresarlo a la vida, ahora nuevamente, Eli había aparecido para salvarlo de una cruel alucinación.

Eli con una sonrisa confiada, crispó sus dedos e hizo una especie de tornado con su maná demoniaco, haciendo que las alucinaciones desaparecieran en un instante.

Minutos antes, John y Julia, estaban en medio de los chicos. Podían ver como estaban murmurando y gritando algunas cosas mientras estaban tirados en el suelo.

—El poder divino de ese tipo de pelo plateado era muy fuerte, normalmente las alucinaciones debieron esperar, pero el artefacto absorbió una buena cantidad de poder divino y las alucinaciones salieron antes.

Comentó el hombre viendo con desdén a los chicos que estaban sufriendo con sus alucinaciones en el suelo.

—Está bien cariño, creo que es tiempo de deshacernos de ellos. Una vez que ellos pasen por el paraíso del cielo, ya no habrá nadie que moleste en nuestros planes. Por fin podremos estar juntos.

Dijo su esposa mientras acariciaba levemente el rostro de John, él sonrió levemente ante las dulces palabras que su esposa decía, con un dulce tono de voz.

—Eso es cierto, espero que como siempre, no veas lo que haré.

Ella se separó de él y se volteó, mientras que John sacó una daga que guardaba en el pantalón de su bolsillo. Luego caminó hacia Daniel, pero escuchó un sonido similar a un silbido.

Cuando volteó hacia el lado, vio a un hombre de cabello dorado y ropas elegantes de noble, con un tono de verde esmeralda y bordados dorados, puso ver que despedía una cantidad significativa de maná demoniaco, incluso pensó erróneamente que era un demonio de alto rango.

Ambos hicieron contacto visual y fue cuando Eli invocó un tornado solo con maná demoniaco, el maná liberado fue a atacar en parte a las energías externas, las cuales se encontraron en los artefactos.

—¡¿Quién eres?!

Preguntó exaltado, el maná que Eli desprendía le había intimidado, luego los chicos que estaban tirados en el suelo sufriendo alucinaciones, despertaron lentamente y se dieron cuenta que habían caído en ese tipo de trucos.

—¿Quién soy? No tengo ganas de presentarme a una escoria como tú.

Respondió Eli, mientras caminaba tranquilamente hacia él. El maná demoniaco que liberaba era tal, que incluso el suelo donde pisaba comenzaba a erosionarse y su presencia era más fuerte que cualquier cosa que ese hombre haya visto en este mundo.

—¿Eli?

Dijo Daniel con dificultad al colocarse de pie y darse cuenta de la situación, Elliot, Erick, Jess y Lewis, también se estaban adaptando al ambiente real.

—Debieron llamarme antes, pero al menos llegué a tiempo, ¿Esta escoria fue el que les hizo eso no?

El camino de un héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora