𝑳𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒆 𝒍𝒂 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅 [𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 #1 - 𝑮𝑰𝒀𝑼]

CAPITULO 53

La mañana era fresca, y el sol apenas comenzaba a iluminar los terrenos de la sede principal de los Cazadores de Demonios. Mi mente estaba aún nublada por la conversación reciente con Tengen y por la creciente culpa de mantener el secreto de mi embarazo oculto a Giyu. Mientras caminaba hacia la sala de reuniones, sabía que no podría evitarlo por mucho más tiempo.

Al llegar, vi a Giyu esperándome. Su postura era tan solemne como siempre, pero cuando sus ojos encontraron los míos, noté una leve chispa de preocupación. Lo saludé con un leve movimiento de cabeza, sin atreverme a sostenerle la mirada por mucho tiempo.

Kayaga Ubiyashiki, el líder de los Cazadores de Demonios, estaba sentado con su característico aire de calma. Su presencia siempre emanaba una paz que parecía disipar cualquier tormenta emocional, al menos por un momento.

—Es un placer verlos a ambos. —dijo con su suave voz. —Ustedes dos han demostrado ser un equipo formidable en el campo de batalla, y por eso he decidido asignarles una misión conjunta.

Mi corazón dio un vuelco. ¿Una misión con Giyu? Justo ahora, cuando la tensión entre nosotros era casi palpable.

Giyu asintió respetuosamente.

—Estamos listos para cualquier misión que requiera nuestra ayuda, oyakatasama.

Ubiyashiki sonrió levemente antes de continuar.

—Han surgido informes de un demonio particularmente agresivo en las cercanías de un pequeño pueblo al este. Según los reportes, este demonio actúa en solitario, pero su fuerza y astucia lo hacen peligroso. Necesito que trabajen juntos para eliminar esta amenaza.

Asentí, tratando de enfocarme en la misión en lugar de mis propios problemas internos.

—Entendido, oyakatasama. Haremos lo necesario para proteger a los aldeanos.

Mientras hablábamos de los detalles de la misión, noté que los ojos de Ubiyashiki se posaban en mí y luego en Giyu, como si estuviera estudiándonos. Su expresión era serena, pero había un atisbo de curiosidad en su mirada.

—Hay algo que deseo decirles. —añadió Ubiyashiki, interrumpiendo el flujo de la conversación. —Sé que ustedes dos comparten un vínculo más allá de lo profesional.

Mis ojos se abrieron ligeramente, y sentí cómo mi rostro se calentaba de inmediato.

—No hay nada de malo en ello. —continuó, con una sonrisa tranquilizadora. —Al contrario, creo que la fuerza de ese vínculo puede ser una ventaja en esta misión. Sin embargo, no puedo evitar notar cierta distancia entre ustedes hoy. ¿Algo de lo que deseen hablar?

Giyu y yo nos miramos por un instante, y luego desviamos la mirada casi al mismo tiempo.

—No, oyakatasama. —respondió Giyu, manteniendo su tono habitual. —Estamos preparados para cumplir con nuestro deber.

Ubiyashiki no insistió, pero su sonrisa tenue me hizo pensar que había visto más de lo que nosotros queríamos mostrar.

—Entonces confío en ustedes. Recuerden que, aunque sus responsabilidades como cazadores son importantes, también deben cuidar de sí mismos y de los que les rodean. La batalla contra los demonios es tanto física como emocional.

Asentimos ambos, agradeciendo sus palabras antes de retirarnos para prepararnos para la misión.

Mientras caminábamos hacia los establos para recoger nuestras monturas, el silencio entre Giyu y yo se volvió casi insoportable. Finalmente, él habló, su voz tan suave como siempre, pero con un toque de preocupación.

—¿Estás segura de que estás bien para esta misión? Te he notado distante últimamente.

Me detuve por un momento, luchando con las palabras. Quería decirle todo, pero el miedo todavía me paralizaba.