CAPITULO 91

28 2 0
                                        

El enfrentamiento con Kokushibo se intensificaba. Cada movimiento suyo era rápido, calculado, como si pudiera leer nuestras intenciones antes de que siquiera las ejecutáramos. Sus seis ojos brillaban con una siniestra serenidad, observándonos con la confianza de alguien que sabía que tenía la ventaja.

A pesar de ello, no cedíamos. Gyomei, con su fuerza imponente, se mantenía al frente, bloqueando los ataques devastadores de Kokushibo con su cadena y su hacha-mazo. Tokito, ágil como el viento, combinaba su Respiración de la Niebla con movimientos estratégicos para confundir al enemigo.

Yo, aunque cansada, luchaba con toda mi voluntad, empleando la Respiración de la Llama con la misma pasión y ferocidad que mi hermano Kyojuro. Las llamas de mi katana iluminaban la oscuridad de la Fortaleza Infinita, un símbolo de nuestra determinación.

Sin embargo, el embarazo comenzaba a pasarme factura. Mis movimientos se sentían más lentos, mi respiración más pesada, y mi cuerpo exigía descanso, aunque no podía permitírmelo.

—Deberías rendirte —dijo Kokushibo, su voz grave y desprovista de emoción, mientras esquivaba uno de mis ataques—. Tu estado no te permitirá resistir mucho más. Es sorprendente que luches con tanta ferocidad, considerando...

—¡Cállate! —grité, lanzándome hacia él con un ataque vertical envuelto en llamas. Mi katana se encontró con su espada, provocando un destello cegador.

En ese momento, Sanemi, que había estado observando mis movimientos con preocupación, se adelantó para cubrirme cuando Kokushibo contraatacó con un arco horizontal.

—¡¿Qué demonios estás haciendo?! —gritó Sanemi, bloqueando el ataque con su katana—. ¡No estás en condiciones de luchar así! ¡Estás poniendo en riesgo no solo tu vida, sino la de tu hijo también!

Sus palabras resonaron como un trueno, y por un momento, me quedé inmóvil. El embarazo ya no era un secreto. Pero no podía detenerme.

—¡No voy a rendirme! —dije con determinación, levantando mi katana nuevamente. Mis ojos se encontraron con los de Kokushibo, y en ellos podía ver una chispa de algo que parecía respeto mezclado con burla.

Gyomei intervino entonces, su voz grave resonando por encima del caos:
—Si vas a seguir luchando, al menos lucha estratégicamente. No podemos darnos el lujo de perderte ni a ti ni a tu hijo.

Sentí un peso aplastante en el pecho, no solo por el cansancio físico, sino por la realidad de lo que estaba en juego. Pero sabía que no podía detenerme. No mientras Kokushibo estuviera frente a nosotros, no mientras Muzan siguiera vivo.

—Entendido, Himejima-san —respondí, ajustando mi postura y respiración. Sanemi me lanzó una mirada de advertencia, pero también de aprobación.

La batalla continuó, con ataques combinados y movimientos cuidadosamente coordinados. Cada uno de nosotros daba lo mejor de sí, conscientes de que no había margen de error contra un oponente como Kokushibo.

≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪

Tanjiro y Giyu, con sus marcas de cazador brillando intensamente, seguían enfrentándose a Akaza en una batalla que parecía interminable. Cada movimiento del demonio estaba cargado de una fuerza devastadora y precisión letal, pero el trabajo en equipo entre el joven espadachín y el Pilar del Agua era impecable.

Akaza sonrió con esa expresión desquiciada y desafiante mientras esquivaba un golpe de Tanjiro.

—Tanjiro Kamado, Giyu Tomioka... Ambos son dignos oponentes. Pero, ¿cuánto tiempo más podrán seguir así? —dijo mientras lanzaba un devastador ataque circular con su técnica de la Destrucción del Compás.

𝑳𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒆 𝒍𝒂 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅 [𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 #1 - 𝑮𝑰𝒀𝑼]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora