Era media noche y todos estaban durmiendo tranquilamente, la residencia del marqués de Trovis era un lugar seguro y sus guardias estaban más que calificados para hacer frente ante cualquier emergencia, incluyendo si es que alguna grieta al azar se abría.
Mientras ellos dormían, algunas arañas salieron de su escondite, varias de esas arañas se fueron arrastrando hacia los suministros de la cocina, una vez allí, comenzaron a liberar pequeñas gotas de un líquido extraño. Este líquido era muy poco, y cuando era inyectado a los alimentos, se extendían sin que se notara de forma visual, esas gotas de veneno no tenían color, olor ni sabor.
Por otra parte, las arañas se arrastraban en las habitaciones y una araña se ganaba por cabeza en cada persona que estaba en la mansión durmiendo.
Desde esa noche, dormir fue difícil, puesto que comenzaron a tener diferentes pesadillas cada noche, a diferencia de Elliot.
—¿Están bien?
Preguntó Elliot un poco desconcertado al día siguiente, cuando en el desayuno todos estaban con ojeras.
—Anoche tuve una pesadilla horrible, soñé que Jess se enojó conmigo y me apuñalaba con la espada.
Comentó Daniel bastante cansado y con sus ojos rojos.
—Yo soñé que Elliot me atacaba con el hielo y... sería muy gráfico describir más.
Dijo Erick con una risa incómoda, mientras que Elliot pareció aterrado que alguien tuviera pesadillas así sobre él.
—En mi caso soñé que Erick me decapitaba.
Suspiró Jess fingiendo estar deprimida.
—¡Nunca haría algo así!
Respondió Erick un poco desesperado.
—¿Podría ser que están un poco cansados? Pasaron por algunas cosas y creo que debe ser por eso, deberían salir y relajarse.
Comentó el marqués mientras veía a las criadas entrar y servir un gran desayuno.
—Coman para animarse un poco, una buena comida es signo de un buen sueño, seguro no volverá a pasar.
Dijo la marquesa de Trovis con una gran sonrisa, quería animar a sus invitados que no lucían muy bien.
Después de desayunar, por la recomendación insistente del marqués, fueron a dar un paseo hacia el pueblo que estaba cerca del marquesado, no era un pueblo muy grande, pero parte de su economía era el turismo y había ciertas cosas que llamarían la atención de los extranjeros.
Una vez llegaron, pudieron ver que el comercio en el lugar era activo, se podían ver desde mercenarios, hasta personas de diferentes culturas observando las cosas que ofrecían los vendedores.
—Oh, parece entretenido, ¿Podría haber algunas cosas interesantes?
Dijo Jess levantándose el ánimo al ver las diferentes artesanías que vendían los mercaderes.
—Sería más interesante si tienen comida exclusiva de la región.
Comentó Daniel mientras olía las comidas que tenían algunos puestos del lugar.
—Bueno, si gustan nos dividimos y a las dos de la tarde, nos volvemos a reunir en ese punto.
Elliot apuntó a una torre de un reloj que estaba en medio del pueblo, todos estuvieron de acuerdo y se dividieron para poder tomarse un respiro, esta vez Daniel quiso quedarse un rato con Lewis para enseñarle sus platillos favoritos.
En cuanto se separaron, Elliot caminó tranquilamente hasta un callejón donde no hubiera tanta gente. Al llegar, sacó una piedra en forma de diamante de su cartera, luego inyectó su maná en él y el diamante levitó entre sus manos, mientras una especie de imagen se abría frente a él. Al otro lado de la imagen, se encontraba su secretario personal.
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El camino de un héroe
FantasiEn el vasto continente del norte, el Reino de Reveire se alza como un bastión de justicia y prosperidad. Sin embargo, una anomalía mágica desencadena la aparición de grietas infernales, liberando hordas de demonios que sumergen al reino en un caos i...