CAPÍTULO 92

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En la profundidad de mi inconsciencia, me encontraba en un lugar que parecía una mezcla de oscuridad y luz. A lo lejos, una figura cálida y familiar apareció, su cabello dorado ardía como el sol al amanecer, y su capa ondeaba con ese característico patrón de llamas. Era Kyojuro, mi amado hermano.

—Hermana, ¿qué estás haciendo? —dijo con su inconfundible voz llena de pasión y determinación. Sus ojos, llenos de bondad y fuego, me miraban fijamente. —¡Este no es tu lugar! ¡No es tu momento de descansar!

Sentí una mezcla de alivio y culpa al verlo.

—Kyojuro… no sé si puedo. Estoy agotada… el bebé… —mi voz apenas salía, y mis palabras eran un susurro de duda.

Kyojuro se inclinó hacia mí, colocando una mano firme y reconfortante sobre mi hombro.

—Hermana, llevas en tu interior no solo una nueva vida, sino también la voluntad de nuestra familia. No estás sola, nunca lo has estado. Piensa en todo por lo que has luchado hasta ahora, en los que confían en ti. ¡Si no despiertas, Kokushibo seguirá matando! ¡Sanemi, Tokito, Gyomei… ellos no podrán hacerlo solos!

Las lágrimas brotaron de mis ojos mientras lo escuchaba.

—No sé si soy lo suficientemente fuerte…

Kyojuro sonrió, su mirada llena de confianza en mí.

—Claro que lo eres. Eres una Rengoku. La llama de nuestro linaje arde en ti más brillante que nunca. Ahora, despierta y enciende esa llama. Activa tu marca, hermana. Es el único modo de vencer a ese demonio.

El calor de sus palabras parecía atravesar la oscuridad que me envolvía. Mi corazón empezó a latir con más fuerza, y sentí un ardor creciente en mi pecho.

—Confío en ti. Siempre lo he hecho, y siempre lo haré. No dejes que el miedo te consuma. ¡Levántate! —gritó Kyojuro, su voz resonando como un rugido que me sacudió hasta el alma.

Un destello de luz intensa llenó mi visión, y de pronto, mi cuerpo reaccionó.

Con un jadeo, abrí los ojos de golpe. La escena que se desarrollaba ante mí me hizo estremecer. Tokito estaba arrodillado, sangrando profusamente, su espada rota en sus manos. Genya, apenas de pie, luchaba por mantenerse firme mientras Kokushibo preparaba un golpe devastador, listo para acabar con ellos.

—¡No! —grité con todas mis fuerzas, levantándome con un vigor que no sabía que aún tenía.

El aura de Kokushibo se giró hacia mí, sus ojos demoníacos llenos de desdén.

—Así que has despertado. Aunque veo que será solo para presenciar su muerte.

Ignoré sus palabras, mis manos apretando la empuñadura de mi katana con una fuerza renovada. Una marca ardiente comenzó a aparecer en mi rostro y cuello, extendiéndose como llamas vivas que simbolizaban mi determinación. Sentí una oleada de poder recorrer mi cuerpo, como si el legado de mi familia me impulsara hacia adelante.

—¡Tokito, Genya, atrás! ¡Déjenme esto a mí! —grité mientras avanzaba.

Ambos cazadores apenas lograron retroceder antes de que yo bloqueara el golpe de Kokushibo, nuestra colisión haciendo temblar el suelo bajo nuestros pies.

—Finalmente, la llama arde con fuerza — dijo Kokushibo, una sonrisa sádica en su rostro

En ese momento, sentí un cambio en el aire. Tokito, Himejima, y Sanemi también comenzaron a manifestar sus marcas de cazador, sus cuerpos irradiando una fuerza que trascendía los límites humanos.

—¡No peleas contra uno de nosotros, Kokushibo! —declaró Sanemi, su voz llena de furia y resolución.—¡Peleas contra todos!

Con nuestras marcas activadas, la batalla se tornó aún más feroz. Las llamas de mi respiración ardían con una intensidad que nunca antes había sentido, cada movimiento era más rápido, más preciso. La fortaleza infinita retumbaba con el poder de nuestros ataques, y aunque Kokushibo seguía siendo un oponente formidable, por primera vez, parecía sorprendido.

𝑳𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒆 𝒍𝒂 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅 [𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 #1 - 𝑮𝑰𝒀𝑼]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora