𝑳𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒆 𝒍𝒂 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅 [𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 #1 - 𝑮𝑰𝒀𝑼]

CAPÍTULO 59

La batalla se intensificaba con cada segundo que pasaba. El aire estaba cargado de tensión, y mi respiración se volvía más pesada mientras el suelo bajo mis pies vibraba con cada golpe de Kokushibo. Podía sentir la energía del demonio en cada movimiento que hacía, como una sombra oscura que se deslizaba entre mis ataques.

Él sonrió, una sonrisa fría, calculadora. No podía entender cómo un demonio como él podía disfrutar del sufrimiento ajeno, pero ahí estaba, mirándome con una expresión de burla y desdén.

—¿Crees que puedes seguir luchando después de todo lo que has perdido? —dijo Kokushibo, sus ojos brillando con malicia. Su voz resonó en mi mente, intentando sembrar la duda, intentando desestabilizarme. Como si pudiera sentir mi vulnerabilidad, el muy bastardo continuó—. ¿Acaso aún piensas que puedes vencerme después de lo que pasó con tu hermano Kyojuro?

El nombre de Kyojuro cayó como una bomba en mi pecho. Mi cuerpo se tensó involuntariamente, y una ola de dolor recorrió mi interior. La herida en mi alma, ese vacío que sentía cada vez que pensaba en él, se reavivó

—Te crees tan fuerte, pero Kyojuro fue una simple chispa que se apagó rápidamente —continuó, con su voz cargada de veneno. Su risa baja se escuchó como una amenaza en mis oídos—. Lo que él no pudo hacer, tú tampoco lo lograrás.

Mis manos temblaron por un instante, la rabia comenzaba a burbujear dentro de mí, pero él no se detuvo allí.

—Y ni siquiera creas que el hijo que llevas dentro te salvará —dijo, y sus palabras me congelaron en el aire. Mis ojos se agrandaron al instante, mis piernas temblaron de una manera que no pude controlar, y por un momento, creí que mi cuerpo no respondería. Mi bebé... él sabía. —¿Sabes lo que haré con ese niño? Al igual que con Kyojuro, tu hijo será una víctima más en mi camino

Su risa fue como un eco maldito, distorsionando mi mente. Mi bebé.El miedo me paralizó por un segundo. Todo lo que había luchado por proteger, todo lo que había estado guardando en mi corazón, ahora estaba siendo amenazado por esa criatura del abismo.

—No vas a ser capaz de salvarlo, ni de salvarte a ti misma —susurró Kokushibo, mientras su espada brillaba en la penumbra, preparándose para otro golpe fatal.

El dolor se expandió en mi pecho, y por un segundo, sentí como si el peso de sus palabras me estuviera hundiendo en la oscuridad. Pero entonces, una chispa de furia creció en mi interior. No podía dejar que él ganara. No podía dejar que lo que Kyojuro, mi hermano, había defendido tan ferozmente, fuera destruido. Y mucho menos mi bebé. Mi bebé, que aún no había nacido, pero que ya era mi razón para seguir luchando.

—¡Cállate! —grité con toda la fuerza que me quedaba, mi voz rasgada por el dolor y la ira. Los recuerdos de Kyojuro, mi hermano, mi mentor, el pilar de la llama... todo eso me dio la fuerza que necesitaba para volver a concentrarme. —No dejaré que nada de lo que dices sea cierto. ¡No voy a permitir que lo toques!

Y aunque las palabras de Kokushibo me habían dejado marcada, no iba a rendirme. No podía, no cuando estaba tan cerca de proteger lo que más amaba en este mundo. El fuego de la respiración de la llama volvió a arder en mi interior, impulsado por mi determinación. A pesar del miedo y la confusión, iba a seguir luchando, hasta el último aliento.

Mi espada brilló con una intensidad renovada, y sin dudarlo, me lancé hacia él, con todo lo que tenía.

La batalla se había alargado más de lo que imaginaba, y aunque mi determinación seguía siendo firme, el peso de mi embarazo comenzaba a hacer mella en mi cuerpo. Mi respiración era entrecortada, mis movimientos más lentos, y cada golpe que recibía de Kokushibo sentía como si me desgastara aún más. El esfuerzo de mantener la respiración de la llama, de luchar con todo lo que tenía, me estaba costando más de lo que había anticipado.