CAPÍTULO 73

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El sol estaba alto en el cielo cuando terminamos nuestro entrenamiento. Giyu y yo habíamos estado practicando técnicas avanzadas, combinando nuestras habilidades con la Respiración del Agua y la Respiración de la Llama en perfecta armonía. Mi padre nos observaba desde la sombra de un árbol, con los brazos cruzados y una leve sonrisa en su rostro.

—Has crecido tanto —me dijo mientras nos acercábamos—. Dominas la Respiración de la Llama con un nivel que incluso tu hermano estaría orgulloso de ver.

Sus palabras me llenaron de emoción, y no pude evitar sonreírle con gratitud. Sabía cuánto había cambiado su actitud con el tiempo, y sentir su orgullo ahora significaba mucho para mí.

Después de un breve descanso, nos sentamos juntos en el comedor para almorzar. Era una comida sencilla pero deliciosa, llena de risas y recuerdos compartidos. Senjuro nos acompañó, siempre atento y lleno de energía, contando historias mientras disfrutábamos de los platos preparados con dedicación.

Cuando terminamos, Giyu me pidió hablar a solas conmigo. Lo seguí hasta el jardín, donde el aire era fresco y el sonido de los pájaros llenaba el ambiente. Me miró con seriedad, pero también con una ternura que no podía ocultar.

—Quiero decirte algo importante —comenzó, tomando mis manos entre las suyas—. Estos últimos días contigo han sido maravillosos. Todo lo que hemos pasado me ha hecho darme cuenta de lo mucho que significas para mí y de lo que quiero para nuestro futuro.

Lo miré, intrigada y con el corazón latiendo rápidamente.

—Quiero que vuelvas a vivir conmigo en mi mansión, como antes —continuó—. Quiero que volvamos a construir juntos nuestro espacio, nuestro hogar. No puedo imaginar seguir adelante sin tenerte a mi lado cada día.

Sus palabras me tomaron por sorpresa. Cerré los ojos por un momento, recordando los buenos momentos que habíamos compartido antes de todo el dolor y las dificultades. Era cierto que había encontrado una paz diferente en la mansión de mi padre, pero también sabía que mi vida estaba con Giyu, enfrentando el futuro juntos.

—¿Estás seguro de esto? —pregunté, con un leve temblor en la voz—. ¿Estás listo para empezar de nuevo?

Giyu me miró con una convicción que no había visto en él antes.

—No hay nada que desee más.

Con una sonrisa, asentí lentamente.

—Está bien. Volveré a vivir contigo.

La expresión de alivio y alegría en su rostro me hizo sentir que había tomado la decisión correcta. Nos abrazamos allí, bajo el cielo despejado, sellando nuestra promesa de un nuevo comienzo juntos.

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El sol comenzaba a descender en el horizonte, pintando el cielo con tonos cálidos mientras Giyu y yo nos preparábamos para partir de la mansión de mi padre. Había sido un tiempo especial, lleno de emociones y reconciliaciones. Mi padre, Shinjuro, nos acompañó hasta la entrada, con una expresión de serenidad que antes no había visto en él.

—Cuídense mucho —dijo mi padre, cruzando los brazos mientras miraba a Giyu con respeto—. Sabes lo importante que es para mí. Espero que siempre la protejas.

Giyu asintió con solemnidad, mirándolo directamente a los ojos.

—Lo haré, señor Shinjuro. Siempre estaré a su lado.

Senjuro salió corriendo de la mansión con un pequeño envoltorio en las manos.

—¡Hermana! —dijo, con su habitual entusiasmo—. Esto es para ti. Es un amuleto de buena suerte. Lo hice yo mismo.

𝑳𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒆 𝒍𝒂 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅 [𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 #1 - 𝑮𝑰𝒀𝑼]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora