Capítulo 13

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-Narra Antía-

Antía: Y... ¿¡¿Por qué tienen moratones en las piernas?!?

Si. Sabía que no podía responderme a esa pregunta o que, si lo hacía, me estaría mintiendo, aunque seso me daba igual.

Necesitaba saber hasta qué punto podía llegar su maldad.

Alumna 1: ¡Responde a ver si te atreves! ¡Cuentales la verdad! Jajaja -le gritó una chica de pelo rizo, que estaba sentada al fondo.

El resto de alumnas se unió a sus risas, mientras la profesora  las fulminaba con la mirada.

Directora: ¡Lucía! Después de clase esperame en mi despacho. Voy a hablar contigo muy seriamente...

Así que  esa chica se llamaba Lucía... Pues no era ella quién me interesaba...

Profesora: Los moratones son debidos a una nueva planta que estamos cultivando en los alrededores del internado. Son reacciones alérgicas a ellas, nada grave... -me explicó.

"Si, si... Ya, ya... Eso no te lo crees ni tú", pensé.

Alumna 2: ¡Esa fue buena, profe! Jajaja -está vez, era una chica muy rubia que había sentada en el centro de la clase.

Una vez más, se escucharon las risas por parte de sus compañeras.

Miré a Salva.

Él estaba encantado con esta situación, y seguro que ya le había echado el ojo a alguna, por que había puesto una de sus mejores sonrisas.

Otra pregunta más.

Antía: ¿Me podría decir sus nombres? -necesitaba saber cual de todas ellas era la famosa chica.

Directora: ¡Claro! Se llaman Sara, Cristina, Julia, Rocío, Elena, Sofía, Carmen, Lucía, Eva, Sandra, Adriana, Carlota, Susana, Natalia, Alba, Nerea, Lara, Noelia y Olivia -me dijo, señalandolas de una en una.

Un momento... ¡Olivia! Si. Esa era la chica a la que le tenía que entregar la carta.

María siempre nos había hablado de ella, diciendo que era la única en la que se podía "confiar".

Le di un pequeño empujoncito a Salva. Ahora  le tocaba a él.

Salva: Y... ¿podríamos acercarnos a las ventanas de la clase? Me gustaría contemplar el paisaje.

Una buena estrategia... Seguro que no desconfiaban de nosotros. Así podría entregarle el mensaje a Olivia sin levantar sospechas.

Directora: ¡Por supuesto!

Empezamos a caminar entre los pupitres y, sin que se dieran cuentan (ya que la profesora también nos estaba acompañando), saqué la carta del bolsillo de mi chaqueta y se la coloqué sobre la mesa.

La verdad, me gustaría haber visto su cara, pero no podía permitirme este lujo, ya que nos podría descubrir.

Ahora, sólo rezaba para que  respondiera a nuestro mensaje.

-Narra Olivia-

Si. Aquellos chicos me caían bien.

Podía parecer extraño, aunque tenía la extraña sensación de que ellos estaban allí para cumplir una misión.

Cuando pasaron a mi lado, la chica me colocó un papel sobre la mesa.

Me entró una curiosidad horrible, así que no pensé ni un segundo para cogerlo.

Lo desdoblé, y lo leí. Estaba escrito a mano.

"No tengas miedo de nosotros. Ni tu, ni tus compañeras.

Estamos aquí para salvaros pero para eso, necesitamos tu ayuda.

Somos amigos de una chica que ha estudiado aquí. Se llama María. ¿Sabes que ha pasado con ella desde que la han vuelto a traer?

¿Podrías hacernos unos planos de los dos edificios?

En dos días, vendremos a buscarlos a las 12 en el portal del internado.

El rescate está muy cerca... "

¡Por fin! ¡Por fin se había cumplido mi sueño! ¡Por fin saldría de aquí!

No dudé en responderle, sin pensar de sonreír.

"La verdad, no la he vuelto a ver desde que regresaron con ella hace dos meses, pero no me cabe duda de que la tienen encerrada en el laboratorio.

Por los mapas, no hay problema. Os los haré encantada.

Gracias de corazón. Llevamos mucho tiempo esperando este momento."

Justo paré de escribir, cuando ellos  volvieron a pasar a mi lado.

La chica llevaba la mano detrás de la espalda, así que le pusé el papel en ella sin que nadie se diera cuenta.

Por suerte la profesora y la directora iban delante de ellos y, por supuesto, no se enteraron de nada.

Pronto se acabaría todo...

¿Puedo confiar en mi ángel de la guarda?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora