El tiempo pasó, y aunque la tristeza seguía presente, las rutinas comenzaron a tomar su curso nuevamente. Los días se alargaban y las noches parecían más quietas, como si el mundo estuviera en pausa por el vacío que había dejado Kyojuro. Sin embargo, el dolor se había vuelto algo más manejable, aunque nunca del todo ausente.
Una tarde, mientras me encontraba en el jardín de mi casa, repasando los recuerdos que aún ardían en mi mente, escuché una ligera pisada sobre el camino de piedra. Levanté la mirada y vi a Tanjiro acercándose, su expresión siempre tan cálida y sincera, aunque hoy llevaba una sombra de tristeza en sus ojos. Algo me dijo que venía con algo importante que decir.
—Hola —dijo con una sonrisa que intentaba disimular su preocupación-. ¿Cómo estás?
—Lo intento —respondí con suavidad, inclinando la cabeza hacia abajo. Era la verdad, pero no estaba del todo segura de si la respuesta era suficiente.
Tanjiro se quedó en silencio un momento, como si dudara sobre cómo abordar el tema que parecía estar pesando sobre su mente. Finalmente, dio un paso más hacia mí y se sentó a mi lado, sin presionar.
—Quería hablar contigo sobre lo que pasó en el Tren Infinito —dijo, su voz seria pero con una calidez que me hizo mirar directamente a sus ojos-. Sobre Kyojuro...
Suspiré, sintiendo que mi pecho se apretaba una vez más, pero asentí, indicándole que podía continuar.
—Kyojuro luchó hasta el último aliento —continuó Tanjiro, su tono lleno de respeto—. Yo... yo nunca había visto a alguien como él. Su coraje, su pasión, su voluntad de proteger a todos, incluso cuando ya no le quedaba fuerza. Fue increíble.
Mi respiración se detuvo por un momento al escuchar esas palabras. Recordé cómo había sido su último momento, cómo Kyojuro había peleado con todo lo que tenía para salvarnos a todos, sin importarle su propia vida.
—Lo sé —respondí con voz quebrada, mi mirada baja, pero la verdad me quemaba dentro. Era difícil hablar de Kyojuro sin que el dolor me ahogara-. Él nunca se rindió. Incluso cuando la pelea era perdida, seguía luchando. No se preocupaba por su propio final, solo por los demás...
Tanjiro asintió con firmeza, sus ojos brillando con esa misma admiración que yo sentía.
—Lo hizo porque su corazón era inmenso —dijo, sus palabras llenas de sinceridad—. No solo luchaba por cumplir con su deber como Hashira, sino por las personas que amaba. Yo... yo no sé si habría sido capaz de hacer lo mismo en su lugar.
Me quedé en silencio, las palabras de Tanjiro resonando en mi mente. Sentí una mezcla de orgullo y tristeza. Kyojuro era más que un guerrero; era un ejemplo de sacrificio y valentía. La forma en que luchó hasta el final no solo lo hizo grande, sino que dejó una marca en todos los que lo conocieron. Y eso, aunque doloroso, era lo que me quedaba de él.
—Sé que su muerte dejó un vacío —dijo Tanjiro, con una suave sonrisa que trataba de transmitir esperanza—, pero Kyojuro vive en cada uno de nosotros. En la forma en que luchamos, en lo que defendemos. Él te dejó algo que nunca podrás perder: su luz.
Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero esta vez, no las detuve. De alguna manera, sentí que esas palabras me daban algo que podía aferrarme. La luz de Kyojuro no se apagó con su muerte. Seguía ardiendo en mí, en todos los que lo amaron.
—Gracias, Tanjiro —susurré, sin poder articular mucho más. Sentía que no podía expresar todo lo que esa conversación significaba para mí.
Tanjiro sonrió con gentileza, como si entendiera que las palabras no siempre eran suficientes. Y aunque él no lo dijera, yo sabía que en su corazón también cargaba el peso de lo que Kyojuro había dejado.
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𝑳𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒆 𝒍𝒂 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅 [𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 #1 - 𝑮𝑰𝒀𝑼]
AcakUn joven frío y reservado, marcado por la pérdida de su familia y el sacrificio de su mejor amigo, vive aislado del mundo, incapaz de expresar sus emociones. Su vida cambia cuando conoce a una chica llena de carisma y belleza, quien lo recuerda de u...