Capítulo 16

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-Narra Dani-

Ahora, era nuestro turno.

Necesitábamos armas, y David  y yo pensábamos conseguirlas. Esta noche.

El sol empezaba a caer por el cielo de Madrid,  y pronto saldría la luna.

La verdad, estaba muy nervioso, pero tenía que hacerlo, por María, y también por Blas.

El no se merecía todo lo que estaba sufriendo, así que pensaba ayudarlo, costase lo que me costase.

La había  protegido todo el tiempo que le había sido posible, y jamás se había quejado de alguno de los atraques que ella había tenido. Es más, parecía que la entendía.

Estaba claro, eran dos almas gemelas, y no se merecerían por nada del mundo estar separadas porque, tal y como habían dicho ya muchas veces, uno era el ángel de la guarda del otro.    

David: ¿Vamos? -me preguntó, tras mi espalda.

Si. Me había quedado embobado, mirando a través de los cristales del salón de Blas, como comenzaba a brillar la  luna.

Dani: Ehhh... Si

Cogimos el dinero, y nos fuimos.

Antes de esto, los chicos nos desearon buena suerte, a excepción del gran perjudicado en esta historia, que no paraba de darnos las gracias a cada segundo que pasaba.

Empezamos a caminar sin prisa por las calles, y también sin rumbo.

Eran las once de la noche, así que todo estaba desierto, e incluso hacía una ventisca, que no era propia del mes de mayo.

Si. Entre empezar a preparar los planes del rescate y descifrar nuevas pistas sobre la extraña desaparición de María y aquel internado en el que se encontraba, ya habían pasado tres meses.

Tres meses sin ella que, cada día, se nos hacían más difíciles a todos.

De repente, David frenó en seco.

Dani: ¿Que pasa?

David: Estamos dando vueltas sin sentido. Mejor nos pensamos un sitio al que ir y seguimos una ruta fija, ¿no crees?

Dani: Si... Quizás tengas razón...

Empecé a pensar en nuestro plan: desde luego, no podíamos adquirir armas de forma legal, ya que carecíamos de los permisos necesarios, así que teníamos que meternos en un lugar donde la mafia y el contrabando estuvieran presentes.

Esto iba a ser muy complicado...

Dani: ¿Conoces algún sitio donde los podamos encontrar? -le pregunté, después de pensar durante varios minutos.

David: Ni idea pero... a lo mejor  por el casco antiguo... encontramos un bar clandestino...

Dani: Pues vamos entonces...

De nuevo, volvimos a cambiar la ruta.

Por este nuevo camino, todo resultaba más tétrico, ya que apenas había luces.

De repente, escuchamos unas carcajadas en un pequeño bar escondido tras un callejón sin salida.

Ambos lo miramos con curiosidad.

David: ¿Entramos?

Dani: Si... Y que sea lo que Dios quiera...

Ahora  ya  no era miedo lo que sentía, sino pánico y terror.

¿Que nos encontraríamos allí dentro?



¿Puedo confiar en mi ángel de la guarda?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora