-Narra Dani-
Habían pasado dos semanas desde el intento de suicidio de Blas y, desde ese día, volvimos a cambiar todo nuestro nuevo "estilo de vida".
Nos entrenabamos cada día, para empezar nuestro plan de rescate que, desde luego, no iba a ser tarea fácil.
Después de mucho hablarlo y pensarlo, decidimos que la mejor forma de empezar nuestra búsqueda tendría que ser mediante las cámaras des seguridad del recinto donde María había desaparecido.
Nos habían dicho que sin un papel autorizado por la policía no se podía abrir esa sala pero, sino era por la buenas, lo haríamos por la sala, o sea, colandonos en ella de noche.
Y hoy era ese día. El día uno. El día del comienzo de nuestra aventura.
Habíamos decidido que los que se cobrarían por una de las ventanas del recinto íbamos a ser David y yo, ya que éramos los que más en forma estábamos de los cinco. Mientras tanto, Carlos, Álvaro y Blas se quedarían afuera esperando.
Para el último, iba a ser lo mejor.
Álvaro: Tened cuidado, por favor... -suplicó, entre la oscuridad de la noche madrileña.
Carlos: Suerte chicos. Podemos conseguirlo
David: Podemos no. ¡Vamos a conseguirlo!
Dani: Eso -había que intentar ser positivos.
Después de darnos un abrazo de grupo, los ayudamos a meterse por aquella estrecha ventana.
De este reto nadie sabía nada, y eso nos iba a facilitar mucho las cosas, por ahora.
David: ¿Donde estamos? -dijo encendiendo su linterna.
Dani: No lo sé. Pero primero vigila si hay cámaras.
El moreno miró hacía ambos lados del techo, observando todo con curiosidad.
David: Ni una.
Dani: Vale... Pueda ahora... vamos a donde está el despacho del director del recinto. No creo que estean muy lejos de allí...
Volvimos a adentrarnos por los oscuros pasillos de aquel edificio.
En verdad, tenía un miedo y un pánico horrible: durante los conciertos que habíamos tenidos allí, en ninguno me había dado cuenta de lo tétrico que se podía hacer esto de noche.
Pero no podía permitir que el terror me llevara con el. Lo hacía por una buena causa: por salvar a una vida son culpa de nada y, también, por salvar a mi hermano que, sin ser de sangre, ya lo consideraba una parte muy especial para mi.
Si. La encontraríamos y, como había dicho Carlos, removeriamos cielo y tierra si hiciera falta para buscarla.
En ese momento, la voz de David me sacó de mis pensamientos:
David: Ya hemos llegado. ¿Entramos?. La puerta no está cerrada con llave... -dijo mientras movía el pomo.
Dani: Venga, va...
Nos adentramos en aquella habitación sigilosamente y, tras varios minutos buscando por todos los muebles del habitáculo, encontramos un mapa del recinto.
Efectivamente, la sala de cámaras se encontraba dos pasillos más a la derecha del que estábamos.
David: Vamos. No hay tiempo que perder...
Dani: Y cogemos el mapa, por si acaso... - lo enrollé delicadamente, y salimos corriendo de allí.
En pocos segundos, ya os encontrábamos delante de la puerta.
Entramos despacio, y descubrimos cientos, o quizás miles, de cintas de video puestas delicadamente sobre altas estanterías.
Me quedé atónito. Esto nos iba a llevar muchísimo tiempo.
David: Tranquilo. Están ordenados por fecha y además la tienen inscrita sobre los laterales. Será fácil.
Dani: Menos mal... -suspiré aliviado.
David: El concierto fue el ocho de febrero, y las cintas están puestas de forma que las más actuales están sobre las partes de abajo de las estanterías. Busquemos...
Empecé a observar con curiosidad todas aquellas fechas: 3 de enero, 11, 17, 22, 26, 28, 30, 2 de febrero, 6...¡8!
Dani: ¡Aquí está!. ¡La he encontrado!
Mi compañero la cogió rápido, y la metió en una de los cuatro ordenadores que había allí.
Dani: Busca la cámara del pasillo de los baños -le ordené.
Empezó a teclear y clicar sobe la pantalla con maestría, cosa que me dejó sorprendido. ¿Desde cuando David sabía tanto de informática?
David: Ya está.
Esperamos impacientes a que María apareciera sobre el cristal y, tras varios minutos, allí estaba ella.
Dani: Espera a que salga del baño... -y así lo hizo.
En pocos segundos, la puerta se abrió.
Salió ella y, tras este acto, un hombre la inmovilizó por detrás.
Dani: ¡Dale a "pause"! -le grité.
Nos quedamos observando a aquella extraña persona.
David: ¿La reconoces?
Dani: No... ¡Enviale una foto a Blas!
David me obedeció. Cogió su IPhone, y fotografió la pantalla.
En pocos segundos, Blas lo tendría sobre su móvil.
-Narra Blas-
Eataba impaciente. Necesita noticias de los chicos pronto.
Mientras tanto, Carlos y Álvaro hablaban entre ellos animadamente. Los miré.
Álvaro: Blas, ¿tienes frío? Si quieres, podemos irnos para casa... -me dijo.
Blas: No. Quiero esperar...
Pasaban los minutos y, sin señales de vida, comencé a ponerme nervioso.
Pasados 40 minutos, recibí un mensaje de David.
Era una imagen, y venía acompañada de un texto: "este es el tipo que la secuestró, ¿lo conoces?"
Lo observé con detenimiento: calvo, fuerte, de unos 50 años... ¡el hombre que nos había perseguido aquella noche!
Le respondí inmediatamente con un "sí".
Blas: Son ellos... -susurré.
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¿Puedo confiar en mi ángel de la guarda?
FanfictionUna sola persona puede salvarte del mundo invisible en el que vives. Sólo tienes que confiar en ella, aunque sea difícil, porque será tu Ángel de la Guarda...