CAPITULO 72

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La noche había llegado, y con ella, una sensación extraña se apoderaba de mí. Iba al encuentro de algo grande, algo que cambiaría nuestras vidas para siempre. Giyu, a mi lado, mantenía su mirada firme, pero sabía que detrás de su serenidad también sentía el peso del momento. Mientras nos dirigíamos hacia la mansión de mi padre, el aire parecía estar impregnado de algo distinto, una mezcla de nerviosismo y emoción.

Al llegar, fuimos recibidos por una cálida bienvenida de mi padre y Senjuro, quienes nos esperaban con sonrisas en sus rostros. Pero lo que realmente me sorprendió fue la decoración. La mansión estaba vestida con flores y luces suaves, creando un ambiente acogedor y elegante. La mesa estaba dispuesta de manera perfecta, con una cena que claramente había sido cuidadosamente preparada.

—Bienvenidos —dijo mi padre con una sonrisa en el rostro—. Hoy es un día especial. Giyu, te agradezco por haber planeado todo esto.

Mis ojos se abrieron con sorpresa al ver a tantas personas reunidas. Entre los invitados, estaban Tengen y sus tres esposas, quienes me saludaron alegremente, junto con Kayaga Ubuyashiki y sus hijos y su esposa Amane. Todos parecían estar esperando algo, pero lo que más me llamó la atención fue la mirada de mi padre, quien parecía estar esperando el momento adecuado para hablar.

Finalmente, mi padre se levantó y todos los ojos se centraron en él. Con una expresión que mostraba tanto seriedad como emoción, comenzó a hablar:

—Hoy, como todos saben, es un día importante. No solo para mi hija, sino también para este hombre que está a su lado. Giyu, te he visto crecer y pasar por muchas dificultades, pero también he visto tu devoción hacia mi hija. Sé que eres el hombre que ella necesita. Y quiero que sepas que, aunque este compromiso es una gran responsabilidad, confío en ti para cuidarla y apoyarla en cada paso que den juntos.

Mi corazón latía con fuerza mientras escuchaba a mi padre. A pesar de todo lo que había sucedido, de las heridas que aún llevábamos dentro, este momento era el cierre de un capítulo y el inicio de uno nuevo. Mi padre, con todas sus faltas y aciertos, estaba dándome su bendición, y eso significaba mucho para mí.

Cuando mi padre terminó, se sentó, y una calma repentina se apoderó de la habitación. Giyu, de pie a mi lado, me miró con una intensidad que me hizo sentir que el mundo se desvanecía a nuestro alrededor. Fue entonces cuando él, con un gesto decidido, se acercó a la mesa y sacó una pequeña caja de su bolsillo.

El silencio se hizo aún más profundo, y todos esperaban lo que ocurriría a continuación. Giyu, con una mezcla de nerviosismo y emoción, abrió la caja, revelando un anillo de compromiso que brillaba bajo la suave luz de las velas. El diseño era sencillo pero elegante, con una piedra de zafiro en el centro, rodeada de pequeños diamantes que la hacían brillar de una manera sutil pero hermosa.

—Este es para ti —dijo Giyu, su voz profunda, pero temblorosa—. He pasado por mucho, pero siempre he sabido que lo que más quiero es estar a tu lado. Este anillo es mi promesa, mi compromiso contigo, de que siempre estaré aquí para ti, en las buenas y en las malas. Quiero que seas mi compañera, hoy y siempre.

Mis ojos se llenaron de lágrimas al escuchar sus palabras. No necesitaba más, no había nada más que decir. Todo lo que quería, todo lo que necesitaba, estaba allí, frente a mí, con él.

—Sí —respondí, con la voz quebrada por la emoción—. Sí, Giyu, quiero estar contigo. Siempre.

Giyu sonrió, y con un movimiento suave, colocó el anillo en mi dedo. El momento se sintió eterno, como si el mundo se hubiera detenido para que solo existiéramos nosotros dos.

Tengen, quien había estado observando todo con una sonrisa amplia, se acercó y levantó su copa.

—¡Felicidades, ustedes dos! Que este sea el comienzo de una nueva vida llena de amor y de lucha juntos.

𝑳𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒆 𝒍𝒂 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅 [𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 #1 - 𝑮𝑰𝒀𝑼]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora