𝑳𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒆 𝒍𝒂 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅 [𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 #1 - 𝑮𝑰𝒀𝑼]

CAPITULO 45

La luna llena se alzaba brillante en el
cielo, iluminando el campo de batalla con un resplandor frío y desolador. Allí, en medio de un bosque teñido de rojo por la sangre derramada, se libraba una feroz batalla contra la Luna Superior 3, Akaza. La lucha no solo era una prueba de fuerza, sino también de voluntad.

—¿Eres la sucesora de Rengoku? —rió Akaza con desdén mientras esquivaba otro golpe de mi espada envuelta en llamas—. ¡Qué decepción! No tienes ni la mitad de su poder, ni la intensidad de su espíritu. ¿Crees que con esta fuerza puedes vengar su muerte?

Su burla se clavó en mi corazón como una estaca. Aunque mis ataques eran certeros y mi espada ardía con el fuego que herede de Kyojuro, las heridas acumuladas empezaban a pasarme factura. Cada movimiento se sentía más lento, más pesado, mientras Akaza permanecía prácticamente intacto.

—¡No te atrevas a insultar su memoria! —grite, apretando con fuerza mi espada, ignorando el dolor en mi costado. Una herida profunda, causada por un golpe anterior, hacía difícil respirar, pero me negabas a retroceder.

Akaza simplemente sonrió, un gesto cruel que reflejaba su absoluto dominio en la batalla. De repente, con una velocidad cegadora, apareció frente a mi y me atrapó por el cuello con su mano firme. Mi espada cayó al suelo mientras intentaba liberarme de su agarre, pero era inútil. La fuerza de la Luna Superior era abrumadora.

—Mírate... patética. Tu hermano murió como un héroe, pero tú solo serás un sacrificio inútil —susurró, aumentando la presión en mi cuello. La oscuridad comenzó a nublar mi visión, y la desesperación se apoderó de mí.

En otro punto del bosque, Giyu Tomioka entrenaba en silencio, perfeccionando su forma de la Respiración del Agua.
Aunque su semblante era imperturbable, en su mente siempre habitaba una preocupación constante: tu seguridad. No era solo la relación profesional que los unía, sino algo mucho más profundo. Como tu pareja, sabía que te lanzabas al peligro con un fervor que rivalizaba con el de Rengoku,
y eso lo aterraba.

De repente, el graznido urgente de un cuervo Kasugai rompió la calma del bosque.

—¡Tomioka! ¡Ella esta en peligro! ¡Está enfrentándose a Akaza la luna superior 3 que asesino a Rengoku y su vida corre peligro! —anunció el cuervo con voz alarmante.

Giyu no necesitó más detalles. Su rostro se tensó, y en un instante, dejó su entrenamiento para correr hacia tu ubicación. El viento cortaba su piel mientras corría con todas sus fuerzas, su espada lista en su cintura.

Cuando Giyu llegó al lugar del combate, su corazón se detuvo por un instante. La escena frente a él era devastadora. Allí estabas, colgando inerte del agarre de Akaza, con tu costado sangrando profusamente. Tu cabello estaba empapado de sudor y sangre, y tus ojos estaban cerrados, como si ya hubieras perdido la lucha.

Akaza se giró al notar la llegada de Giyu, con su característico aire de desprecio.

—Oh, otro pilar. Llegas justo a tiempo para ser testigo de su derrota — dijo, lanzándome al suelo como si fuera un juguete roto. Giyu apenas alcanzó a atraparme antes de que impactara contra el suelo. Sus brazos me sostuvieron con cuidado, pero su mirada estaba fija en Akaza, llena de una furia que rara vez mostraba.

—No debiste tocarla —murmuró Giyu, su voz baja pero cargada de un peligro latente. Lentamente, me depositó en el suelo, asegurándose de que estuviera fuera del alcance de la batalla, antes de ponerse de pie y desenvainar su espada.

La luna iluminó su rostro, donde la calma habitual había dado paso a una determinación feroz. Akaza, al notar el cambio en su aura, sonrió.

—Interesante. Veamos si eres tan interesante como el fuego de esa chica.