El sol comenzaba a asomarse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados. El aire fresco de la mañana envolvía el paisaje, mientras Sanemi y yo avanzábamos por el sendero, de regreso hacia la aldea más cercana. La batalla había terminado, y aunque el cansancio pesaba en mis músculos, algo en mi interior me decía que había logrado superar lo peor, o al menos eso esperaba.
Sanemi caminaba adelante, con su paso firme y su expresión estoica, como si no hubiera notado lo cansada que yo estaba. Aunque habíamos tenido nuestras diferencias, el silencio entre nosotros en ese momento no se sentía tan incómodo. Había una especie de respeto tácito entre los dos, un entendimiento de que, a pesar de todo, habíamos logrado salir victoriosos.
—No me esperaba que terminaras el combate tan bien. —Sanemi rompió el silencio de repente, su tono casi neutral, pero con un ligero matiz de reconocimiento. —Pensé que te costaría más.
Sonreí un poco, aunque la fatiga me impedía hacerlo con mucho entusiasmo.
—¿Crees que no soy capaz de luchar? —respondí con un toque de humor, a pesar de mi agotamiento.
Sanemi frunció ligeramente el ceño, pero se detuvo por un momento y me miró por encima del hombro.
—No. Solo pensaba que... bueno, no te he visto mucho últimamente, con todas las misiones que has tenido. —Su tono se suavizó un poco. —Lo que quiero decir es que me alegra que no hayas caído. Es bueno ver que no te rindes fácilmente.
El leve elogio me hizo sentir un poco mejor, aunque sabía que Sanemi no era de mostrar muchos sentimientos. De todas formas, apreciaba sus palabras.
Pero justo cuando estaba a punto de decir algo más, sentí una extraña sensación en el estómago. Era como si una ola de mareo me hubiera golpeado de repente. Me detuve en seco, poniendo una mano sobre mi cabeza, tratando de mantener el equilibrio.
—¿Estás bien? —Sanemi se giró rápidamente, su mirada alerta y fija en mí.
Intenté disimular el malestar, sacudiendo la cabeza, pero la sensación de mareo no desaparecía.
—Solo un poco cansada... —dije, aunque mi voz no sonaba tan convincente como esperaba. —No te preocupes. Probablemente es solo el esfuerzo de la batalla.
Sanemi no pareció convencido. Dio un paso hacia mí, su mirada entrecerrada, pero esta vez no dijo nada. Simplemente observó con atención. Sabía que no era tonto y que me conocía lo suficiente como para darse cuenta de que algo no estaba bien.
—Eso no parece solo cansancio. -Dijo, su tono serio. —Te ves pálida. ¿Segura que no necesitas descansar?
La preocupación era evidente en su voz, a pesar de que Sanemi rara vez lo mostraba. Intenté ignorarlo, forzándome a caminar de nuevo, pero me sentía aún más débil. Cada paso que daba parecía más pesado que el anterior. El mareo se intensificaba, y no podía negar que mi cuerpo ya había estado al límite durante la pelea.
—No, de verdad, estoy bien. Es solo... un poco de fatiga. —Respondí, tratando de mantener la compostura.
Pero antes de que pudiera dar otro paso, las piernas me fallaron. El suelo se acercó rápidamente, y aunque intenté aferrarme a algo, no pude evitar caer hacia adelante.
—¡Hey! —Sanemi reaccionó rápidamente, saltando hacia mí y sujetándome por los hombros antes de que pudiera golpearse contra el suelo. —Te dije que algo no estaba bien.
Con una expresión preocupada, me sostuvo firme, asegurándose de que no cayera. Yo, sin fuerzas, me dejé caer en su brazo, respirando con dificultad.
—Sanemi... —musité débilmente, apenas siendo capaz de mantenerme despierta.
ESTÁS LEYENDO
𝑳𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒆 𝒍𝒂 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅 [𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 #1 - 𝑮𝑰𝒀𝑼]
CasualeUn joven frío y reservado, marcado por la pérdida de su familia y el sacrificio de su mejor amigo, vive aislado del mundo, incapaz de expresar sus emociones. Su vida cambia cuando conoce a una chica llena de carisma y belleza, quien lo recuerda de u...
![𝑳𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒆 𝒍𝒂 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅 [𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 #1 - 𝑮𝑰𝒀𝑼]](https://img.wattpad.com/cover/380634200-64-k751033.jpg)