Capítulo 42

1.4K 95 8
                                    

-Narra María-

Creo que, en el momento en el que todos comenzamos a ver a Blas, este se puso muy nervioso.

Blas: ¿Por qué me miráis así? -dijo soltando una risita.

Dani: ¿Y tu regalo?

El se quedó en silencio, sin decir nada.

Eso significaba que no se había acordado de mi, aunque me parecía raro. Sobre todo, porque los chicos se contaban todo, y seguro que lo habrían mencionado alguna vez.

Blas: Mi regalo es privado. Lo siento, pero no os enterareis de lo que le voy a  regalar al menos que ella lo diga...

La verdad, en ese momento, sentí un poco de miedo, pero me puso muy feliz que no me hubiera defraudado y se hubiera acordado de mi cumpleaños.

Carlos: Eso ha sonado muy mal... jajaja

Dani: Cierto

Álvaro: Hablando de cosas mal pensadas... Hay otro regalo -dijo riéndose, a lo que los otros le siguieron.

David: Toma, toma -y me tendió una pequeña bolsa, donde dentro había una caja.

La cogí un poco con miedo.

María: La... ¿abro?

David: Claro, claro -dijo otra vez, riéndose.

Destapé aquel regalo con cuidado y, de allí, saqué un conjunto de lencería negra de encaje.

Mi cara debía ser un poema en esos momentos, sin duda, y la de Blas tampoco se quedaba atrás.

María: ¿Y esto? -dije levantando el sujetador por las asas.

Los chicos sólo se limitaban a reírse.

Magi: Mira que sois malos ehhh jajaja

Carlos: Pero tiene una explicación

Charo: Pues ya puede ser buena

Antía: La verdad, no le veo gracia

Álvaro: A ver, yo la cuento

Dani: Venga, ¡va!

Álvaro: Un día estábamos hablando de secretos privados entes nosotros, ¿vale? -me limité a asentir con cabeza-. Pues Blas dijo que a él le gustaría que su futura chica le sorprendiese con lencería negra, por que a él le encantaba. Entonces creímos que este era el mejor  momento para entregarte el paquete

Blas: O sea, ¿¡¿que ya lo habíais comprado antes?!?

Dani: Al día siguiente de que dijeses eso para ser más exactos. ¡Y hoy por  fin es el día de la entrega! Jajaja

Antía: Yo flipo jajaja

David: Esperamos que lo disfrutéis -dijo sin parar de contener la risa.

Dani: Si al final les gusta y todo, lo que pasa es no lo quieren decir...

Blas: Iros de aquí antes de que os mate -dijo en broma.

Carlos: Claro, claro. Aunque algún día nos lo agradecerás...

Se fueron despidiendo lentamente uno a uno, mientras me prometían que volverían a la tarde con más energía.

Al fin, nos quedamos Blas y yo solos.

Blas: Dejalos. Cuando se ponen tontos hay que dejarlos... -dijo abrazandome con delicadeza.

María: Pueda a mi me ha gustado.  Ahora ya sé más cosas de ti

Me miró con curiosidad.

Blas: ¿¡¿Te lo podrás?!?

María: Por ti haría lo que sea -dije antes de besarlo.

Blas: Al igual que yo por ti, pero ahora sólo quiero darte mi regalo... -dijo sacando una carta de su chaqueta.

Me quedé un poco sorprendida.

María: ¿Es para mi?

El asintió con la cabeza.

Blas: La escribí un día antes de que te secuestraran -dijo mientras las lágrimas empezaban a correr por sus mejillas-. Tenía pensado dartela en el concierto, delante de todo el público, para que ellos se dieran cuenta de lo que es el verdadero amor pero... no fue así... -y hundió la cabeza en mi cuello, abrazandome de nuevo.

María: Pero ahora ya he vuelto. Vuelvo a estar contigo, como antes, ¿vale?- dije acariciandole el pelo.

Blas se volvió a separa de mi, y me miró fijamente a los ojos.

Blas: Además estos días la he continuado. No sé si este es un buen regalo, pero quiero que sepas de que nadie ha amado tanto como yo te quiero a ti. Cuando te veo, me sin  atado a tu cuerpo con miles de cuerdas invisibles, que me ruegan que no me separe de ti jamás. Y no lo voy a hacer... Nunca...

Abrí el sobre despacio  y de allí saqué un papel, escrito de puño y letra por él.

Blas: Leelo en alto si quieres. Incluso puedes gritarlo mientras lo haces. Quiero que todo el mundo sepa que estoy enamorado de ti...

¿Puedo confiar en mi ángel de la guarda?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora