Caminé sin mirar atrás, dejando a Giyu en el camino mientras mi mente se llenaba de pensamientos caóticos. Cada paso parecía más pesado que el anterior, pero seguí adelante, negándome a permitir que mis emociones me dominaran. No podía hacerlo frente a él, no después de todo lo que había pasado.
Al llegar a mi mansión, solté un largo suspiro al cruzar el umbral. El lugar estaba tranquilo, como siempre, pero sentía un vacío que parecía haberse asentado en cada rincón. Dejé mi bolso junto a la entrada y me dirigí al salón, donde me dejé caer en el suelo, rodeando mis rodillas con los brazos.
El silencio era ensordecedor. Cerré los ojos y respiré profundamente, tratando de calmarme, pero las imágenes de la conversación con Giyu seguían reproduciéndose en mi cabeza. Las palabras que había dicho, mi reacción, su mirada... todo se entrelazaba, creando un torbellino de emociones difíciles de manejar.
—¿Por qué tiene que ser tan difícil? —murmuré para mí misma, sintiendo cómo la tensión se acumulaba en mi pecho.
Mi mano se posó instintivamente sobre mi vientre, donde una nueva vida había comenzado pero se había apagado demasiado pronto. La pérdida seguía siendo un peso abrumador, y aunque intentaba mantenerme fuerte, había momentos en los que la tristeza me vencía.
No sabía cuánto tiempo estuve sentada ahí, dejando que el silencio me envolviera, pero finalmente me levanté y me dirigí al dojo. Si había algo que podía ayudarme a despejar la mente, era entrenar.
Al desenvainar mi katana, sentí la familiaridad del arma en mis manos, pero al mismo tiempo, había algo diferente. Cada movimiento se sentía pesado, no por falta de habilidad, sino por la carga emocional que llevaba. Practiqué una serie de katas, enfocándome en la respiración de la llama, pero incluso eso parecía carecer del fervor que solía acompañarla.
Finalmente, dejé caer la katana al suelo y me apoyé contra la pared, jadeando.
—¿Qué está mal conmigo? —pregunté en voz alta, aunque no esperaba una respuesta.
El eco de mi propia voz fue mi única compañía. Por mucho que intentara mantenerme ocupada, sabía que no podía huir de mis emociones para siempre. Había demasiadas heridas abiertas, demasiadas palabras sin decir.
Tal vez tenía razón al necesitar tiempo, pero, en el fondo, una pequeña parte de mí sabía que eventualmente tendría que enfrentar todo esto. Con Giyu. Con mi propio dolor. Con todo lo que había perdido y con lo que aún quedaba por proteger.
Pero ese día no sería hoy. Hoy solo necesitaba seguir adelante, un paso a la vez, tratando de reconstruirme en el proceso.
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Giyu se encontraba sentado en el borde de su cama, con la mirada fija en el suelo. Desde que había intentado hablar conmigo y había sido rechazado, no había encontrado paz. La culpa lo carcomía por dentro, y el recuerdo de mis palabras resonaba en su mente: —No tenemos nada que hablar.
Finalmente, después de días de indecisión, Giyu se levantó con determinación. Había alguien que quizás pudiera ayudarlo, alguien que conocía mi historia, mis emociones y mi fortaleza mejor que nadie. Se dirigió a la mansión de los Rengoku, decidido a hablar con Shinjuro.
Al llegar, se detuvo frente a la puerta principal, respirando profundamente antes de tocar. Un sirviente abrió y lo guió hasta un salón donde Shinjuro estaba sentado, bebiendo té.
—Tomioka, ¿qué te trae por aquí? —preguntó Shinjuro, alzando una ceja con curiosidad.
Giyu inclinó ligeramente la cabeza en señal de respeto. —Necesito hablar con usted... sobre ella.
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𝑳𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒆 𝒍𝒂 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅 [𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 #1 - 𝑮𝑰𝒀𝑼]
РазноеUn joven frío y reservado, marcado por la pérdida de su familia y el sacrificio de su mejor amigo, vive aislado del mundo, incapaz de expresar sus emociones. Su vida cambia cuando conoce a una chica llena de carisma y belleza, quien lo recuerda de u...
![𝑳𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒆 𝒍𝒂 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅 [𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 #1 - 𝑮𝑰𝒀𝑼]](https://img.wattpad.com/cover/380634200-64-k751033.jpg)