𝑳𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒆 𝒍𝒂 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅 [𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 #1 - 𝑮𝑰𝒀𝑼]

CAPITULO 42

Los rumores sobre la batalla en el Distrito Rojo ya habían llegado a mis oídos antes de mi visita a la Mansión de las Mariposas. La noticia de que Tanjiro, Inosuke y Zenitsu habían enfrentado y derrotado a la Luna Superior 6 me dejó atónita. Era un logro monumental, pero también despertaba una gran preocupación en mí.

Decidí visitarlos en cuanto supe que habían regresado. Al llegar, el aroma a hierbas medicinales llenaba el aire. Caminé por los corredores impecables de la mansión hasta llegar a una habitación donde sabía que estaban descansando.

Abrí la puerta con cuidado y los vi allí: Tanjiro con vendas alrededor de su rostro y brazos, Zenitsu con el pie enyesado, e Inosuke recostado de una manera completamente despreocupada, a pesar de las vendas que cubrían su torso.

—¡Tanjiro! ¡Inosuke! ¡Zenitsu! —exclamé, corriendo hacia ellos.

—¡Oh! ¡Es bueno verte! —respondió Tanjiro, sonriendo a pesar de las marcas de agotamiento en su rostro.

Zenitsu, siempre dramático, se echó hacia atrás con una mano en la frente. —¡Estamos vivos! Pero apenas... Apenas, digo yo... Fue un infierno.

Inosuke se incorporó de golpe, señalando su pecho con orgullo. —¡Claro que estamos vivos! ¡Porque somos increíbles! Aunque tú te perdiste toda la acción, fue glorioso.

Me senté junto a ellos, mirando sus rostros cansados pero llenos de determinación. —¿Qué fue lo que pasó? Cuéntenmelo todo.

Tanjiro tomó aire antes de comenzar a hablar. —Todo empezó cuando usted se fue del Distrito Rojo.

—La Luna Superior 6, Daki y Gyutaro, aparecieron —continuó Zenitsu, su tono serio por una vez.

—¡Dos lunas superiores en un solo cuerpo! —gritó Inosuke, moviendo los brazos con entusiasmo.

Me llevé una mano al pecho, sintiendo el impacto de esa revelación. Una Luna Superior ya era lo suficientemente aterradora, pero dos en uno... era impensable.

—¿Cómo lo lograron? —pregunté, tratando de imaginar la magnitud de esa pelea.

Tanjiro bajó la mirada por un momento antes de responder. —No lo habríamos logrado sin el esfuerzo de todos. Uzui-san peleó contra Gyutaro mientras nosotros intentábamos debilitar a Daki. Pero incluso con nuestras fuerzas combinadas, fue casi imposible.

—¡Yo fui increíble! —interrumpió Inosuke, señalándose de nuevo—. ¡Corté esa cabeza molesta!

Zenitsu bufó. —No podrías haberlo hecho sin mi ayuda. Mi velocidad fue lo que realmente marcó la diferencia.

—¿Qué dices, cabeza de trueno? ¡Yo fui quien hizo el trabajo duro!

—¡Los dos hicieron un gran trabajo! —intervino Tanjiro, intentando calmar la situación, aunque sonreía al verlos discutir.

Sus palabras hicieron que una oleada de admiración y alivio me recorriera. Sabía que habían pasado por algo increíblemente difícil, y aun así, su vínculo permanecía intacto.

—Estoy tan orgullosa de ustedes -dije, sinceramente—. Derrotar a una Luna Superior... No es algo que cualquiera pueda hacer.

Tanjiro sonrió, aunque su rostro mostraba el peso de la experiencia. —Fue una victoria, pero... no fue sin sacrificios.

El ambiente en la habitación se volvió más pesado. Pensé en Uzui, quien había sido parte crucial de la misión.

—¿Uzui-san está bien? —pregunté.

-Sí, pero... -Tanjiro vaciló antes de continuar-. Perdió un brazo y un ojo en la batalla. Ha decidido retirarse como Pilar.

Sentí un nudo en el estómago al escuchar eso. La vida de un Cazador de Demonios siempre estaba llena de sacrificios, pero perder a un Pilar era un golpe duro para todos.

Pasamos horas hablando sobre la misión, sobre cómo cada uno había enfrentado sus propios desafíos. Tanjiro habló de cómo había aprendido nuevas técnicas con su respiración del Sol. Zenitsu, aunque modesto, admitió haber superado sus propios miedos para actuar en el momento crítico. Inosuke, por su parte, relató sus hazañas con su característica energía desbordante.

-Ustedes son realmente increíbles -dije al final, sinceramente impresionada por lo que habían logrado.

-Tú también lo eres -dijo Tanjiro, inclinándose un poco hacia mí-. Kyojuro-san estaría orgulloso de ti.

Sus palabras tocaron una fibra sensible en mí. Kyojuro siempre había sido mi inspiración, y escuchar su nombre en un momento tan significativo me recordó por qué luchaba cada día.

-Gracias, Tanjiro -respondí, con una sonrisa suave-. Creo que Kyojuro estaría orgulloso de todos nosotros.

Antes de irme, los ayudé a acomodarse mejor y me aseguré de que tuvieran todo lo que necesitaban. Cuando me despedí, prometí regresar pronto para verlos de nuevo.

Al salir de la Mansión de las Mariposas, sentí una mezcla de emociones. Estaba orgullosa de ellos, pero también preocupada por lo que el futuro nos deparaba. En un mundo lleno de demonios, cada victoria venía acompañada de un costo, y sabía que no podíamos permitirnos bajar la guardia.

"Siempre habrá algo por lo que luchar," pensé mientras caminaba bajo el cielo estrellado. "Y siempre habrá alguien esperando que volvamos."