Mientras caminaba de regreso a casa, sentía que el aire pesaba más con cada paso. La noticia de la muerte de Kyoujuro no dejaba de retumbar en mi cabeza, como si alguien la estuviera repitiendo una y otra vez, golpeándome sin descanso. Apenas cerré la puerta detrás de mí, mis piernas cedieron, y caí al suelo.
Intenté respirar hondo, calmarme, pero no podía. Todo lo que veía en mi mente era su sonrisa, esa que siempre me daba fuerzas, su voz diciéndome que todo iba a estar bien. Ahora no estaba. Y yo... yo no sabía cómo llenar ese vacío.
Un golpe suave interrumpió el silencio. Me congelé. Sabía quién era.
—Giyu, no ahora—, dije, con la voz quebrada. Apenas podía hablar sin que el dolor se colara en cada palabra.
—Déjame entrar—, respondió del otro lado. Su tono era tranquilo, como siempre, pero noté algo más. Insistencia. Preocupación. "No quiero que estés sola."
Apreté los ojos con fuerza, apoyando la frente contra la puerta. Mis manos temblaban. Lo último que quería era enfrentarme a su mirada, a las palabras que seguramente querría decirme. Pero él seguía allí, esperando.
¿Qué debía hacer? ¿Abrir la puerta o seguir huyendo?
Apoyé una mano en la puerta, sintiendo el frío de la madera bajo mis dedos. Por un momento, pensé en abrirla, en dejarlo pasar, pero el dolor en mi pecho pesaba demasiado.
—No puedo, Giyu —susurré al final. Mi voz era apenas un hilo-. No puedo verte ahora.
Del otro lado, hubo silencio. Un silencio tan largo que pensé que se había ido. Pero entonces habló, su voz más suave de lo que esperaba.
—Entiendo que estés herida... pero yo también lo estoy. Kyoujuro era importante para mí.
Sus palabras me atravesaron como una daga. Sabía que estaba tratando de conectar conmigo, pero en ese momento no podía soportarlo. No quería compartir mi dolor. No quería que nadie lo viera.
—Por favor, vete —dije, con más firmeza de la que sentía-. Necesito estar sola.
Otra pausa. Esta vez, más corta.
—Está bien —respondió al final. Su tono era extraño, como si le doliera más de lo que quería admitir—. Pero estaré aquí, por si cambias de opinión.
Escuché sus pasos alejándose, y algo en mí se rompió aún más. Quería correr tras él, pedirle que se quedara... pero no lo hice.
En lugar de eso, me levanté del suelo con esfuerzo y me dejé caer en el futón. Miré al techo, con los ojos ardiendo y el corazón destrozado.
—Lo siento, Giyu —murmuré en un susurro que se perdió en la soledad—. Pero no sé cómo compartir esto contigo.
Esa noche no pude dormir. El silencio de la casa me aplastaba, y cada rincón parecía susurrarme recuerdos de Kyoujuro. Su risa, sus consejos, la manera en que siempre parecía iluminar todo a su alrededor... ¿Cómo podía estar realmente muerto?Me incorporé con un suspiro tembloroso. No podía quedarme quieta, así que encendí una lámpara y me senté en la mesa, mirando fijamente el lugar donde solíamos comer juntos. Antes de darme cuenta, mis manos comenzaron a temblar de nuevo.
De repente, escuché algo. Un leve ruido en la ventana. Mi corazón dio un vuelco, pero cuando me acerqué con cautela, vi que era Giyuu. Estaba de pie afuera, bajo la luz tenue de la luna. No dijo nada, solo me miró, su expresión tan impenetrable como siempre, pero había algo en sus ojos... algo que me hizo retroceder un paso.
—¿Qué haces aquí? —pregunté, tratando de sonar firme.
—No puedo dejarte sola así —respondió. Su voz era baja, tranquila, pero cargada de determinación.
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𝑳𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒆 𝒍𝒂 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅 [𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 #1 - 𝑮𝑰𝒀𝑼]
RandomUn joven frío y reservado, marcado por la pérdida de su familia y el sacrificio de su mejor amigo, vive aislado del mundo, incapaz de expresar sus emociones. Su vida cambia cuando conoce a una chica llena de carisma y belleza, quien lo recuerda de u...