-Narra Blas-
Si Carlos se había puesto así, con el resto no iba a ser diferente.
Después de que Carlos hablara un poco con María,el empezó a analizar la situación...
Carlos: A ver... estoy en medio de un bosque, velando por un cadáver, cuando este "resucita", y su novio me hace creer que es un ángel...
Nos quedamos mirándolo, mientras el deliraba consigo mismo...
Carlos: Son las cuatro de la mañana del 23 de noviembre, estoy sin cobertura, perdido, y al lado de dos locos... Esto es increíble... ¡Me encanta!
Nos echamos a reír y, para mi sorpresa, ella también lo hizo.
Su risa era cantarina, como si alguien estuviera tomando pequeñas campanillas, divertida... era perfecta.
Le acaricié las mejillas, ahora sonrosadas, y ella me miró con curiosidad, sin perder la sonrisa.
Sin duda, este "renacer" la había cambiado. A mejor.
Confiaba en nosotros, se reía, no mostraba miedo... Era fantástica.
Carlos: Necesito comida...
Se levantó y sacó de la mochila de acampada dos tabletas de chocolate, que pronto empezó a comer como si le fuera la vida en ello, pero se fijó en nosotros.
Carlos: ¿Queréis? -dijo con la boca llena, mientras nos ofrecía el otro paquete.
Yo cogí un trozo y... ella también lo hizo.
Me quedé boquiabierto, mirándola.
Blas: ¿¡¿Has visto lo que has hecho?!? -le dije, perplejo.
María: ¿Hice algo malo? -me preguntó, preocupada.
Blas: ¡No! ¡Claro que no! ¡Al contrario! No te quedaste observándome a que te diera una señal, como hacías antes...
María: Es que estuve atenta a tus "clases de protocolo"...
Era una nueva María. No me cabía la menor duda.
Al final, nos comimos todas las reservas de comida que quedaban y, cuando nos quedamos satisfechos, nos volvimos a dormir.
El motor de un coche nos despertó, allá por las diez de la mañana.
Sabían que venían a buscarnos, así que no abrí los ojos, y Carlos y María tampoco, para darles una sorpresa.
Unos pasos se acercaron a nosotros, y se quedaron a cinco metros de distancia.
David: Pobre Blas... -dijo apenado.
Álvaro: De esto no se va a recuperar jamás...
Era el momento.
Blas: Ahora... -le susurré al oído de María, sin que ellos se dieran cuenta.
María: ¡Hola chicos! -les saludó, divertida.
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¿Puedo confiar en mi ángel de la guarda?
FanficUna sola persona puede salvarte del mundo invisible en el que vives. Sólo tienes que confiar en ella, aunque sea difícil, porque será tu Ángel de la Guarda...