La tarde era silenciosa en la mansión de Giyu Tomioka. Los jardines estaban tranquilos, el viento movía suavemente las hojas de los árboles, pero el interior de la casa estaba cargado de una melancolía que parecía arraigada en cada rincón. Giyu se encontraba sentado en el tatami de su habitación, mirando el anillo que alguna vez había colocado en el dedo de quien ahora descansaba en paz.
De repente, un suave golpe en la puerta principal rompió el silencio. Giyu se levantó lentamente, caminando hacia la entrada. Al abrir, se encontró con el padre de la mujer que había amado y con el joven Senjuro, quien sostenía una caja pequeña entre sus manos.
—Rengoku-sama... Senjuro... —murmuró Giyu, su voz tranquila pero marcada por un dejo de sorpresa.
El padre de Kyojuro y de su prometida asintió, con una expresión solemne. Aunque su postura era fuerte, sus ojos mostraban un dolor que nunca desaparecería del todo.
—Tomioka —dijo Shinjuro, directo pero con un tono menos severo de lo habitual—. Pensamos que era momento de venir a verte.
Giyu inclinó la cabeza en señal de respeto y les hizo un gesto para que entraran. Los tres se sentaron en la sala principal, donde la luz del atardecer se colaba por las ventanas. Hubo un silencio incómodo al principio, como si ninguno supiera exactamente cómo abordar el motivo de la visita. Finalmente, Shinjuro tomó la palabra.
—Ella hablaba mucho de ti, Tomioka. Incluso antes de que todo esto comenzara. —Su tono era bajo, pero cálido—. Aunque no lo decía en voz alta, sé que eras su fuerza.
Giyu miró el suelo, sintiendo cómo esas palabras golpeaban directo en su corazón.
—Lo siento... —dijo Giyu, con la voz cargada de culpa—. No pude protegerla.
Senjuro, quien había estado callado hasta ese momento, sacudió la cabeza rápidamente.
—¡No es tu culpa, Tomioka-san! Mi hermana sabía lo peligrosa que sería esa batalla. Ella quería protegernos a todos. Estoy seguro de que no querría que te culparas por lo que pasó.
Shinjuro asintió lentamente.
—El chico tiene razón. Ella tomó su decisión con el corazón, igual que Kyojuro. Ambos sabían que su destino era proteger la vida de otros, aunque costara la suya propia.
Giyu cerró los ojos por un momento, luchando contra la marea de emociones que amenazaba con desbordarse. Finalmente, tomó aire y levantó la mirada hacia ellos.
—Agradezco que hayan venido. Es difícil... pero sus palabras me ayudan.
Senjuro extendió entonces la caja que llevaba consigo.
—Esto es para ti, Tomioka-san. Mi hermana lo guardó en su habitación. Dijo que quería que lo tuvieras algún día.
Giyu tomó la caja con cuidado, sintiendo un nudo en la garganta mientras la abría. Dentro había un pequeño trozo de tela bordada con un emblema de llamas, similar al haori de Kyojuro, y una nota doblada.
La nota tenía una frase simple, escrita con la caligrafía elegante que Giyu conocía tan bien:
"Siempre estaré contigo, incluso en los momentos más oscuros. No olvides vivir, porque esa fue mi última petición."
Giyu cerró los ojos, apretando la nota contra su pecho.
Shinjuro y Senjuro se levantaron, dándole espacio. Antes de salir, Shinjuro colocó una mano en el hombro de Giyu.
—Vive, Tomioka. Ese sería el mejor tributo que podrías hacerle.
Giyu asintió, incapaz de hablar, y los observó mientras se marchaban. Quedándose solo, volvió a mirar la nota, prometiéndose a sí mismo que algún día encontraría la manera de cumplir con ese último deseo.
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𝑳𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒆 𝒍𝒂 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅 [𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 #1 - 𝑮𝑰𝒀𝑼]
DiversosUn joven frío y reservado, marcado por la pérdida de su familia y el sacrificio de su mejor amigo, vive aislado del mundo, incapaz de expresar sus emociones. Su vida cambia cuando conoce a una chica llena de carisma y belleza, quien lo recuerda de u...
![𝑳𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒆 𝒍𝒂 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅 [𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 #1 - 𝑮𝑰𝒀𝑼]](https://img.wattpad.com/cover/380634200-64-k751033.jpg)