Capítulo 32

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-Narra María-

Después de hablar durante unos diez minutos, Magí se fue a su casa, así que nos quedamos Blas y yo solos, sentados en el sofá.

Blas: Y ahora, ¿que quieres hacer? Porque todavía son las doce del mediodía...

Me encantaba volver a estar con el, sin que nadie nos molestase. Que me mirara con aquellos ojos verdes grisáceo suyos... que me sonriera transmitiéndome confianza... que me abrazara para protegerme... que me besara...

No aguanté más, así que lo agarré por la nuca con una mano mientras que con la otra lo acercaba a mi, para posar mis labios sobre los suyos.

Lo que no tenía pensado, era que fuera a esperarse tanto con ello y que, al final, acabara tumbándome en el sofá, aunque sin que el llegara a ponerse encima de mi, ya que seguía sentado.

Pero, pasado un minuto y debido, principalmente, a la falta de aire, nos separamos.

Blas: Te quiero... -dijo mirándome a los ojos, mientras me acariciaba la cabeza.

María: Y yo... -le susurré.

Nos quedamos en silencio, embobados, estudiando al milímetro cada característica facial del otro, sin parar de sonreírnos.

Blas: Oye... ahora que lo pienso... cuando estábamos en el bosque con Carlos, dijiste que nos habías elegido a nosotros. ¿A que te referías con eso?

Vale. Sabía que tarde o temprano me iba a preguntar eso, pero jamás se me habría pasado por la cabeza que fuera a ser justo en este instante.

¿Se creería la difícil situación que pasé? ¿Que se podía elegir entre la vida terrenal y el cielo después de la muerte?

María: Pues... se qué es difícil de creer pero...

Se quedó sorprendido, mirándome con curiosidad, a que yo se lo explicara.

María: Me desperté en un lugar donde todo era blanco, como si estuviera flotando sobre las nubes... A un lado había una luz y... al otro... estabas tu... -todavía me dolía recordar aquel momento porque, sinceramente, lo había pasado muy mal.

Si darme cuenta, pequeñas lágrimas resbalaron por mis mejillas, cosa que Blas borró con sus dedos.

María: La luz significaba la felicidad... y tu... su búsqueda, ganándomela por misma...

Blas: Y... me elegiste a mi... -dijo antes de besarme.

María: Si... Además...

Pare de hablar, para pensar la información que iba a decir.

Blas: ¿Que pasó? -me dijo, un poco preocupado, la verdad.

María: Pues... que en ese momento... recordé una de las canciones de Auryn... que decía algo así como "preferiré morir contigo que ir al cielo"... Creo que se llamaba "Cuando se que estás dormida"... -dije tímidamente.

Me miró, ahora sorprendido.

Blas: ¿En serio? Que valiente eres... por eso te quiero tanto...

Y volvió a juntar sus labios con los míos.

¿Puedo confiar en mi ángel de la guarda?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora