CAPITULO 50

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La puerta de la habitación se cerró con un suave clic, y el silencio que quedó en el pasillo era denso. Tengen se recargó en la pared, cruzando los brazos, mientras miraba a Giyu, que se mantenía de pie, con los ojos fijos en la puerta. La tensión de la pelea con Sanemi había desaparecido, pero una nueva preocupación se había instalado en el aire.

Tengen observó a Giyu en silencio durante unos momentos, antes de finalmente romper el silencio.

—Giyu... —dijo Tengen, su tono más suave, pero con la firmeza que lo caracterizaba.

Giyu giró lentamente la cabeza hacia él, su expresión aún marcada por la preocupación.

—Sé que ahora no tienes ganas de hablar, pero creo que es hora de que lo hagamos. —Tengen hizo una pausa, asegurándose de que Giyu lo estuviera escuchando. —Sobre lo que pasó antes... con Sanemi. No es un tema fácil, pero estoy seguro de que te has dado cuenta de lo que está pasando.—

Giyu suspiró profundamente, mirando hacia el suelo. Parecía haber estado luchando con sus pensamientos, pero al escuchar las palabras de Tengen, se armó de paciencia para responder.

—Lo sé...—Giyu murmuró, su voz cargada de pesar. —No quiero que esto sea un problema. Pero no puedo evitarlo, Tengen. Sé lo que Sanemi siente por ella, lo he sabido desde el principio.

Tengen levantó una ceja, claramente sorprendido, pero también comprendiendo la situación.

—¿En serio? —dijo Tengen, no sin una pizca de incredulidad. —¿Sabías que Sanemi estaba enamorado de ella? Y aún así decidiste... quedarte con ella.

Giyu no respondió de inmediato, como si estuviera evaluando sus palabras. Finalmente, levantó la mirada, encontrando los ojos de Tengen con una mirada decidida.

—Sí. —dijo Giyu con una calma inquietante. —Lo sé. Pero eso no cambia nada. Ella es mi pareja, y eso no va a cambiar. No importa lo que Sanemi sienta, yo a ella la amo sin importar que.

Tengen, viendo la determinación en los ojos de Giyu, asintió lentamente, aunque su mirada seguía siendo seria.

—Lo entiendo, Giyu. Pero no puedes ignorar que esta situación es difícil para él. No solo por ella, sino también por ti. —Tengen dijo, su voz baja pero llena de un tono comprensivo. —Sanemi no es fácil, lo sé. Pero él también está lidiando con sus propios demonios

Giyu asintió, sabiendo a lo que Tengen se refería. Sanemi había tenido una vida difícil, marcada por la tragedia y la lucha constante. Giyu también lo sabía, pero no podía hacer nada al respecto si lo que él quería era proteger lo que tenía con ella, su compañera.

—Lo sé. Pero no voy a ceder, Tengen.—dijo Giyu con firmeza, sus ojos ahora llenos de una confianza renovada. —Ella es mi prioridad, y me importa más que cualquier cosa en este mundo. No voy a dejar que nada ni nadie la ponga en peligro

Tengen, al escuchar sus palabras, sonrió ligeramente, un gesto que rara vez mostraba.

—Eso es lo que me gusta escuchar de ti, Giyu.— dijo Tengen con tono grave pero no exento de cierto respeto. —Eres más fuerte de lo que piensas, y lo sé. Ahora solo tienes que asegurarte de que ella esté bien.

Giyu asintió nuevamente, más tranquilo. No quería que su relación con Sanemi empeorara, pero sabía que la situación era compleja. Lo único que importaba ahora era ella, su bienestar y el futuro que juntos iban a construir.

—Voy a hacer lo que sea necesario para protegerla. No dejaré que nada la dañe—dijo Giyu, su mirada fiera mientras se volvía hacia la puerta de la habitación.

𝑳𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒆 𝒍𝒂 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅 [𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 #1 - 𝑮𝑰𝒀𝑼]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora