En el anterior capítulo os pregunté qué debía hacer Blas y, después de leer todas vuestras opiniones, llegué a una rotunda conclusión: había demasiada variedad. Como no sabía qué hacer, he intentado escribir una mezcla de todas ellas, para que todos os podáis sentir identificados en este capítulo. ¡Espero que os guste y gracias por haber participado!
-Narra Blas-
Estaba realmente asustado. No sabía como iba a reaccionar, así que lo más fácil sería mentirle.
Blas: Ehhh... genial. Solo quedamos para hablar de los nuevos conciertos de la gira. Nada más... -intenté sonar lo más convincente cosible, pero sabía que no lo estaba logrando y que ella ya me había descubierto.
María: ¿En serio? ¿Y para eso te llamó Magi quinientas veces? ¡Si hasta a mí me suplicó que te lo recordara día tras día!
Blas: Pues solo fue para eso. Además, sabes perfectamente que Magi exagera las cosas muchas veces...
¡Mierda! Lo estaba haciendo fatal. ¡¿¡Por qué se me notaba con tanta facilidad que no estaba diciendo la verdad!?! ¡No era justo en situaciones como esta!
-Narra María-
¿Por qué me daba la sensación de que Blas me estaba mintiendo? Era extraño, ya que nunca me había pasado. A lo mejor era porque Magi me estuvo recordando todos los días lo importante que era esa reunión para ello. Que podía marcar un antes y un después en el grupo.
¡Espera! Una simple charla sobre "nuevos conciertos" jamás había requerido tanta urgencia. No era algo que fuera a modificar su trayectoria musical ni nada por el estilo, al menos que fuera en uno de eses grandes teatros y estadios de Nueva York o Londres, cosa que me habría contado nada más llegar a casa. Seguro que se habría puesto a gritar y a llamar a todo el mundo como un loco.
No... Estaba claro que me estaba mintiendo aunque, ¿por qué lo hacía? ¿Tan malo e importante era lo que habían hablado?
María: Blas... -pensaba hablarle con delicadeza, pero haciéndole saber que no me creía nada de lo que había contado-. ¿Tú estás seguro de que lo que hablaste con el resto del equipo era simplemente sobre "nuevos conciertos"? Por que yo creo que no...
Blas: ¡Claro que si! ¿Por qué no confías en mí? Mira, los nuevos conciertos van a tener bailarines, acróbatas y fuegos artificiales y eso hay que prepararlo, no se consigue de un día para otro. ¿No crees que es algo importante?
María: Si tú lo dices... -seguía sin pensar que eso era lo que había sucedido porque, además de su extraña actitud, había regresado muy pronto, pero decidí no darle más vueltas al asunto.
Si no me lo quería decir, por algo sería. ¿No?
-20 minutos más tarde-
El sonido del telefonillo me despertó de golpe. Después de varias semanas sin dormir por culpa del embarazo, que alguien me molestara no me hacía mucha gracia, aunque fueran las ocho de la tarde.
Pensé que Blas iría a abrir la puerta, porque era algo que hacía el, sobre todo cuando estaba descansando, pero no lo hizo. El timbre seguía resonando por toda la casa y, conforme el tiempo de espera del invitado sorpresa aumentaba, también lo hacía el enfado a mi chico.
Se estaba empezando a comportar de una forma insoportable y eso era algo que no me gustaba nada.
Levanté el teléfono y el sonido de una voz suplicante se me clavó en el oído solo con acercarme el aparato a la cabeza.
X: Por favor, Blas, ábreme. Necesitamos aclararlo todo.
María: ¿Carlos? ¿Eres tú?
Carlos: ¡María! Déjame entrar, por favor. Tengo que hablar con Blas. Es muy importante, te lo juro.
María: Si, si. No pasa nada. Sube -le dije mientras pulsaba el botón para abrir el portal.
Esperé unos segundos y, en menos de un minuto, un fatigado Carlos salió del ascensor a toda prisa. ¿A qué venía tanta desesperación y nerviosismo?
Carlos. ¿Y Blas?
María: Ni idea - hasta ese momento, no me había percatado de que no sabía donde podía esatr.
Carlos. Seguro que no te ha contado nada de lo de hoy a la tarde en el estudio, ¡me equivoco?
¿Lo de hoy en el estudio?, pensé. Bueno... ¿para qué sorprenderse? Ya me lo había imaginado.
María: No. ¿Qué ha pasado?
En ese instante, la puerta de la habitación se abrió y, de ella, salió Blas con una cara de enfado que jamás había visto. Solo con verlo, pensé que le propinaría un puñetazo a Carlos y que lo echaría a patadas a la calle.
Blas: ¿Qué haces aquí? Sabes perfectamente que no quiero hablar ni contigo ni con el resto.
Carlos: ¡Pero compréndenos también a nosotros! ¿Cuántas veces hemos soñado con hacer ese viaje?
Me estaba empezando a perder en la conversación con tanto jaleo y, además, odiaba que Blas tratara así a Carlos, después de todo lo que él nos había ayudado.
María: ¡Basta ya! -grité con las manos en alto-. Odio que os peleéis. ¿Qué pasa, Blas?
Él se quedó en silencio de repente, sin saber qué hacer o qué decir. Miró a Carlos desafiante, matándolo con la mirada, y suspiró profundamente.
Carlos: O se lo cuentas tú, o lo hago yo. Tú decides.
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¿Puedo confiar en mi ángel de la guarda?
FanfictionUna sola persona puede salvarte del mundo invisible en el que vives. Sólo tienes que confiar en ella, aunque sea difícil, porque será tu Ángel de la Guarda...