Capítulo 29

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-Narra Blas-

Era... Mi madre...

Me pensé unos segundos si cogerselo o no aunque, al final, decidí contestarle, lo más calmado posible.

Blas: Hola mamá... -intente sonar lo más animado posible, pero fracasé en el intento.

María Jesús (madre de Blas): ¡Blas! Hijo, ¿¡¿que ha pasado?!? ¡Estás saliendo en la tele! ¿¡¿Que es eso de un internado en el que violaban a las chicas?!?

Cogí aire y, todos los recuerdos que aquella doctora había alejado de mi mente durante unos minutos, volvieron a aparacer sin previo aviso por allí.

Blas: Mamá... tengo miedo... -sollocé.

Las lágrimas también acabaron haciendo acto de presencia por mi rostro.

María Jesús: ¿¡¿Pero que ha pasado?!? ¿¡¿Quienes son esas chicas?!?

Blas: Por favor... Para... No quiero hablar ahora del tema...

María Jesús: No llores cariño... ¿quieres que vaya a Madrid? ¡Cogote ahora un avión sii hace falta! Sabes que no me importa...

Blas: No... Por ahora no... Te llamo más tarde y te lo cuento todo... ¿vale?

La verdad, no quería hablar con nadie. No me sentía con fuerzas.

María Jesús: Bueno... vale... Tu estate tranquilo... No te preocupes por nada...

Blas: Tu no conoces la historia... No puedo calmarme...

María Jesús: ¡Ni se te ocurra hacer una locura!

Blas: Vale... y le colgué.

Fui de nuevo hacia la sala de espera donde, ahora, también están con David el resto de Auryn, con Antía, Charo y Magí.

Todos corrieron a abrazarme.

Dani: Tranquilo... María pronto se pondrá bien...

Blas: ¿Como lo sabéis? -me extraño un poco que dijera eso ya que, esta madrugada, ellos temían por su vida.

Magí: Ha venido la doctora y nos lo ha contado todo. Ahora solo tienes que esperar unos días...

Blas: Chicos... tengo miedo...

Antía: ¿Por qué?

Blas: ¿Y si no recuerda nada? ¿Y si se olvida de mi?

Álvaro: Has hecho mucho por ella. No creo que lo haga...

Blas: Hay un 96% de probabilidades...

Charo: Las matemáticas también fallan muchas veces. No puedes dejarte vencer por unos simples números...

Blas: Tiene que ocurrir un milagro para que esto no se haga realidad...

Carlos: Los ángeles hacen milagros...

Nos quedamos en silencio, y me senté en una de las sillas de la sala.

Me tapé la cara con las manos.

Blas: Bufff... -resoplé-. Esto es muy difícil...

Magí se sentó a mi lado.

Magí: La esperanza es lo último que debe perderse... Tu lo deberías tener más claro todavía...

Blas: Estoy harto de todo esto... Por culpa de una hija de puta ella está así... ¿¡¿Que le hizo ella?!? ¡Podríamos haber sido felices! ¡Ahora ella por fin había comenzado a serlo!

David: Blas... Quizá este es el momento de decirte una cosa...

¿Puedo confiar en mi ángel de la guarda?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora