𝑳𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒆 𝒍𝒂 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅 [𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 #1 - 𝑮𝑰𝒀𝑼]

CAPITULO 48

Finalmente, después de tanto tiempo de descanso, rehabilitación y entrenamiento con Giyu, me sentía completamente recuperada. Mis heridas físicas ya no dejaban rastro, y aunque mi mente seguía lidiando con las secuelas de la visión de Kyojuro, había algo en mi interior que me decía que debía seguir adelante. Giyu había partido en una misión hace unos días, dejándome en la mansión para descansar mientras él cumplía con sus deberes como Pilar del Agua. Aunque su ausencia me resultaba extraña, comprendía la importancia de sus misiones y respetaba su dedicación.

La mansión, aunque aún estaba llena de recuerdos de la lucha que había enfrentado, era un lugar que ahora me ofrecía consuelo. El aire fresco que entraba por las ventanas abiertas y el sonido de la naturaleza circundante daban una paz que me permitía concentrarme en mis pensamientos. Sin embargo, sabía que no podía quedarme tranquila mucho tiempo. Mi vida como cazadora de demonios no era algo que pudiera dejar de lado por completo.

Esa mañana, mientras me encontraba en el jardín de la mansión, respirando profundamente y observando el cielo despejado, escuché el característico sonido de mi cuervo Kasugai, el cual se posó sobre el alfeizar de la ventana. Su mensaje era claro, aunque cargado de urgencia:

"Tienes una nueva misión. Sanemi te espera."

El nombre de Sanemi Shinazugawa, el Pilar del Viento, resonó en mi mente. Sabía que las misiones que asignaba el Pilar del Viento nunca eran fáciles. Sanemi era conocido por su feroz naturaleza y su actitud imprudente, pero también por su habilidad incomparable en el campo de batalla. Sentí una mezcla de emoción y aprensión al recibir la noticia. Después de todo lo que había sucedido, aún no me sentía completamente lista para enfrentarme a un nuevo desafío. Sin embargo, era mi deber como Cazadora de Demonios.

Decidí no perder tiempo. Sabía que debía prepararme rápido. Entré a la mansión y me dirigí a mi habitación, donde mi espada, ahora restaurada y lista para el combate, descansaba sobre la mesa. Me miré en el espejo, notando el cambio en mi rostro. Aunque mi apariencia era tranquila y serena, podía ver en mis ojos una chispa de determinación. Estaba lista para enfrentar lo que viniera.

Con mi katana en mano, dejé la mansión y me dirigí hacia el punto de encuentro con Sanemi. A medida que caminaba, sentía la familiar sensación de estar al borde de algo grande, de un nuevo enfrentamiento. La misión de hoy sería diferente a las anteriores. Sabía que Sanemi no se andaba con rodeos, y si me había convocado para acompañarlo, era porque algo importante se había presentado.

El viento soplaba con fuerza mientras me adentraba en el bosque cercano, mi mente trabajando a toda velocidad para prepararme para lo que nos esperaba. Había algo en el aire que parecía presagiar que esta misión sería aún más peligrosa que las anteriores. Los demonios no se quedaban quietos, y el hecho de que Sanemi me hubiera solicitado para unirse a él indicaba que la amenaza era considerable.

Tras varios minutos de caminar, finalmente vi la figura alta de Sanemi frente a mí, de pie, con la mirada fija y una expresión implacable en su rostro. Aunque estaba acostumbrada a la actitud ruda de los pilares, la intensidad con la que Sanemi me observaba me hizo sentir que no podría haber tenido una bienvenida más... directa.

—¿Ya estás lista? —dijo sin rodeos, su tono directo y un tanto frío. Sabía que no había necesidad de más palabras. Si estaba allí, era porque Sanemi esperaba que cumpliera con la misión como una Hashira

—Estoy lista —respondí, mi voz firme, a pesar de los nervios que comenzaban a aflorar por la rapidez con la que había tenido que ponerme en marcha.

Sanemi asintió, sin decir nada más, y comenzó a caminar hacia el bosque, con su haori ondeando al viento y su espada descansando sobre su hombro. Me uní a él rápidamente, manteniendo la distancia adecuada, pero sin dejar de observarlo. El viento que él dominaba parecía rodearlo, como si estuviera en su elemento, completamente cómodo en su rol de líder en batalla.