Momentos de compañia

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El sol comenzaba a bajar sobre el horizonte, bañando la escuela de Royal Woods con una luz dorada que anunciaba el final del día. Los pasillos estaban llenos de estudiantes que recogían sus cosas, charlaban animadamente o se dirigían a sus actividades extracurriculares. Lynn Loud Jr. salía del vestuario con su mochila al hombro, su cabello desordenado después del entrenamiento, y una sonrisa triunfante en el rostro. Había tenido un buen día en la cancha, pero su plan de pasar la tarde relajándose con Amelia y el resto de sus amigos estaba a punto de cambiar drásticamente.

Cuando llegó a las puertas de la escuela, vio a su madre, Rita, esperándola con una expresión que Lynn reconoció al instante: algo venía en camino.

—¿Qué pasa, mamá? —preguntó, frunciendo el ceño mientras ajustaba la correa de su mochila.

—Cariño, necesito que cuides a Lily esta tarde. Me acaba de surgir un imprevisto en el trabajo, y no puedo dejarla sola —dijo Rita, su tono ligeramente apurado pero cálido.

Lynn abrió la boca para protestar, pero se detuvo al ver la pequeña figura de su hermana menor, Lily, mirándola desde detrás de su madre. Tenía sus grandes ojos llenos de ilusión y estaba abrazando a su osito de peluche favorito.

—Bueno… supongo que puedo llevarla conmigo —dijo Lynn finalmente, suspirando mientras se inclinaba para acariciar el cabello rubio de Lily—. ¿Te parece bien, pequeñaja?

Lily asintió emocionada.

—¡Sí! ¡Quiero estar contigo, Lynn!

Rita sonrió, agradecida.

—Eres un amor, hija. Me voy, confío en ti.

El grupo se reúne

Lynn tomó la mano de Lily y comenzó a caminar hacia el parque donde se había quedado de ver con Amelia, Kelly, Ivy, Marco y Jace. A pesar de que el plan inicial no incluía una pequeña compañera, Lynn sabía que sus amigos estarían más que encantados de tener a Lily con ellos.

Cuando llegaron, el grupo ya estaba esperándolas. Amelia fue la primera en notar a Lynn y su acompañante.

—¿Qué tenemos aquí? —preguntó con una sonrisa, acercándose para agacharse a la altura de Lily—. Hola, Lily. ¿Vienes a pasar la tarde con nosotros?

Lily asintió tímidamente, escondiéndose un poco detrás de Lynn.

—Sí. Lynn dice que vamos a jugar.

—¡Eso suena genial! —exclamó Kelly, acercándose con una energía contagiosa—. ¿Qué te gusta hacer, Lily?

—Columpios... y burbujas —respondió Lily con voz suave, ganándose una sonrisa de todo el grupo.

—Podemos hacer eso —dijo Ivy, mirando a los demás—. ¿Quién está a favor de una tarde tranquila en el parque?

Todos estuvieron de acuerdo, incluso Lynn, quien había esperado algo más competitivo pero ahora estaba dispuesta a disfrutar el tiempo con su hermana y amigos.

Una tarde tranquila

El grupo pasó la siguiente hora en el parque. Ivy y Kelly llevaron a Lily a los columpios, donde la ayudaron a balancearse mientras la pequeña reía sin parar. Marco y Jace estaban sentados en el césped, entretenidos en una acalorada discusión sobre cuál era la mejor película de acción.

Lynn y Amelia, por su parte, estaban cerca de Lily, disfrutando del ambiente relajado. Lynn se dejó caer en el césped, apoyándose en sus manos mientras miraba a Amelia con una sonrisa.

—Esto no es lo que planeé, pero no está mal —comentó Lynn, observando cómo Amelia miraba a Lily con ternura.

—Es lindo verte con Lily. Se nota que te quiere mucho —respondió Amelia, sentándose a su lado.

—Claro, ¿quién no querría a la gran Lynn Loud Jr.? —bromeó Lynn, golpeándose ligeramente el pecho con orgullo falso antes de que Amelia rodara los ojos y la empujara suavemente.

—Modesta como siempre, Lynnie.

Lynn soltó una carcajada y le dio un pequeño empujón en respuesta.

—Sabes que me quieres así.

Amelia sonrió, pero antes de que pudiera responder, Lily corrió hacia ellas con Ivy y Kelly siguiéndola de cerca.

—¡Lynn, Lynn! —gritó Lily mientras saltaba a los brazos de su hermana—. Quiero burbujas.

—¿Burbujas? —repitió Lynn, levantando una ceja mientras sostenía a Lily—. ¿Alguien trajo burbujas?

—Yo siempre estoy preparada —dijo Ivy, sacando un pequeño frasco de burbujas de su mochila.

—Por supuesto que sí —comentó Kelly con una risa—. Ivy es como un baúl de sorpresas.

Todos se unieron para soplar burbujas, con Lily corriendo detrás de ellas y riendo con cada intento de atraparlas. Incluso Marco y Jace se levantaron para unirse, aunque sus intentos de hacer burbujas grandes terminaron en desastres hilarantes que hicieron reír a todo el grupo.

El camino a casa

Cuando comenzó a oscurecer, Lynn decidió que era hora de llevar a Lily a casa. El grupo se ofreció a acompañarlas, así que caminaron juntos mientras seguían bromeando y charlando. Lily estaba claramente agotada después de tanto jugar, pero todavía tenía energía para saltar de un lado a otro mientras Lynn la sostenía de la mano.

—Creo que alguien tendrá un sueño profundo esta noche —comentó Marco, observando a Lily con una sonrisa.

—No será la única —respondió Lynn, estirándose—. Creo que yo también me voy a desplomar en cuanto llegue a casa.

—¿Eso es lo que pasa cuando no tienes mi increíble condición física? —bromeó Jace, recibiendo un golpe amistoso de Lynn en el brazo.

Amelia se rió y tomó la otra mano de Lily.

—Gracias por compartir tu energía con nosotros hoy, Lily. Eres la mejor.

Lily sonrió ampliamente, claramente encantada con el cumplido.

—¡Amelia es linda! —dijo Lily de repente, haciendo que Lynn soltara una carcajada.

—Lo sé, ¿verdad? —dijo Lynn, guiñándole un ojo a Amelia, quien se sonrojó ligeramente antes de empujar suavemente a Lynn.

Cuando llegaron a la casa de los Loud, el grupo se despidió con promesas de verse al día siguiente. Lynn y Amelia entraron con Lily, quien ya estaba medio dormida, apoyando su cabeza en el hombro de Lynn.

Una siesta compartida

Después de darle a Lily un vaso de leche y cambiarla a su pijama, Lynn la llevó a su habitación. La pequeña estaba demasiado cansada para protestar cuando Lynn la colocó en su cama.

—¿Te vas a quedar conmigo, Lynn? —preguntó Lily con voz somnolienta.

Lynn asintió, sentándose junto a ella.

—Claro, pequeñaja. No voy a ningún lado.

Amelia se quedó en la puerta, observando con una sonrisa.

—Es lindo verte así, Lynnie. Tienes un lado tierno que no siempre muestras.

—Shhh, no arruines mi imagen de chica ruda —respondió Lynn en un susurro, aunque no pudo evitar sonreír.

Amelia se acercó y se sentó al otro lado de la cama, acariciando suavemente el cabello de Lily hasta que la pequeña se quedó profundamente dormida.

—Creo que la agotamos —dijo Amelia, mirando a Lynn con ternura.

—Eso era el plan —respondió Lynn, bostezando mientras se recostaba junto a su hermana.

Amelia se quedó un rato más, hablando en voz baja con Lynn hasta que los ojos de la mayor también comenzaron a cerrarse. Fue una tarde tranquila, pero llena de momentos que Lynn sabía que no olvidaría.









Hola, se que no he actulizado esta historia,  ni la otra
Pero no la dejare olvidada lo prometo, Asi sea ya una semana sin actulizar WJDKSKSKD

Princesa, estoy contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora